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Caricatura de Alfredo Sabat

sábado, 31 de octubre de 2009

Merkel y Sarkozy pactan que el presidente de la UE sea «de un país pequeño»

ENRIQUE SERBETO | BRUSELAS

Francia y Alemania han pactado que el nuevo presidente del Consejo Europeo sea un representante de un país pequeño.

Que los dos países más relevantes en la política europea no hayan decidido optar por los puestos que se crean en el Tratado de Lisboa confirma que no están pensando en dejarle el campo libre a otro de los grandes, de manera que las conversaciones en los pasillos durante la cumbre que concluyó ayer han dejado ya despejada la primera incógnita.

Los presidentes europeos se volverán a reunir a mediados de noviembre para tomar la decisión final, contando con que la República Checa concluya su ratificación en los próximos días.

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, dijo claramente que él y la canciller Merkel habían pactado «apoyar al mismo candidato» en la reunión que mantuvieron la víspera de la cumbre, en París.

Fuentes del gobierno alemán revelaron que el principio de acuerdo se basa en que sea alguien procedente de un país pequeño, lo que según otros estaría señalando directamente al actual primer ministro luxemburgués, Jean-Claude Juncker.

En todo caso, Merkel aprovechó la intervención del presidente del Parlamento, Jerzy Buzek, ante el Consejo para dejar claro que no está pensando en un candidato que no sea primer ministro actualmente o que lo haya sido recientemente.
Buzek propuso a los líderes europeos que pusieran a una mujer a la cabeza del Consejo Europeo, ante lo que Merkel señaló que sólo podían ser o ella, que acaba de ser reelegida, o Tarja Halonen, la presidenta finlandesa, y ninguna tiene interés en el cargo.

En los pasillos

Nadie quiere soltar prenda ni confirmar ningún nombre, a la vista de lo que ha pasado con el británico Tony Blair, que ha sido el primero en ser descartado, aunque el actual primer ministro británico, Gordon Brown, insistía en que su gobierno seguirá apoyándole «porque creemos que es un buen candidato».

En las sesiones, parece que los mandatarios han obedecido a la presidencia sueca, que no quiere abrir el debate, pero lo han hecho fuera.

«Claro que hemos hablado en los pasillos, sería absurdo no reconocerlo», dijo Sarkozy, «pero por ahora no hay tendencias definitivas y ya se sabe que no siempre son los primeros que aparecen los primeros que llegan».

Para Merkel, el proceso se asemeja «a un túnel que se va estrechando.
Por un lado entran muchos candidatos, ya veremos quién es el que aparece en el otro extremo».

No ha dado la impresión de que vaya a prosperar la idea que hablaron el jueves populares y socialistas: aceptar que el presidente sea conservador a cambio de que la izquierda ponga a uno de sus hombres en el puesto de Alto Representante.
En todo caso, Sarkozy hizo notar abiertamente que «el Alto Representante no será el primero que se elija», sino que se esperará a cuadrar el consenso sobre el presidente para saber cuáles son las variables ideológicas y geográficas que se adaptan mejor.

Aunque el británico David Miliband no parece suscitar grandes oposiciones, nadie está pensando confirmar su designación, para luego tener que acoplar a sus características la elección del presidente.

El que ya tiene las ideas más claras es el presidente de la Comisión, José Manuel Barroso, que está viendo cómo se acorta el periodo en el que tendrá que seguir trabajando en funciones con un colegio de comisarios con el mandato vencido.

Según fuentes de su entorno, ya tiene una idea clara de cuál va a ser el reparto de las carteras, pero él también esta pendiente de la elección del presidente y del Alto Representante, ya que este último será al mismo tiempo vicepresidente de la Comisión.

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