ANÍBAL sale de YCRT y el que llegue como interventor asume la “caja negra” de corrupción e improductividad más grande del país.
YCRT hace un año
que no trabaja, se aumentó un 186% el presupuesto interanual y le agregaron
“Asueto preventivo”
Por
Rubén Lasagno
Con los cambios urdidos por el kirchnerismo en el gabinete y con los apellidos que rodeó al presidente sin poder, Alberto Fernández, el país encara una nueva pared de concreto empujando un camión sin freno, con la dirección atada con alambre y un conductor alcoholizado.
Juan Manzur (Jefe de Gabinete de Ministros) Santiago Cafiero (Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto)
Aníbal
Fernández (Ministerio de Seguridad) Julián Domínguez (Ganadería, Agricultura y
Pesca)
Jaime
Perzyck (Educación) Daniel Filmus (Ciencia y Tecnología) Juan Ross (secretario
de Comunicación y Prensa), es una selección donde los méritos no son
indispensables y es un país urgente, nada expresa que vamos a salir Del Pozo, solo muestra la Manu military de la
viuda, en un contexto de pelea interna que a nadie le importa, excepto
porque lo que viene es aún peor que lo que vimos.
La llegada de Aníbal Fernández al Ministerio de Seguridad es un oximorón como si Máximo Kirchner llegara al Ministerio de Trabajo.
El papel de
Aníbal Fernández en la Anmac (ex Renar), su vinculación con el triple crimen,
la efedrina, con las acusaciones cruzadas de los hechos de corrupción y el
antecedente de ser el mariscal de la derrota en provincia de Buenos Aires y
hasta un fracasado candidato a concejal en la costa, revive lo peor
de la década kirchnerista y hasta el
multimillonario gobernador (Manzur, el más rico de la década ganada con causas
abiertas), se hace cargo de la Jefatura de Gabinete a nivel nacional donde nada
va a cambiar, obviamente.
Pero en Santa Cruz se produce otro colapso: el candidato a asumir la Intervención de YCRT es una incógnita.
No
se sabe si viene de afuera o será un elegido de la provincia.
Hay
muchos que se proponen, pero a ninguno le llegó la unción.
Sin
embargo, la pregunta es ¿Será un premio o un calvario para quien sea nombrado
Interventor de una empresa detenida, improductiva, con gremios sublevados,
donde pocos quieren trabajar, con una conducción que cobra sueldos de lujo en
un país de pobres y con un conflicto que parte en dos a los sindicatos y gente
enojada y con poca paciencia?.
Si el que asume es un hombre del riñón K, seguramente sabrá saldar rápidamente las diferencias y arreglará todo con la billetera, rellena con los papeles que produce la maquinita en Ciccone.
Si
no es del ala K y proviene de la inmadura gestión del presidente rodeado, no
tendrá ningún futuro.
Pero
seguramente, tanto uno como otro, deberá decidir al momento de poner las manos
en los dineros sucios que se distribuyen a través de YCRT y usando a la Usina
de 240 Mw como excusa para dilapidar fondos públicos, que rellena la billetera
política y de varios funcionarios nacionales y/o provinciales desde el 2019.
La historia los
condena y nosotros hemos contado todo y lo seguimos haciendo.
La división sindical dentro de YCRT, amenaza con la estabilidad de la actual conducción y si la Intervención que llega es improvisada y genuflexa, estará fuertemente condicionada por los sindicatos, pero también por el plan de inversión y la necesidad de mentirle a la sociedad, por razones estrictamente políticas.
Deberá
articular (y darle continuidad) a la mentira de la puesta en servicio de la
usina, decirle a la gente que va a funcionar a carbón, cuando YCRT no puede
sacar un kilo de mineral, no está en condiciones de producir y de hacerlo
necesita más de 2.500 millones de pesos para terminar las actualizaciones
abandonadas; quien llegue deberá mentir para amansar las fieras o decir la
verdad con el peligro de tener que armar el bolso antes de calentar la silla;
el nuevo “Interventor” debe ser un K de oficio, nadie que tenga un mínimo de
ideas independentistas y crea que será un Interventor de verdad, tendrá chances
de crecer; solamente un cumplidor de órdenes, podrá sobrevivir al estatus quo.
Ni hablar que quien llegue, debe darle continuidad a los planes “de inversión” establecido, heredar las empresas de los amigos que invadieron la cuenca y facturan decenas de millones en silencio y nadie conoce (aún) los números de las licitaciones y los contratos.
Obviamente,
quien llegue tampoco podrá escupirle el asado a los amigos K que, aún siendo
funcionarios, tienen sus empresa alquilando camiones, dando servicios,
alquilando viviendas y todo por valores poco común de encontrar en la plaza
local.
Lo
que deja Aníbal Fernández es una papa caliente que él manejaba de manera remota
desde Buenos Aires y tenía a su patrocinador en la cuenca, el inefable Lucas
Gaicerain, quien hoy nadie sabe si sigue o si también es parte del éxodo de la
actual administración.
Resumiendo: el que se va deja un yacimiento partido, inactivo, en conflicto, con gente disconforme y cruzado por la corrupción.
El
que llegue no tiene otra opción: o asume aceptando la pesada herencia y
adaptando su entusiasmo al plan kirchnerista recaudatorio pergeñado por el
Frente para la Victoria para YCRT/Usina de Río Turbio o se va, antes de poner
las manos en algo que lo puede sacar del juego y llevarlo a la cárcel, cuando
pase el temblor K, dentro de 24 meses.
(Agencia
OPI Santa Cruz)
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