"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

jueves, 21 de enero de 2010

Les pido perdón: amo fumar

Por: Fernando Savater
Fuente: FILOSOFO ESPAÑOL

Dentro de poco tendremos que aceptar como normal que esté más penalizado prender un cigarrillo que incendiar el retrato del rey o un ejemplar de la Constitución.
En la cruzada contra el tabaco, lo único que cabe esperar es que no acabe como la que se mantiene contra las demás drogas prohibidas (también capricho inquisitorial yanqui): es decir, convirtiendo el ocasional abuso privado en una amenaza gansteril al orden público que ponga en jaque a países enteros, como hoy ocurre en México y otros lugares.

Se maneja la noción de salud pública como si fuese algo evidente, acerca de la cual nada tienen que opinar cada uno de los sujetos que a fin de cuentas son los que se saben sanos o se ponen enfermos.

Parece demostrado que abusar del tabaco -como de ciertos alimentos o bebidas, deportes de riesgo, desbordamientos eróticos, pasiones ideológicas, etc.- comporta daños personales.
Pero en cambio se silencian los beneficios que su uso puede dar a quienes saben manejarlo.

El sabio Lichtenberg confesó que le gustaría saber cuántos versos de Shakespeare se los debemos a un vaso de vino tomado en buen momento, aunque su hígado se resintiese "Lo mismo podemos aplicarlo a un cigarro que propicia un proyecto imaginativo, una charla amistosa, la prolongación del encuentro amoroso o una tarde pensativa"

Entiendo que no se debe fumar allí dónde el humo del tabaco moleste a otros, pero ¿por qué los fumadores no pueden disfrutar de un espacio público -sea en un restaurante o en su lugar de trabajo- donde puedan fumar sin que les molesten quejas ni persecuciones?
¿O es que hay quien se siente alterado porque los demás fumen, sea donde sea?
Y dicen de los integristas ...
Como si fuera más excusable coaccionar al prójimo por la salud de su cuerpo que por la de su alma.

Por mi parte, suscribo a Winston Churchill:
- Mi regla de vida prescribe como un rito sagrado fumar cigarros y beber alcohol antes, después y si es necesario durante las comidas y en los intervalos entre ellas

Dénselo por dicho.

Copyright Clarín y Fernando Savater, 2010.

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