Por Christian Sanz
Investigación
exclusiva
Luego
de rastrillan intensamente puntuales zonas de El Calafate dieron con el hombre
en la vivienda de uno de los sospechosos del crimen.
Las
primeras alarmas las había encendido la madre del propio evaporado, al
denunciar que no lo había encontrado en la casa a la que se había mudado hacía
dos días.
A
ello se sumó el hallazgo del teléfono celular de Gutiérrez en una obra de
construcción.
Quien
lo encontró fue un vecino que lo entregó a la policía.
A
su vez, los sabuesos lograron ingresar a la vivienda del otrora secretario K y
encontraron precintos, guantes de látex y prendas con manchas que presuntamente
son de sangre.
Según
pudo saber Tribuna de Periodistas, la Justicia nunca tuvo esperanza de
encontrar con vida a Gutiérrez.
Por
caso, el juez a cargo, Carlos Narvate, había admitido:
"Aún
no encontraron el cuerpo y estamos trabajando con indicios.
Obviamente
continuaremos con la búsqueda, con los rastrillajes".
Al
hablar de “cuerpo”, el funcionario judicial denotaba la certeza de la muerte.
Acto
seguido, el magistrado detuvo a cuatro personas:
Dos
personas de entre 18 y 20 años de apellido Zaeta, otro hombre de apellido
Monzón y esta mañana a uno de apellido Gómez.
Narvarte
había admitido a este portal la certeza de que tres de los demorados serían el
nexo para llegar a la verdad.
De hecho, se
analizan los eventuales nexos entre los detenidos y Gutiérrez, no solo a
través de sus propios testimonios, sino básicamente por las posibles
comunicaciones entre unos y otros a través de los teléfonos celulares.
Es que, a esta
altura, el juez tiene dos certezas:
Primero,
que no hubo intento de robo alguno —en la casa de Gutiérrez había elementos de
valor que estaban intactos—; y, segundo, que los malvivientes y el ex secretario
K se conocían de antes.
Lo
único que resta al magistrado es conocer el móvil de lo sucedido.
¿Fue
un intento de secuestro fallido o un asesinato ejecutado “in situ” y
planificado previamente?
¿Se
trató de un crimen pasional? Es la hipótesis más fuerte.
En
el rompecabezas de los investigadores aparece la idea de que Gutiérrez fue
asesinado en su domicilio, ubicado en calle Santiago Perkic, y luego trasladado
a la vivienda donde fue encontrado.
Los
sabuesos están casi seguros de que ello se hizo en la camioneta Amarok del
propio ex secretario, la cual tenía un retrovisor roto, manchas de sangre en la
caja y el interior.
Entretanto,
como en toda investigación, se intenta trazar la “línea de tiempo”:
Es
decir, todo lo que hizo Gutiérrez las horas previas a su desaparición.
La
última vez que había sido visto fue a las 19 en un supermercado de El Calafate.
Por
ello, el juez ha pedido las cámaras de video, no solo de los negocios sino
también de los vecinos.
Para
tratar de encontrar el registro del momento en que Gutiérrez habría sido
atacado.
Por
ahora, se han descartado los móviles políticos, aun cuando en las redes
sociales han florecido los mensajes que intentaban comparar el derrotero del ex
valet K con lo sucedido con Alberto Nisman.
Todas
las miradas en tal sentido apuntan a un solo lugar: Cristina Kirchner.
Sin embargo, no hay nada que relacione a la
hoy vicepresidenta con el hecho en cuestión.
¿Podrían
aparecer elementos que la comprometieran en el futuro mediato?
Tranquilamente
—y no sorprendería—, pero por ahora debe primar la mesura.
Sobre
todo por parte de la prensa.
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