Los
héroes de guerra, los que han jugado su vida por la patria se merecen todos los
honores, todos los privilegios, todas las atenciones, todas las desigualdades a
su favor y obviamente en caso de ser juzgado todas las garantías del debido
proceso y la igualdad ante la ley.
Opinión:
En
todas los países que alguna vez tuvieron
que lamentablemente enfrentarse y trenzarse en una guerra con distintos ideales pero con abnegación,
haciendo gala de amor a sus patrias.
Siempre
al volver la paz o cuando reinó la
paz, cada nación rindió homenaje a sus
héroes, a sus queridos muertos, a los venerables veteranos.
Al
concepto general de que los ciudadanos son iguales, bien vale la pena
modificarlo separando dos clases: el ciudadano común y los héroes de
guerra.
Los
que han jugado su vida por la patria y se merecen todos los honores, todos los
privilegios, todas las atenciones, todas las desigualdades a su favor.
En
casi todos los países no solamente los cercanos al nuestro sino también los del
primer mundo, los héroes sobrevivientes aún hoy son tratados con reverencia.
Eso,
que la comunidad ofrende su respeto a los que han perdido la vida por
defenderla y a los que no ha sido voluntad de Dios llevarlos, pero igualmente
la expusieron ante el enemigo, es una obligación nacida de la más elemental
decencia.
Seríamos
unos canallas despreciables regateando ese homenaje.
Pero,
además, honrar a los que nos defendieron es la mínima política de conservación,
de defensa.
Ver
que a los que han expuesto su vida por la patria se los aplaude los 2 de abril
y que los demás días tienen que andar buscando un trabajito, gestionado por
ellos - cuando debiera ser la sociedad
la que espontáneamente se ofrezca - y
que se les conceda algún beneficio de los que los burócratas usufructúan como
merecidas conquistas sociales, es una burla.
¿No
es acaso esto una vergüenza que está proclamando que somos una sociedad que no
se merece el esfuerzo de sus hijos?
Muchos
héroes de tierra, mar y aire murieron, y son igualmente respetables los que
pusieron su pecho al peligro y no murieron.
Que
se haya llegado a la derrota significa que a la nación hay que defenderla
mejor, no que no deba defendérsela.
Aquel
gobierno militar inmediatamente después -lo mismo que los gobiernos civiles que
lo sucedieron- se impuso la tarea de "desmalvinizar", o
“endemoniarlos”.
Y
para desmalvinizar o vaya saber que propósito infame se considera a los
respetables veteranos como a simples "chicos" a los que es preciso
tirarles alguna propina.
Y
no es así.
Ellos, se
merecen el homenaje permanente de la patria.
Lo
que está pasando en la actualidad con,
Emilio Guillermo Nani, Teniente Coronel (R)
que pidió asilo político y quedó detenido este viernes en Mar del Plata,
acusado por supuestos delitos de lesa humanidad, es propio de una grieta
absolutamente injusta en muchos casos, exacerbada
por un gobierno populista y totalmente sectarista.
El
militar se negó a declarar ante el juez titular del Juzgado Federal N° 3 y
subrogante del N° 1, doctor Santiago Inchausti.
El
ex militar está acusado, por un lado, de haber participado en la privación
ilegal de la libertad y la tortura de unas 60 personas, y por otro de ser parte
de una asociación ilícita.
Pero es inconcebible que a los
71 años, un militar que cuenta
con un alto perfil entre sus pares ya que fue condecorado dos veces:
Primero
por su actuación en la guerra de Malvinas, donde fue herido gravemente en dos
oportunidades; y luego por su participación en la recuperación del Regimiento
de La Tablada, en 1989, en donde sufrió la pérdida de un ojo, en combate.
Militar
que durante los años 70 fue parte del Grupo de Artillería de Defensa Aérea 601
con asiento en Mar del Plata, sin prueba alguna o sin garantía de un debido
proceso, sea vituperado y humillado de una manera inimaginable.
Decía
Sarmiento y debemos recordarlos “desgraciados
los pueblos a los que se les agote ese instinto por mantener la salud
colectiva. Los ciudadanos de tales pueblos serán tratados como presidiarios.”
No
debemos bajar los brazos en este empeño que, para todo hombre, debe ser
primordial que las personas y especialmente nuestros héroes sean juzgados
conforme las reglas de la sana crítica y con argumentos legales válidos y
pruebas que demuestres certeza.
Que
en caso de duda debe prevalecer como a todo hombre sometido a un proceso valido
el principio indubio pro reo.
En la duda a
favor del reo.
El principio de
inocencia
(que es la garantía por excelencia) de que
son las pruebas no los jueces lo que condenan.
La
Excma. Corte Suprema de Justicia de la Nación ha reconocido de alguna manera
una garantía.
Muchos
todavía están enceguecidos por el odio y la venganza que debe acabar sin
olvidar las causas injustas y con pruebas que deben ser condenadas.
Dr.
Jorge B. Lobo Aragón
Avda.
Camino del Perú nº 1575
D.N.I.
Nº 12.209.529
San
Miguel de Tucumán
jorgeloboaragon@gmail.com
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