Oda al tomate...

Corría Noviembre de 1980 cuando en mí patria Argentina se jugaba y vivíamos la época de “la plata dulce” (Ministro de Economía: Joe Martínez de Hoz)

Y aquí aparece la familia de mi suegra (única de 6 hermanos emigrada a la Argentina desde el país vasco, alrededor de 1930) con la típica historieta de llegar, “hacerse la América” y regresar triunfadora y rica...

Al poco tiempo conoció a otro exiliado para hacerse la América y tuvo 2 hijos… no pudiendo regresar a su patria ni rica ni con regalos.

Ella falleció en 1970 razón por la que sus hijos no pudieron beneficiarla con el viaje a visitar a sus hermanos y sobrinos… Pero sí pudimos mi cuñada y yo, por lo de la plata dulce.

Llegamos a San Sebastián… GUIPÚZCOA

¡¡¡Inolvidables recuerdos de amor (por parte de los parientes) y de "HORROR" de los etarras desparramando muertes por toda España!!!

Imposible recordar los agasajos - siempre relacionados con exageradas comidas – tales como angulas, langostinos y hasta langosta chilena, rescatada ante nuestros ojos de una pecera…

Dentro de nuestros paseos, habíamos proyectado visitas a París y Londres.

Partimos desde Irún...

Habíamos dejado nuestros pesados equipajes en lo del primo José Antonio, casado con María del Amor Hermoso – jamás conocí a nadie que fuera tan bien bautizada –

- ¿Qué quieres comer?, fue su primera pregunta al recibirnos de regreso
- ¡¡¡Tomates en ensalada, por favor!!!

Y me complacieron…

Por entonces la correspondencia era postal y por las distancias, entre salida y respuestas, transcurrían más de 50 días.

Una vez arribadas a Buenos Aires (Diciembre), el Tío Mateo (acordeonista de renombre en el lugar) me respondió:

- Corina, por favor anuncia con bastante tiempo tu próximo viaje, así reforzaremos la siembra de tomates…

Hoy al escuchar la Oda al tomate, pude comprobar que deben de haber hecho milagros para que en el invierno de ellos, consiguieran tomates para mi ensalada…

Oda al tomate (Pablo Neruda 1904 – 1973)

La calle se llenó de tomates, medio día, verano,
la luz se parte en dos mitades de tomate,
corre por las calles el jugo.
En diciembre se desata el tomate,invade las cocinas, entra por los almuerzos,
se sienta reposado en los aparadores,
entre los vasos,las mantequilleras, los saleros azules.

Tiene luz propia, majestad benigna.

Debemos, por desgracia, asesinarlo:
se hunde el cuchillo en su pulpa viviente,
es una roja víscera, un sol fresco, profundo, inagotable,
llena las ensaladas de Chile, se casa alegremente con la clara cebolla,
y para celebrarlo se deja caer aceite,
hijo esencial del olivo...

Sobre sus hemisferios entreabiertos, agrega la pimienta su fragancia,
la sal su magnetismo: son las bodas del día.

El perejil levanta banderines, las papas hierven vigorosamente,
el asado golpea con su aroma en la puerta,

¡Es hora! … ¡Vamos!

Y sobre la mesa, en la cintura del verano, el tomate,
“astro de tierra”, estrella repetida y fecunda,
nos muestra sus circunvoluciones, sus canales,
la insigne plenitud y la abundancia sin hueso, sin coraza...

Sin escamas ni espinas, nos entrega el regalo de su color fogoso
y la totalidad de su frescura.
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Gracias familia del país vasco

Corina Ríos - Octubre 29/2009