Conspiración político-militar anti peronista
Al avanzar con la candidatura de Eva, Perón ve el malestar que se produce en las filas castrenses y percibe que la conspiración político-militar de los generales Menéndez, Lonardi y Osorio Arana, que está en marcha desde tiempo atrás, se amplía.
Renunciando
Evita a su candidatura se aliviaría la tensión en los medios castrenses y los
haría menos proclives a sumarse a los partidos políticos opositores.
Un
mes después, el 28 de septiembre de 1951, estalló una revuelta militar
encabezada por el general Benjamín Menéndez para derrocar a Juan Perón e
impedir su reelección presidencial.
La
asonada fue apoyada públicamente por la mayor parte de los dirigentes políticos
de la oposición, pero, en pocas horas, el levantamiento fue derrotado.
Las
posibilidades de triunfo hubieran sido mucho mayores si se hubiese continuado
adelante con la candidatura de Evita,
En cambio, su
renunciamiento aquietó los ánimos de muchos jefes militares que prefirieron
mantenerse leales.
El
fallido levantamiento contrarrevolucionario del general Menéndez prueba que
"el renunciamiento" llevó a varios altos jefes a desistir del
complot.
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