Ricardo Saldaña
rsaldana@arnet.com.ar
"Ante una infidelidad, un liberal se divorcia; un conservador se suicida, y un populista apedrea la embajada de Estados Unidos" José Ignacio García Hamilton
Leyendas urbanas
Tal vez no se haya reparado debidamente, entre tantas excentricidades que nos regalan estos tiempos felices, pero la crisis económica que enfrentamos desde 2007, presenta un atributo que le otorga características únicas.
En efecto, por primera vez en cinco décadas, no podremos cargar nuestras desventuras económicas a la cuenta del FMI, cuyo opresivo yugo supo romper "Super K" hace más de tres años.
Esto significa, ni más ni menos, que enfrentamos la inédita necesidad de tener que abocarnos, por primera vez en medio siglo, entre otras cosas, a encontrar al responsable de los 2,8 millones de nuevos pobres que la economía ha generado desde 2006, o al culpable de una tasa de desocupación que supera la media de los satanizados noventa.
Menuda tarea, ya que, lamentablemente a esos efectos, tampoco podemos apelar al clásico recurso de responsabilizar al Consenso de Washington, a resguardo de cuya perversidad nos ha puesto el coraje de la "BatichiKa" (Cristina Fernández de...)
Estoy pensando si no será esa, quizás, la razón que se oculta tras el bizarro culebrón que protagoniza el ministro Boudou para aproximarse como un pata´e lana [1]al FMI, y no la necesidad de volver a ser aceptados en el mundo financiero internacional, como pretenden hacernos creer.
[1]"Pata de lana" (expresión utilizada en el interior de nuestro país a los amantes encontrados in fraganti: lo único que atinan es a ponerse las medias para salir corriendo con la ropa y calzado en la mano]
Ironías al margen, no son pocos los que añoran los tiempos en que, al amparo de nuestro propio "Día de la Expiación", emulando al Sumo Sacerdote en la práctica ritual de los antiguos judíos, purificábamos nuestras culpas, sacrificando al macho cabrío, encarnado en el FMI.
Durante el último medio siglo, en efecto, la clase política vernácula, salvo honrosas excepciones, se ha dedicado con esmero digno de mejor causa, a consagrar al FMI como el chivo expiatorio de su propia incompetencia y oportunismo, alimentando la construcción de una verdadera bestia negra, hasta constituirlo en una auténtica leyenda urbana.
Sería injusto no reconocer, de igual modo, que su prédica encontró campo fértil en la tendencia endémica de una sociedad adolescente, incondicionalmente dispuesta a descargar la culpa colectiva en un agente externo particular. Una conducta tan patológica, que bien merecería la membrecía dorada de "The Scapegoat Society" (La Sociedad del Chivo Expiatorio), creada en Gran Bretaña en 1997, para estudiar el fenómeno, y ofrecer ayuda a las víctimas de esa patología.
"La mayoría no suele buscar la verdad", sostenía Nietzsche, sino sólo la creencia satisfactoria.
Los hechos son, en rigor, bien distintos.
Nuestra relación con el Fondo Monetario Internacional se remonta a 1956, año en que se produce nuestra incorporación al organismo, creado en 1944.
En 2004, el gobierno nacional no aceptó sus condiciones para firmar un acuerdo, decidiendo cancelar las obligaciones pendientes en los plazos originales, como lo hizo desde entonces hasta diciembre de 2005, momento en que dispuso la cancelación anticipada del total de la deuda remanente.
A lo largo de esos cuarenta y ocho años, Argentina incumplió sistemáticamente los 25 acuerdos firmados con el organismo, que perseveró infructuosamente, una y otra vez, en imponernos sus condicionalidades.
Mal puede sostenerse, entonces, que nuestra decadencia deriva de la adopción de las políticas del Fondo, como repite machaconamente el catecismo oficial, ante el silencio cómplice de quienes se sienten así exculpados.
Antes bien, podría inferirse que esos 25 intentos fallidos, dan cuenta de una firme resistencia a seguir las recetas del Fondo, para poder desplegar sin ataduras nuestra enfermiza pasión por el fracaso.
Efectivamente, todo lo contrario
Viejo contrabandista de consignas, Néstor supo anidar con ventajas entre los pliegues de mentes colonizadas durante décadas por esa prédica victimizante.
Entendió tempranamente la importancia del valor simbólico del Fondo Monetario, paradigma sobreviviente de la perimida cosmovisión de la dependencia.
Su ruptura con el organismo fue como excitar el punto "G" del "populismo progresista", al extremo insólito de que la cancelación anticipada de los casi u$s 10.000 millones, fue festejada con incomprensible júbilo, por las madres de quienes murieron para no pagarle.
Tal vez ignoraban, que lo que les vendió como una histórica epopeya emancipadora, no era otra cosa que el cumplimiento de una exigencia del propio FMI, que no se privó siquiera de recomendar las modificaciones legales necesarias para que el pago se pudiera efectuar apelando a las reservas del BCRA [1]
El "doble pensar" orwelliano está presente en innumerables documentos oficiales.
Para muestra, en Julio de 2004, mientras públicamente se aborrecía la insensibilidad del organismo, se publicaba el documento oficial "Argentina, el FMI y la crisis de la deuda"[2], una suerte de fundamentación de la propuesta argentina de renegociación de la deuda en default, en el que, más allá de algunas críticas, se admitía que el objetivo del Fondo era "reencauzar a Argentina en la senda del desarrollo económico sustentable" (pág. 20)
< Se remarcaban las coincidencias respecto al rango imperativo de la disciplina fiscal (pág. 19); se aceptaba que el desajuste fiscal había sido el desencadenante del desmoronamiento de la convertibilidad (pág. 21)
< Se bendecía la potestad del FMI de imponer las repudiadas condicionalidades estructurales, para asegurar el logro de objetivos macroeconómicos (pág. 21)
< Se avalaba el criterio de otorgarle a la reforma del Régimen de Coparticipación Federal el carácter de condicionalidad estructural.
Nada parecido a la insoportable y reiterada monserga sobre la imaginaria imposición de políticas económicas contrarias al interés nacional.
Pedir la escupidera
La secuela a la que asistimos por estos días, se representa en registro de sainete, propio de Alberto Vacarezza.
El patético ministro de economía, una especie de avatar haciendo malabarismo retórico, un día (21/10/09)nos dice exultante "hay un nuevo marco y una nueva relación", para rectificar al día siguiente, desautorizado por Néstor, "la relación con el FMI es un asunto de segunda o tercera magnitud", pretendiendo convencernos, con soberbia impostada, que es el Fondo el que viene con el rabo entre las patas, y nosotros le marcamos la cancha.
Otro día (04.09.09), intentando adornar sus dichos con un barniz popular que lo excede, se sumerge en un grosero furcio, confundiendo a Pichuco con Goyeneche, cuando para decir que la Argentina nunca se ha ido del FMI, apela al latiguillo de Troilo -"Siempre estoy volviendo porque nunca me fui"-, atribuyéndoselo erróneamente al Polaco.
No hay duda que el desafío dialéctico resulta colosal, lo que hace entendibles las sinuosidades discursivas de estos días.
No hay relato capaz de embellecer la imagen de ir a pedir la escupidera a quien se maltrató con soberbia.
La contumacia oficial, sin embargo, no repara en delirios ni fantasías.
Se sugiere que el FMI está debilitado, mientras las evidencias demuestran que su rol ha sido revalorizado en la última cumbre del G20, encomendándosele trabajar en la prevención de los riesgos sistémicos, como el que desencadenó la crisis internacional, y en la coordinación de las políticas que sirvan a ese fin.
Se insiste en una supuesta renovada flexibilidad, cuando la realidad muestra que tres de cada cuatro países que acordaron asistencia con el Fondo, se comprometieron a adoptar medidas de contracción fiscal y/o monetaria, y se omite decir que Colombia, México y Polonia accedieron a la nueva Línea de Crédito Flexible, porque sus políticas están en línea con la orientación marcada por el Fondo.
Tanta compulsión al disimulo corre el riesgo de forzar la frontera del ridículo, como plantear que el resultado de la eventual revisión de lo que se conoce como Artículo IV del Convenio Constitutivo del organismo, que establece que "los países proporcionarán al Fondo la información necesaria para ejercer la supervisión", sea mantenido en secreto, como si esa condición, de por sí, no importara la confesión implícita de una situación irregular que se intenta ocultar.
La última revisión del ya famoso Artículo IV, está fechada el 28.07.06 y fue publicada el 09.08.06, y sus conceptos no pueden considerarse para nada tendenciosos. ni sus recomendaciones desencaminadas.
La evaluación ponderaba la recuperación de la economía a partir de la crisis de 2001/2002, emitía un juicio crítico sobre los acuerdos de precios y la política de subsidios indiscriminados a las tarifas de servicios públicos, y recomendaba avanzar en un acuerdo con los hold-outs y redefinir la política de congelamiento de tarifas.
Como se aprecia, decisiones que el propio gobierno, ha ido adoptando, si bien con considerable demora.
¿A qué obedece, entonces, tanta cautela?
Sin duda, a Néstor lo desvela la perspectiva de que lo corran por izquierda.
En rigor, si Argentina cumple con el compromiso suscripto por CFK, contenido en el documento oficial de la cumbre del G20, que dice textualmente:
- "Apoyaremos ahora y en el futuro la supervisión sincera, equilibrada e independiente por parte del FMI de nuestras economías", será imposible evitar el bochorno internacional que implica, que el mundo se notifique oficialmente que somos un país que falsifica sus estadísticas públicas.
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[1]© 2005 International Monetary Fund July 2005
IMF Country Report No. 05/236Day], 2001 August 2, 2001 January 29, 2001,Day], 2001 August 2, 2001
Argentina: 2005 Article IV Consultation-Staff Report; Staff Supplement; Public Information Notice on the Executive Board Discussion; and Statement by the Executive Director for Argentina
Staff Report for the 2005 Article IV Consultation
Prepared by the Staff Representative for the 2005 Consultation with Argentina(in consultation with other Departments)
Approved by John Dodsworth and G. Russell Kincaid
May 31, 2005
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VII. MEDIUM-TERM OUTLOOK AND DEBT SUSTAINABILITY
44. Staff suggested that, following the practice in many other countries, Fund repurchases could be made by the central bank from international reserves, rather than financed by the federal budget.
45. Financing payments to the Fund directly from the central bank's international reserves would significantly lower the required market issuances and allow a more rapid reduction in the debt ratio. (pág. 31)
IX. STAFF APPRAISAL
65. The staff's analysis of medium-term debt sustainability is based on a proactive reform scenario and higher fiscal effort. Under these assumptions, which involve a level of consolidated primary surplus of at least 4½ percent of GDP in the next few years, the debt-to-GDP ratio could be brought down to sustainable levels over the next decade. In the near term, the authorities will need to deal with significant levels of debt service, including repurchases to the Fund. Consideration should be given to financing payments to the Fund directly from international reserves in a manner that does not weaken the financial position of the central bank. Under these conditions, and provided the assumed fiscal effort and market access were achieved, there would be financing surpluses, indicating that Argentina's capacity to pay is higher than the projected debt obligations. Staff acknowledges that the use of reserves would require a decision at the highest political level, and would need to be made without impairing the autonomy of the central bank. (pág. 37)
[2] Ministerio de Economía y Producción ISSN 1668-3463
Boletín Info-RIES nº 1102
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*Ya pueden disponer del último boletín de la **Red Iberoamericana de
Estudio de las Sectas (RIES), Info-RIES**. En este caso les ofrecemos un
monográfico ...
Hace 5 semanas
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