Expropiación versus Propiedad Privada
Fundación
ATLAS
Las entidades y
personas abajo firmantes manifiestan su absoluto rechazo a la intervención y
eventual expropiación de la firma Vicentín S.A.I.C. en los términos planteados
en el DNU 522/2020.
El
objetivo enunciado de contar con una empresa testigo en el sector más
competitivo de la economía argentina solo puede ser entendido como la búsqueda
de una herramienta, por parte del estado nacional, destinada a distorsionar el
funcionamiento del mercado agroalimentario con el fin de someter a sus
participantes a los dictados del poder ejecutivo.
El
concepto de soberanía alimentaria solo puede ser comprendido como la capacidad
efectiva del estado de forzar a los distintos actores del sector a aceptar
decisiones arbitrarias del poder político contrarias a sus intereses.
El
futuro que propone el DNU se llama coacción y está claramente enunciado.
La concreción de
los objetivos enunciados va mucho más allá de una mala asignación de recursos
económicos y sus víctimas serán muchas más que los productores agrícolas y
empresas agroindustriales, acreedores o no, que habitualmente comercian con
Vicentín.
La
irrupción discrecional del poder ejecutivo en la empresa sin otro fundamento
legal y racional que la voluntad
política del Presidente es una gravísima lesión al estado de derecho que regula
nuestros deberes y derechos.
Su
éxito es nuestro desamparo frente al poder estatal de turno y esa desprotección
hace irrisoria la pretensión de libertad de todos los argentinos que, una vez
más, quedaremos expuestos al poder avasallador del gobierno nacional.
Nadie
debe engañarse, el objetivo final del DNU es imponer la voluntad del poder
estatal a miembros de nuestra sociedad que son percibidos como desafectos para
modificar su conducta.
Si
la operación resulta exitosa será replicada ya que los sectores a disciplinar
exceden en mucho al entorno de Vicentín.
En nuestras
decisiones de cualquier índole subyace la hipótesis que actuamos dentro de un
marco legal y político definido, ese marco limita las acciones de todos y, en
particular, de quienes son más poderosos que nosotros.
Si
se demostrara que, en realidad, no existe tal limitación para el Poder
Ejecutivo puesto que este es el árbitro último de nuestro destino, atribuyendo
premios según sus intereses, tolerando todo a sus amigos y despojando a otros
según su necesidad, a que otra
conclusión se podría arribar más que estamos en libertad condicional.
La
defensa institucional frente al abuso de poder es un Poder Judicial profesional
e independiente y, en este sentido, se valora enormemente la decisión del juez
concursal de insistir en la aplicación de la ley en la administración de la
empresa durante el concurso de acreedores.
El
ataque a la libertad individual que significa el caso Vicentín se ve además
fuertemente agravado por los medios y las circunstancias elegidas, que
ratifican, por si esto fuera necesario, que quienes conducen el gobierno
nacional entienden al estado como una propiedad particular que puede ser
administrada sin rendir cuentas a nadie.
Los
medios utilizados son recursos
inexistentes según la repetida
confesión de insolvencia que,
alegremente, se enarbola frente al
nuevo default estatal e YPF , compañía
que se pone en peligro por cuanto del DNU surge que funciona
como un mero apéndice
administrativo del ejecutivo.
Esto no obstante haberse argumentado hasta el cansancio que
la misma es un
ente con vida propia en su defensa frente a diversos juicios resultante
de la misma ineptitud prepotente que alienta el proyecto Vicentín.
Cabe
preguntarse en el caso de YPF cual será la actitud de sus órganos de dirección
y que nuevos juicios verán la luz si sus responsables no toman en cuenta que
YPF no existe para ser un soldado a sacrificar en la batalla de la soberanía
alimentaria.
Respecto
a la oportunidad, es difícil imaginar una coyuntura más inadecuada para esta
aventura que la actual.
No
sólo el país está embarcado en la reestructuración de su deuda sosteniendo como
único argumento su condición de insolvente permanente, producto del continuado
fracaso económico que pronostican los propios responsables de su gobierno, sino
que, más grave aún, vemos cómo la pandemia y su respuesta sanitaria han
pulverizado el empleo productivo y agravado la situación fiscal crónicamente
deficitaria.
Es
en ese marco temporal cuando, lejos de privilegiar la recuperación de la
confianza que permita impulsar la recuperación, se avanza en una dirección que
multiplica el riesgo y la incertidumbre.
Frente
a este panorama solo cabe el pleno ejercicio de nuestros derechos civiles como
ciudadanos, tanto en forma personal como a través de la exigencia de acción a
nuestros representantes, para que mediante actitudes firmes, claras y
constantes quede claro que no seremos
indiferentes ante los avances de quienes pretenden hacer de nuestro país un
apéndice dócil de su voluntad.
Tenemos
derecho a pensar que el lema “Vamos por todo” está plenamente
vigente, el cual, visto de la perspectiva de las víctimas, debe leerse como
“Vienen
por nuestra Libertad”.
Hagamos
nuestra parte para que no suceda.
Adhieren
al presente Manifiesto: Eduardo Daniel Monti, Silvia Occhipinti, Alberto Boix,
Alberto Flores Quiroga, María E. Carullo, Carlos Leiza,
Jorge
Malagamba, Jorge Aiello, Marta Agostini de Varela, Guillermo Varela.
Sumá tu apoyo
escribiendo a: atlas@fundacionatlas.org
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