Por Christian Sanz
Alberto Fernández, Impsa y la gesta que no fue: una visita que dejó sabor a nada
Llegó
tarde.
Casi
una hora después de lo previsto.
Fingiendo
que le ponía todas las ganas.
Pero
el lenguaje corporal decía todo lo contrario.
No tenía
intenciones de ponerle onda.
El
contexto tampoco ayudó: había poca militancia, las banderas no abundaban y los
cánticos menos.
Cero
peronismo.
Alberto Fernández arribó a Mendoza casi como una formalidad.
Para
avanzar en una gesta que aún no tiene nada de gesta.
Por
ahora es solo una proclama de algo que puede llegar a ser histórico.
Una
movida que puede reportar al Estado —nacional y provincial— millones y millones
de dólares.
Pero,
por ahora, nada de nada.
Entonces,
¿por qué tanto alboroto?
Es como si San Martín hubiera festejado antes de ganar cualquiera de sus batallas.
La
celebración es algo que llega mucho después, cuando todo ha culminado.
Ahora
mismo, lo único certero es que se ha hecho un gasto multimillonario para salvar
la empresa de un empresario que reconoció una docena de hechos de corrupción.
Ello
en el marco de la causa de los cuadernos de la corrupción.
Su
nombre, Enrique Pescarmona.
Con dinero con
el cual se podría haber auxiliado a miles de empresas, con muchos más
trabajadores que los que se desempeñan en Impsa.
Es como si todos los que estuvieron ahí, en Godoy Cruz, lo hubieran sabido.
Como
si se tratara de una gran simulación.
Es
como si hubieran fingido toda esa alegría para que nadie se diera cuenta del
millonario timo.
Ello
explica la ausencia de mística, banderas y cánticos.
Porque
nada había para festejar.
¿O
sí?
¿Qué
bandera peronista representa Impsa acaso?
Si algo puede rescatarse, es aquello de terminar con la grieta, en lo que coincidieron Alberto Fernández y Rodolfo Suarez, más por compromiso que por convicción.
Se
verá en las próximas semanas, cuando cualquier “chispazo” político entre Nación
y Mendoza dinamite las buenas intenciones.
Se insiste: la visita del presidente a la provincia dejó sabor a nada.
Fue
fugaz e insípida. Incómoda por momentos.
Más que “gesta”, fue apenas un “gesto”… y un gasto.
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