"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

domingo, 21 de febrero de 2010

El amor verdadero...

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EL AMOR VERDADERO

La Flauta Mágica de Mozart, es una de las maravillas musicales de todos los tiempos, y la culminación de un proceso que al decir de Barenboim después de su partitura pareciera que ya no hace falta más, toda otra composición es superflua.

En el libreto de dicha ópera, obra de Schikaneder, amigo del compositor, se cuenta la historia del rescate de la princesa Pamina hija de la Reina de la Noche, quien se encontraba en el Templo de la Sabiduría, por el príncipe Tamino.
El Supremo Sacerdote y Guardián del Templo Sarastro declara en una de sus arias:
“El amor verdadero entre dos seres, es el origen de la sabiduría”

Y en otra aria:
"En estos sagrados muros no se conoce la venganza; y si un hombre ha caído, el amor lo conduce de nuevo al deber"
Entonces camina alegre y contento, de la mano del amigo, hacia un país mejor.

En estos muros sagrados, donde el hombre ama al hombre, no puede acechar ningún traidor, porque los enemigos han desaparecido.
"Quién no se alegra de estas doctrinas no merece ser un hombre”

Si dos seres se aman realmente, como amantes, como amigos, como hermanos, como padres e hijos, en realidad están potenciando mutuamente sus emociones y sentimientos, y ese sentir guía la razón, no ya hacia la negación del otro, sino a la contemplación de él como parte de si mismo.

Si entendemos por sabiduría, el saber vivir, el conocer e interpretar el deber en las contingencias de la vida, en actuar correcta y adecuadamente en cada acto de nuestro existir, en que nuestra conducta sea la que debe ser, y que nuestra actitud sea justa, equitativa, correcta y bondadosa, habremos aprendido a ser sabios.

Este saber escapa a la inteligencia, no tiene relación directa con la capacidad, en cualquier nivel y con cualquier cociente intelectual, un hombre puede ser sabio.

Pareciera que la primera condición es ser bueno y saber amar.

La bondad es la justicia misericordiosa, es el respeto a la libertad y al disenso, es la corrección legítima para que uno pueda ser mejor, y para que el otro alcance la verdad.

El que ama de verdad busca el bien, ya real ya imaginado, su afecto tiene esa dirección única y sin desvíos, y goza de esa búsqueda del bien.

Platón comparó el amor al conocimiento, y lo señaló como un dios poderoso, pero no a todo amor, sólo al amor que se manifiesta como deseo del bien, el amor a los seres como reflejo del bien y la belleza absolutos.

Si nuestras sociedades se organizaran respetando este único principio del amor verdadero, otra sería la vida sobre la tierra.
No hay lugar a la venganza, y si el hombre ha caído, el amor lo conduce de nuevo al deber.
Está en lo más profundo de nuestro corazón, y sólo necesita de la aprobación de la voluntad de cada uno de nosotros, para que nuestro comportamiento sea acorde con él.

Es el amor que te tengo
que me lleva a descubrir
que solo yo lo sostengo
en mi tiempo de vivir.
Por que como de Ti vengo
he llegado a discernir
que sólo por Ti lo tengo
y no debo permitir
perderlo antes de morir.

Elías D. Galati
wolfie@speedy.com.ar

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