Del “terruño” [1]
El terruño es la patria del corazón: de todos los sentimientos humanos, ninguno es más natural que el amor por la aldea, el valle o la barriada.
El terruño habla de nuestros recuerdos más íntimos, estremece nuestras emociones más hondas: Un perfume, una perspectiva, un eco, despiertan un mundo en nuestra imaginación. Todo lo suyo lo sentimos nuestro y nos parece que de algún modo, le pertenecemos como la hoja a la rama.
La nación, es la patria de la vida civil: Su horizonte es más amplio… Supone comunidad de origen, parentesco natural, ensamblamiento histórico, semejanza de costumbres y de creencias, unidad de idioma, sujeción a un mismo gobierno. El sentimiento civil, el civismo debe tener un fondo moral en el que se funden anhelos de espíritus y ritmo de corazones.
Campo nuestro [2]
En lo alto de esas cumbres agobiantes hallaremos laderas y peñascos, donde yacen metales, momias de alga, peces cristalizados;
Pero jamás la extensa certidumbre de que antes de humillarnos para siempre,
has preferido, campo, el ascetismo de negarte a ti mismo.
Fuiste viva presencia o fiel memoria desde mi más remota prehistoria.
Mucho antes de intimar con los palotes mi amistad te abrazaba en cada poste.
Chapaleando en el cielo de tus charcos me rocé con tus ranas y tus astros.
Junto con tu recuerdo se aproxima el relente a distancia y pasto herido con que impregnas las botas... la fatiga.
Galopar… Galopar…
¿Ritmo perdido?... Hasta encontrarlo dentro de uno mismo.
Siempre volvemos, campo, de tus tardes con un lucero humeante... entre los labios.
Una tarde, en el mar, tú me llamaste, pero en vez de tu escueta reciedumbre
pasaba ante la borda un campo equívoco de andares voluptuosos y evasivos.
Me llamaste, otra vez, con voz de madre
Y en tu silencio sólo halló una vaca junto a un charco de luna arrodillada;
Arrodillada, campo, ante tu nada.
Cuando me acerco, pampa, a tu recuerdo, te me vas, despacio, para adentro...
al trote corto, campo, al trotecito.
Aunque me ignores, campo, soy tu amigo.
Entra y descansa, campo. Desensilla.
Deja de ser eterna lejanía.
Cuanto más te repito y te repito quisiera repetirte al infinito.
Nunca permitas, campo, que se agote nuestra sed de horizonte y de galope.
Templa mis nervios, campo ilimitado, al recio diapasón del alambrado.
Aquí mi soledad. Esta mi mano.
Dondequiera que vayas te acompaño.
Si no hubieras andado siempre solo
¿todavía tendrías voz de toro?
Tu soledad, tu soledad... ¡la mía!
Un sorbo tras el otro, noche y día, como si fuera, campo, mate amargo.
A veces soledad, otras silencio, pero ante todo, campo: Padre nuestro
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El 11 de Marzo se cumplen 365 días del conflicto del Estado con nuestro campo, con el terruño, con la moral de nuestra patria y con nuestros anhelos.
Padre nuestro, te rogamos que NO permitas que se agote nuestra sed de horizontes y de galope. Templa nuestros nervios para No permitirle al presidente Kirchner su intención de ponernos de rodillas…
[1] José Ingenieros (1877 – 1925) Pensador argentino, un representante destacado del pensamiento positivista. Fue uno de los fundadores del socialismo en Argentina. A partir de la década del 20 comenzó a profundizar una línea de pensamiento más relacionada con los aspectos morales y políticos, aspectos ambos que Ingenieros veía íntimamente relacionados, inspirando a la juventud latinoamericana que realizó la Reforma Universitaria desde 1918 y lo nombró Maestro de la Juventud de América Latina.
[2] Oliverio Girondo (1891 – 1967) Poeta argentino.
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Desde La Matanza, Corina Ríos - DNI 4482250 Febrero 8 /2009
El terruño es la patria del corazón: de todos los sentimientos humanos, ninguno es más natural que el amor por la aldea, el valle o la barriada.
El terruño habla de nuestros recuerdos más íntimos, estremece nuestras emociones más hondas: Un perfume, una perspectiva, un eco, despiertan un mundo en nuestra imaginación. Todo lo suyo lo sentimos nuestro y nos parece que de algún modo, le pertenecemos como la hoja a la rama.
La nación, es la patria de la vida civil: Su horizonte es más amplio… Supone comunidad de origen, parentesco natural, ensamblamiento histórico, semejanza de costumbres y de creencias, unidad de idioma, sujeción a un mismo gobierno. El sentimiento civil, el civismo debe tener un fondo moral en el que se funden anhelos de espíritus y ritmo de corazones.
Campo nuestro [2]
En lo alto de esas cumbres agobiantes hallaremos laderas y peñascos, donde yacen metales, momias de alga, peces cristalizados;
Pero jamás la extensa certidumbre de que antes de humillarnos para siempre,
has preferido, campo, el ascetismo de negarte a ti mismo.
Fuiste viva presencia o fiel memoria desde mi más remota prehistoria.
Mucho antes de intimar con los palotes mi amistad te abrazaba en cada poste.
Chapaleando en el cielo de tus charcos me rocé con tus ranas y tus astros.
Junto con tu recuerdo se aproxima el relente a distancia y pasto herido con que impregnas las botas... la fatiga.
Galopar… Galopar…
¿Ritmo perdido?... Hasta encontrarlo dentro de uno mismo.
Siempre volvemos, campo, de tus tardes con un lucero humeante... entre los labios.
Una tarde, en el mar, tú me llamaste, pero en vez de tu escueta reciedumbre
pasaba ante la borda un campo equívoco de andares voluptuosos y evasivos.
Me llamaste, otra vez, con voz de madre
Y en tu silencio sólo halló una vaca junto a un charco de luna arrodillada;
Arrodillada, campo, ante tu nada.
Cuando me acerco, pampa, a tu recuerdo, te me vas, despacio, para adentro...
al trote corto, campo, al trotecito.
Aunque me ignores, campo, soy tu amigo.
Entra y descansa, campo. Desensilla.
Deja de ser eterna lejanía.
Cuanto más te repito y te repito quisiera repetirte al infinito.
Nunca permitas, campo, que se agote nuestra sed de horizonte y de galope.
Templa mis nervios, campo ilimitado, al recio diapasón del alambrado.
Aquí mi soledad. Esta mi mano.
Dondequiera que vayas te acompaño.
Si no hubieras andado siempre solo
¿todavía tendrías voz de toro?
Tu soledad, tu soledad... ¡la mía!
Un sorbo tras el otro, noche y día, como si fuera, campo, mate amargo.
A veces soledad, otras silencio, pero ante todo, campo: Padre nuestro
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El 11 de Marzo se cumplen 365 días del conflicto del Estado con nuestro campo, con el terruño, con la moral de nuestra patria y con nuestros anhelos.
Padre nuestro, te rogamos que NO permitas que se agote nuestra sed de horizontes y de galope. Templa nuestros nervios para No permitirle al presidente Kirchner su intención de ponernos de rodillas…
[1] José Ingenieros (1877 – 1925) Pensador argentino, un representante destacado del pensamiento positivista. Fue uno de los fundadores del socialismo en Argentina. A partir de la década del 20 comenzó a profundizar una línea de pensamiento más relacionada con los aspectos morales y políticos, aspectos ambos que Ingenieros veía íntimamente relacionados, inspirando a la juventud latinoamericana que realizó la Reforma Universitaria desde 1918 y lo nombró Maestro de la Juventud de América Latina.
[2] Oliverio Girondo (1891 – 1967) Poeta argentino.
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Desde La Matanza, Corina Ríos - DNI 4482250 Febrero 8 /2009
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