"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

martes, 6 de julio de 2021

POSTERGADA 18 AÑOS...

ANUNCIAN CON BOMBOS Y PLATILLOS LA APERTURA DE ZONA FRANCA,… 

PERO NO TIENEN PUERTO Y LA MERCADERÍA LLEGARÁ EN CAMIONES DESDE EL NORTE

La zona franca de Río Gallegos, ha sido y es un chupetín de campaña desde que vivía Néstor Kirchner, pero para no hablar en el plano de la “teoría”, vamos a realizar una breve síntesis de cómo, desde cuándo y por quiénes ha sido usado el tema “Zona Franca” en Santa Cruz, en cada campaña política y hoy en inminente apertura, pero vamos a ir más allá y la vamos a poner en el contexto del tiempo y el momento político que transitaba en cada circunstancia y las mentiras que se sucedieron por parte del kirchnerismo, alrededor de este tema tan sensible.

En primer lugar fue Carlos Menem quien impidió que Santa Cruz tuviera una zona franca, cuando Néstor se peleó con el ex presidente, como acostumbra a decir el kirchnerismo, en esa costumbre desarrollada por esta facción política, de que la culpa siempre la tienen los otros; ellos no son responsables ni culpables de nada.

Pero no todo es como lo dicen, ni aparenta como lo pintan.

Desde el año 2003, cuando Néstor Kirchner asumió la presidencia, el Kirchnerismo tenía todo el poder en la famosa línea “Nación-provincia-municipio”.

Sin embargo pasaron 10 años sin que se implementara la “tan ansiada zona franca”, aun cuando en cada campaña se hablara de la misma.

En el 2013 Cristina Fernández firmó el Decreto 1388/13 el cual le restituyó a la provincia de Santa Cruz, la posibilidad de tener dos zonas francas: una en Caleta Olivia, de carácter “industrial” y otra en Río Gallegos que sería “comercial”

En el mes de julio de 2013, reapareció el proyecto de “Zona Franca” en la campaña, de la mano de los candidatos Mauricio Gómez, quien era diputado provincial, el entonces senador Pablo González y el intendente Raúl Cantín, todos del FPV.

El oficialismo necesitó revivir el proyecto, porque en el 2013 avizoró la caída de votos por efecto de la corrupción y la posible pérdida de sus candidatos locales; se activaron las alertas y volvieron a desempolvar a la zona franca como el pajarito llamador del votante local.

A pesar de haber ganado las elecciones de medio tiempo, una vez asumido los candidatos, otra vez encajonaron el proyecto, hasta el año 2015 que necesitaron una vez más del mismo relato, el kirchnerismo, aún teniendo todo el poder y la mayoría en el Congreso, no movió un dedo para ponerla en servicio.

En diciembre del 2015, perdió las elecciones nacionales.

Es decir, hasta ese momento, el kirchnerismo desperdició 12 años en los cuales podría haber habilitado la zona franca, adaptado un puerto provincial y no lo hizo.

Durante los 4 años de Mauricio Macri, el proyecto quedó tabicado.

Era una obviedad pensar que si el FPV con 12 años de poder total, no les había interesado instrumentarla, la oposición política, transformada en oficialismo en ese periodo, le iba a facilitar la tarea, cuando se trataba, expresamente, de un proyecto de desarrollo comercial con exenciones impositivas y cuya decisión es meramente política.

El kirchnerismo, entonces, gritaba a los cuatro vientos que el macrismo era quien impedía el proyecto.

En el 2019, el FPV volvió al poder.

Ha pasado casi 2 años de gobierno y recién ahora se habla “en potencial” de una fecha probable de habilitación de la zona franca de Río Gallegos, que sería a partir del 1º de octubre. 

Indudablemente que la urgencia electoral vuelve a jugar un papel preponderante en el demorado y siempre anunciado proyecto.

¿Zona franca sin puerto?

Hay una cuestión muy relevante que nos hace sospechar, que el proyecto de zona franca “está atado con alambre”.

Es la única zona franca sin puerto.

Si algo caracteriza a una zona franca, es la existencia de un puerto cercano, donde la mercadería llegue y sea llevada directamente a las bodegas del predio, sin necesidad, inclusive, de pagar grandes sumas en transporte terrestre, porque ello sube el precio final de venta y es lo que, precisamente, se trata de impedir.

Santa Cruz no tiene un puerto habilitado para el amarre y descarga de buques con los insumos para venta en la zona libre de impuestos.

Esto lo pudo corroborar OPI a través de sus fuentes locales y nacionales.

El Puerto de Punta Loyola no está habilitado para el amarre y descarga de este tipo de barcos.

Es un puerto carbonero de carga de mineral.

El puerto de Punta Quilla, que en algún momento sonaba como probable, nunca fue adaptado para el amarre de buques y descargas de mercaderías de contenedores, automóviles, máquinas, etc, ni habilitado administrativamente como puerto de ingreso libre y no consta ninguna publicación al respecto.

Hasta donde tenemos entendido, la mercadería (de abrirse realmente la zona franca), llegaría en contenedores sobre camiones, al igual que los vehículos y máquinas para ser ofrecidos en venta en el predio.

Esto implicaría que todo lo que se ofrezca en la zona franca de Río Gallegos, debería llegar a otro puerto del país, pero tampoco es así.

Las fuentes consultada por OPI admitieron que la zona franca de Río Gallegos, no tiene puerto y que los insumos provendrían de Uruguay y Brasil, por ahora y no se trataría de mercadería de libre tránsito.

Esto abre una abanico de posibilidades y un mar de dudas, pues el precio que en principio debería estar libre de todo gravamen y llegar al consumidor a un precio diferenciado, tendría una carga importante en su costo inicial, debido a los gastos de transporte por tierra, desde los puntos de fronteras con los países vecinos, todos a miles de kilómetros de Santa Cruz.

La metodología implicaría que los camiones ingresaría por algún paso fronterizo del norte del país precintados por Aduana y se desprescintarían al entrar en zona franca, pero las fuentes consultadas entre empresarios locales, da cuenta que hasta el momento no ha entrado mercadería con ese destino a Río Gallegos.

Esas mismas fuentes empresarias le confiaron a OPI que la mercadería que se va a ofrecer en la zona Franca local es comprada en el exterior (Brasil, Uruguay, Paraguay, Chile, etc) a un precio igual o menos al de importación, con algún beneficio comercial y no descartaron que mucha de esa mercadería sea sacada del stock que llegue con precio diferenciado y pueda ser vendido, fuera de la zona franca, para obtener más ganancia.

“Todo esto puede pasar porque esto se hizo de apuro, sin mucho control y con gran nivel de improvisación”, aseguró la fuente.

Lo de siempre

Aquí hay dos lecturas: o el apuro vuelve a sobreponerse sobre el relato y ante la necesidad de “abrir” lo hacen “a cualquier costo” o bien la falta de un puerto abre un nuevo nicho de negocios para gente del gobierno vinculada al transporte y empresas privadas que ya tienen cerrado el negocio de acarrear mercadería entre algún punto fronterizo del norte y Río Gallegos, donde se venderán las mismas.

Dicho esto, digamos que de habilitarse la zona franca de Río Gallegos, sería la primera sin puerto, la primera donde los insumos viajarán 3 mil kilómetros por tierra a un costo exorbitante agregado por el transporte terrestre (en comparación con las que llegan por mar), para ser vendido al público de esta provincia a un precio que no es genuino y posiblemente no resulte tan barato como lo es en Punta Arenas, donde la diferencia arancelaria hace que las compras allí tengan un abaratamiento del 35% o más, en relación al mismo producto en el comercio local.

(Agencia OPI Santa Cruz)

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