LA GACETA / HECTOR PERALTA
Docentes y cocineros de la escuela 19 de El Chañar contaron que deben hacer malabares con el dinero para brindar tres comidas diarias.
Los chicos afirman que les encanta la comida que les dan.
Respeto por los valores nutricionales.
El aumento de precios, una pesadilla.
En la cocina de la escuela de El Chañar se prepara el plato del día para los 540 alumnos que asisten al establecimiento.
Lo primero que hace al entrar a la escuela es ver en la cartelera qué hay de menú. De paso, revisa el listado de la semana y su cara brilla cuando lee flan con dulce de leche o cuando hay pollo al horno con ensalada o arroz.
- "A mí me encanta todo lo que cocinan en la escuela; es más rico que en mi casa", dice Nahuel, de 10 años, y confiesa en lo bajo que espera que falte algún compañero para repetir su ración. "A veces, cuando faltan dos chicos me como tres platos", añade riéndose.
Inmediatamente se pone serio y dice que lo único que no le gusta es la leche (en polvo).
- "Lo mismo la tomo, pero cuando nos la dan preparada con chocolate", explica.
Rocío, de nueve años, prefiere las milanesas.
Comenta que las mujeres casi siempre dejan algo, y es ahí cuando los muchachos se anotan para comer un poco más.
Los chicos son alumnos de la escuela 19 de El Chañar, donde funciona uno de los 645 comedores escolares de la provincia.
- "Soy docente desde hace muchos años y fui testigo de cómo fueron mejorando los valores nutricionales en las comidas de los chicos", dijo Graciela Alvarez, quien reconoció que la escuela soluciona buena parte de las carencias de muchas familias que no pueden alimentar bien a sus hijos.
- "Aquí se les da tres de las cuatro comidas principales. Comen dos y hasta cinco hermanos de la misma familia. Por eso recibimos el apoyo de los padres cada vez que lo necesitamos", añadió.
Si bien la comunidad no se explica cómo hacen las escuelas para dar de comer con $ 2,50 por niño por día (es lo que asigna el Ministerio de Políticas Sociales), la respuesta radica en el esfuerzo y en la vocación que ponen los docentes y empleados.
Ellos priorizan el principio pedagógico básico que dice que un niño bien alimentado aprende mejor. En la cocina de la escuela de El Chañar, Adrián e Inés cocinan desde las 8 hasta las 18 desde hace 10 años
"Después de cada alimento hay que lavar la vajilla, limpiar el lugar y acomodar la mercadería. Es mucho para las tan sólo cinco personas que trabajan con nosotros.
No reciben planes sociales y algunos son voluntarios que hacen esta tarea a cambio de lo que sobra de comida", explica Adrián, mientras controla que el arroz no se pase.
Atrás, en un rincón, tres ayudantes desmenuzan los pollos, y otro prepara las fuentes, platos, cubiertos y vasos que se distribuirán en las 22 aulas después de que suene el timbre.
Cocinar para 540 chicos no es nada fácil.
Pero Adrián afirma que ya es un experto para calcular las cantidades. "Nunca nos faltó comida para nadie", sostiene orgulloso.
En la escuela, cuando se preparan milanesas, por ejemplo, se compran 75 kilos de carne, 10 kilos de pan rallado, y una docena de huevos.
Si se suma el postre, este menú equivale a unos $ 1.600, de acuerdo con un cálculo rápido que hizo la secretaria de la escuela, Nora Suárez, quien, junto a la vicedirectora Fany Arias de Cornejo, es responsable administrativa del comedor.
Este espacio funciona todo el año lectivo.
De todos modos, durante una semana de junio estuvo cerrado, porque no habían llegado las partidas.
Estas se envían para cubrir 20 o 25 días hábiles del mes calculando la cantidad de alumnos por los $ 2.50 diarios.
Lo que no está incluido es el gas, el transporte, y la leña -cuesta $ 80.- la camionada, que les dura dos semanas-.
La cooperadora escolar paga estos insumos y, a veces, los proveedores los donan.
Los docentes y cocineros de las escuelas deben hacer malabares con el dinero para poder respetar las sugerencias nutricionales que envía Políticas Sociales.
"El problema es que el Gobierno, cuando fija estos valores, se basa en los precios de los mayoristas de la capital, pero nuestros proveedores se manejan con los precios del mercado. Estamos teniendo problemas con la suba de precio de las verduras, como el tomate, el pimiento, la lechuga, y también con las frutas", cuenta Suárez.
Cuando no les alcanza el dinero, tienen que cambiar el menú y complementar con sopa.
Trámite engorroso
Otro problema que enfrentan los directores de las escuelas del interior de la provincia es llegar a la capital para retirar los cheques.
"Solamente los directores pueden cobrar la partida de Comedores. Muchas veces viajamos hasta la capital y esperamos toda la mañana hasta que el contador junte por lo menos 20 o 30 cheques para firmar y recién nos los entregan.
Cuando conseguimos el cheque en el día, estamos sobre la hora del cierre de bancos, gastamos en taxi y, si llegamos tarde, debemos quedarnos hasta el otro día por nuestra cuenta", relató el director de la escuela 10 de Amaicha del Valle, Raúl Carrizo.
Boletín Info-RIES nº 1102
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*Ya pueden disponer del último boletín de la **Red Iberoamericana de
Estudio de las Sectas (RIES), Info-RIES**. En este caso les ofrecemos un
monográfico ...
Hace 5 semanas
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