El fin
Escucha
voces desde abajo.
Parece
que el doctor Gerard dice que es el 17 (él ya no le encuentra significado a los
números del calendario).
Sabe
que han llamado al doctor Jackson y hace un esfuerzo para llenar la caja de
rapé, que le agrada al médico. Entonces siente el zarpazo que sabe final.
El
tigre que lo acecha desde las fiebres de Huara esta vez lo venció.
Se
derrumba en el lecho.
Trató de calmar a Mercedes murmurando que «es la tempestad que lleva al puerto».
Se
adormece.
A
veces surgen ráfagas de su filosofía íntima o atisbos del consuelo religioso.
Pero
nada agregan a su largo silencio ante la muerte.
Nada
puede rozar su misterio.
Tiene
la majestad de ese Aconcagua que está viendo ahora nítidamente recortado sobre
el azul helado.
A las tres de la tarde siente la paz de entrar en ese calmo lugar donde intuye que no encontrará ni a su madre, ni a Remedios, ni a Sucre, ni al gran Bolívar.
No,
general Bolívar.
Tal
vez sea poco lo que hemos hecho, algunas cabalgatas heroicas… tal vez pudimos
hacer más.
Pero
ellos harán el resto y mucho más, estoy seguro.
Le
digo que América será.
Argentina
será…
“PERO DESPUÉS DE
DÉCADAS DE IDIOTEZ Y ODIO”
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