"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

viernes, 13 de noviembre de 2009

Las cosas son cómo son...

Ari Paluch Periodista / El Cronista.com

En el mundo espiritual se suele señalar que quien repite sistemáticamente un error, no esta preparado para comprender la verdad.

Es en tal situación que se suele recurrir a la negación como respuesta inmediata, desde la vana ilusión que nos hace creer que negar los hechos pueda cambiar las consecuencias que estos implican.

Una vieja frase sostiene que en la guerra la primera víctima es la verdad.

En nuestro país, el matrimonio presidencial decidió hace mucho tiempo y terminó de ratificarlo el pasado 28 de junio que la verdad no ocupa un lugar prioritario, y que lo que vale es la interpretación interesada y forzada que se pueda hacer de la realidad.

Pocas veces en nuestra intrincada historia fue más sencillo diagnosticar el presente.

La Argentina repite errores del pasado y no toma enseñanza de ellos, porque nunca termina de superarlos y es así como esa imposibilidad le genera esta recurrente situación, en donde el efecto residual del pasado se conjuga con las consecuencias cada vez más atroces de repetir historias tan dañinas.

Me gusta jugar con la idea de que tal vez la frase más sabia que la vida pueda hacernos decir es aquella que sostiene que el que no aprende se jode.
Dicho de otra forma, toda dificultad que debemos atravesar conlleva la posibilidad de aprender el propósito de la misma y una vez obtenido el conocimiento y elaborado el proceso de toma de conciencia, se trasciende la dificultad que ya no tiene necesidad de ser nuevamente enfrentada.

Los episodios ya vividos durante el gobierno de Isabel Perón, nunca superados pero sí ‘resueltos’ desde la receta de la impaciencia y la violencia increíblemente justificada, dieron lugar a un atajo que no permitió llegar hasta el final del camino y que aún hoy generan efectos no deseados pero absolutamente predecibles.

La crisis que se expresó rotundamente a fines de 2001 y que planteó una enorme posibilidad de refundar la República y terminar desde el hastío con años de deterioro moral e institucional, derivó en una nueva oportunidad perdida en la que anestesiados con una intensa recuperación económica, dejamos de lado reclamos radicalizados como: ‘
- "Que se vayan todos", que dieron lugar a concesiones tales como: ‘que se vuelvan todos’.

En la vida, y la política no escapa a ella, los procesos que no se cumplen generan un karma inevitable que hace que más tarde o más temprano venga a completarse aquello que ingenuamente pensamos que ya no tendríamos que experimentar.

La apremiante situación actual es hija de un solo padre, que hizo lo imposible para generarla y que ahora, incapacitado de aceptar la consecuencia de su acción, busca victimizarse y sale al encuentro de culpables a los que hallaría rápidamente con solo mirarse al espejo.

Es bueno señalar además que la actual encrucijada deja como enseñanza que aliarse al que se le teme no hace más que prolongar la amenaza y no resuelve en nada la situación de fondo y que lejos de solucionarse encuentra nuevas razones para temer.

El universo suele devolvernos lo que le enviamos, por ende, estos años en los que se propició el conflicto se dividió a la sociedad, se buscó fortalecimiento en la confrontación, se evitó el consenso, se nutrió a las acciones de malicia.
Y se hizo de la trampa una socia permanente... No se hizo otra cosa que generar este presente que el que nos gobierna ahora endilga a quienes son gobernados.

Los seres humanos reaccionan básicamente desde dos emociones, el amor o el temor.

Es dable esperar que quienes hasta el momento se basaron en el miedo propio y en la necesidad del ajeno para lograr sus objetivos, transformen por completo sus comportamientos, ya que al dar lo mejor de nosotros, inevitablemente recibimos lo mejor de los otros...

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