"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

miércoles, 1 de septiembre de 2021

Son ustedes, Fernández

Carlos Mira   

El presidente Fernández entregó ayer en Tecnópolis una pieza para el recuerdo.

Se pueden extraer tantas conclusiones de lo que dijo que uno teme no tener el tiempo necesario para anotarlas a todas.

Fernández dijo que lo acusan de ser un títere y un autoritario y que no sabe cómo se combinan ambas cosas.

Además de entregarnos con ello una confesión llana y expresa sobre lo poco formado que está, sobre las escasas lecturas que han ocupado su tiempo y sobre las pocas luces que alumbran su cerebro, nos da la oportunidad para desasnarlo.

A ver, Fernández: siendo un títere de una persona a la que le debe una obediencia ciega, frente a la que se humilla; una persona que lo rebaja en público, que no duda en gastarlo frente a la gente y a la que no puede decirle nada porque no se anima, lo más probable es que, efectivamente, sea un autoritario (e incluso un violento) con los demás, cuando se cree libre del escrutinio de su ama,  a la que incluso supone agradar con sus atropellos a terceros.

El trato violento que tiene con la gente es su secreta venganza a la humillación a la que sabe está sometido.

Se parece a esos maridos dominados que ni siquiera manejan el control remoto de la tele en la casa, pero que se agarran a trompadas en el bar.

Cualquier acceso a la psicología básica le habría respondido lo que usted considera una contradicción.

De nuevo: haber dicho lo que dijo demuestra que es una persona muy poco instruida, que no ha tenido ni siquiera la curiosidad de bucear en lecturas que lo hubieran informado de muchos secretos de la vida.

Una confirmación más, Fernández, de que usted es un mediocre, un hombre sin cultura, sin curiosidad por las paradojas de la vida y que solo se ha preocupado por encaramarse en una casta que lo deposite en el poder.

Ser un títere y ser un autoritario es perfectamente compatible, Fernández.

Es más, casi le diría que es lógico que usted juegue el rol de un compadrito de barrio de mala muerte con los demás porque sabe que se tiene que hincar ante su ama.

Es la perfecta historia de un tango de segunda clase.

Luego se metió con un documento de la oposición en la que ésta afirma que, en estas elecciones, hay dos modelos de país en pugna.

Fernández dijo estar de acuerdo con eso porque “Hay un país que representamos nosotros, que cree en un Estado presente e igualador, que cree profundamente en la democracia y las instituciones de la República y hay otro país que no cree en la justicia social, que cree que cada uno debe salvarse solo y por eso hablan de mérito y meritocracia, que se llena la boca hablando de República pero arma mesas judiciales para perseguir opositores, que generó la mayor decadencia económica, que generó el endeudamiento que vivimos y la obligación de pagarlo en el tiempo que propusieron”.

El país que representa el kirchnerismo lo definió, en su ataque de fanatismo delirante, la “profesora” Laura Radetich, cuando, a los gritos, le dijo al alumno que la controvertía: “vos podes venir acá y comer esta porquería porque te la da el Estado”.

Ahí tiene, Fernández, el tipo de “igualación” que entrega el Estado que usted promueve:

La igualación en la porquería, la igualación en la infamia de creernos tan inútiles que no somos capaces de lograr algo mejor que la porquería que nos da el Estado.

Y encima, con la pretensión de que, porque el Estado nos da esa porquería, tenemos que bajar la cabeza como usted hace frente a su ama y decir a todo que sí.

Eso será “igualación”, Fernández, como usted correctamente llama desde un auténtico fallido.

Pero no es “igualdad”.

La igualdad digna de la Constitución es la que nos permite llegar a todos a horizontes diferentes según nos distinga nuestro mérito, aunque usted no lo soporte.

Es completamente natural que un inoperante como usted predique en contra del mérito:

si el mérito existiera en el país usted no habría pasado, en el mejor de los casos, de ser un oscuro abogado de barrio, defendiendo causas de poca monta.

Hay que tener la cara de piedra, como la tiene usted, para animarse a decir que ustedes defienden la democracia y las instituciones de la República cuando no hacen otra cosa que pujar por derribarlas y reunir en un solo puño todo el poder el Estado.

Pregúntele a su ama qué modelo persigue, para ver si eso tiene algo que ver con la República horizontal y de poderes limitados que organizó la Constitución.

¿Qué cree que persigue Kirchner cuando habla de “Nuevo Orden”?

¿Acaso defender las instituciones de la República?

Por supuesto que hay dos modelos en pugna y que ustedes representan la grisura, la decadencia, la pobreza, la miseria, la opacidad, la grosería, el embrutecimiento, la falta de futuro, la ausencia de proyectos, el servilismo, la dependencia, el patoterismo, la fuerza bruta, el autoritarismo, la servidumbre y el silencio del pensamiento único.

Son ustedes los que reinstalaron el odio peronista, el resentimiento de clases, la persecución al pensamiento libre; los que aíslan a la Argentina del mundo civilizado y la ponen junto a los peores países de la Tierra.

Son ustedes los mercaderes de la antigüedad, de que la gente común esté cada día más lejos de los adelantos tecnológicos de los que goza el mundo exterior; son ustedes los partidarios del encierro, de meter en prisión a los argentinos para no darles la oportunidad de comparar cómo se vive aquí con cómo se vive en otros lados.

Ustedes son todo eso: la brutalidad, la ignorancia, el avasallamiento de la libertad, el grito y la indecencia.

Son ustedes los que destruyeron el trabajo, los que fundieron cientos de miles de pymes,

los que asfixian el esfuerzo productivo con impuestos que nadie sabe a qué bolsillos van a parar;

los que expulsan a las empresas que se van del país despavoridas ante tanta arbitrariedad;

son ustedes los que destruyen empleo formal con regulaciones delirantes que solo existen en la Argentina;

son ustedes los que llevaron la pobreza a más de la mitad del país y a más del 60% de los jóvenes,

son ustedes los que multiplicaron las villas miseria por 300,

los que persiguen a los que trabajan y a los que dan trabajo;

son ustedes los que defienden delincuentes soltándolos de las cárceles para que vayan a robar, matar y violar inocentes;

son ustedes los que destruyeron la economía mandando el 20% de la clase media a la pobreza;

son ustedes los que transformaron a este país en un yermo de tránsfugas en donde es casi obligatorio evadir la ley para sobrevivir.

Son ustedes, Fernández. Ustedes.

Son ustedes los que se robaron las vacunas;

son ustedes los que se cagaron en la cara de todos yendo de festejo en festejo mientras ordenaban el encierro de todos; son ustedes los que provocaron una matanza evitable de más de 110000 argentinos por entregarse a la ceguera ideológica de una geopolítica que les queda grande.

Son incompetentes, estafadores, corruptos, asesinos.

Ustedes representan el modelo de todo lo que está mal;

de lo que posterga a los países y de lo que los dirige a un tobogán sin fin como en el que, de hecho, está la Argentina desde que tuvo la malísima fortuna de conocer al peronismo.

Ustedes son una lacra, Fernández.

Y usted, particularmente, es un payaso sin honor, sin orgullo, sin pelotas.

Es el epítome de la decadencia.

De una decadencia que comenzó hace 8 décadas pero que con el kirchnerismo se ha perfeccionado hasta hacer de la Argentina un páramo estéril del que todo el mundo se quiere ir.

No hay comentarios: