Sergio Massa pudo quedar salpicado con la asonada. En el kirchnerismo alegan que fue él, a través de su amigo el diputado provincial santafesino Oscar “Cachi” Martínez, quien consiguió la insólita cautelar de Alonso.
Ayer
Massa quiso quedar a salvo del escándalo.
Para
diferenciarse de la vicepresidenta y tender algún puente con la Corte, designó
como consejera a la diputada santacruceña Roxana Reyes, propuesta por la UCR.
El
presidente del bloque oficialista, Germán Martínez, se lo reprochó.
Reyes
es una dirigente asociada en su momento con Eduardo Costa, de excelente
relación con Mario Negri.
A
propósito del presidente de la Cámara de Diputados: hace tres semanas dejó
trascender que, si no hay una reconciliación entre el Presidente y su vice, el
Frente Renovador dejaría el oficialismo el próximo sábado.
Todo puede haber
cambiado: tres semanas es una eternidad para el calendario de Massa.
Hay
un detalle que despierta intriga en el kirchnerismo: ¿por qué un fiscal tan
allegado a él como Guillermo Marijuan sigue ensañado con Cristina Kirchner en
la investigación de la denominada “Ruta del Dinero K”?
En
la premura por quedarse con una posición que no le corresponde, la señora de
Kirchner cometió un error con derivaciones desopilantes.
El
bloque creado como segunda minoría “ad hoc” incluye a Mariano Recalde.
Pero,
como señaló el constitucionalista Martín Oyhanarte en este diario, Recalde es
en la actualidad consejero por la mayoría.
Cuando
designaran a su colega, que terminó siendo el rionegrino Martín Doñate, habría
dos consejeros por la segunda minoría.
Cristina
Kirchner ordenó a Recalde, entonces, que cambie de bancada.
Lo
intercambió por Eugenia Catalfamo que había quedado en la bancada mayoritaria.
Como puede advertirse, la estrategia
kirchnerista para influir sobre los jueces se va pareciendo cada vez menos a un
vistoso salto ornamental y comienza a evocar uno de esos enredos en que los
Tres Chiflados quedaban atrapados. Suele
ocurrir con las iniciativas impulsadas por la desesperación.
Que
para corregir el error, Recalde, de La Cámpora, termine fuera del grupo de
Unidad Ciudadana, termina siendo algo forzado.
Esa
bancada puede servir para emprendimientos más audaces.
Es
lo que preocupa a Alberto Fernández: aunque sea por un pretexto táctico, el
oficialismo ya se rompió.
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