Por Mara Martinoli
La línea que divide intereses contrapuestos, que separa entre quienes son incapaces de proyectar, embebidos y absortos dentro del poder, y quienes intentan armonizar la realidad, incorruptibles ante el bien común, generalmente es infranqueable.
Los primeros, ciegos ante el mensaje que no resultase en favor económico, bloquearán y postergarán sutilmente las estrategias propuestas en una escucha aparente que se cree disimular; descifrarán el significado en diacronía porque ni si quiera imaginan la dimensión de esas otras capacidades.
La falta de claridad en el aparente intercambio coloquial diluirá aún más la intención de transmitir el esfuerzo depositado, porque se difiere diametralmente, porque no entienden que el bien común desconoce condiciones, límites o complacencias; las diferencias siempre favorecen el intercambio cuando pudiera desplazarse el “no” para instrumentar.
Fuera de condicionamientos ideológicos o mayorías, el bien común se construye con visión ética, y escala posiciones para llegar a ubicarse en primera fila, para lograr una “cultura de proyectos y estrategias” que abran la solución desde la confianza y la voluntad de cambiar, atenuando la crisis generalizada de esperanza, recuperando tiempos y salvaguardando integridades.
¿Quién pagará los daños o indemnizará las consecuencias?
Si bien esta Justicia también parece lenta, los inocentes no debieran pagar las deudas.
Como una ”revolución de voces”, el mensaje coral habla haciendo, cosecha sembrando, reforma contribuyendo, aprende que en la escuela de la vida no hay monotonía, estabilidad ni pensamientos estereotipados sino ideas que se hacen actos interlocutores de soluciones para viejas propuestas, para educar y prevenir, para hacer frente a nuestros fenómenos sociales.
Cada actor social es una posibilidad, una apertura de la realidad que necesita, que urge ser modificada ante la banalidad o el acostumbramiento.
Si no accionáramos pondríamos en riesgo la capacidad de elegir y elegirnos como almas gemelas que multipliquen la confianza mutua en la gratificación silenciosa, unidas en solidaridad de acción.
Y como no arriesgamos un particular futuro político, pequeñas grandes voluntades marcan en la acción la estrategia.
Desde este lado estamos dispuestos a defender valores sociales no negociables. ¿Existe una propuesta más simple y sublime que dignifique al hombre?
La vida no nos pide que seamos ni mejores ni peores, nos exige que probemos, que intentemos con perseverancia, humildad y paciencia, porque si los problemas sociales de hoy no se piensan a futuro, bloquearán toda estrategia.
La verdad nunca podrá ser disfrazada o borrada, como es realidad no se acomoda; si no gobernamos los problemas, ellos nos gobernarán.
Boletín Info-RIES nº 1102
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*Ya pueden disponer del último boletín de la **Red Iberoamericana de
Estudio de las Sectas (RIES), Info-RIES**. En este caso les ofrecemos un
monográfico ...
Hace 1 mes
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