"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

miércoles, 3 de marzo de 2010

En busca del tiempo perdido

Es lo que procura el Ministro Alberto Sileoni después de treinta años de fracasos del establishment educativo y de FLACSO.

Alberto Sileoni en tres documentos publicados en el 2009 ha planteado una reforma del sistema secundario que reúne algunos aspectos novedosos y extraños al progresismo educativo.
Los mismos fueron aprobados en el Consejo Federal de Educación lo que significa que han sido aceptados por todas las provincias.

¿En que consiste esta reforma?

En principio se unifica la acreditación de saberes mediante un título único de validez nacional: Bachiller.
Este bachillerato durará cinco o seis años según la jurisdicción. De manera que sumando los años de la primaria y secundaria se alcancen los doce años de estudios. Esto es, en aquellas jurisdicciones en que la primaria dure seis años la secundaria durará lo mismo, y en aquellas jurisdicciones en que la primaria dure siete años la secundaria será de cinco.

Este bachillerato tendrá dos ciclos. Uno básico y otro de especialización. Nada muy distinto de los antiguos bachilleratos de siempre. Las especializaciones son muchas:
a) Ciencias sociales y humanidades
b) Ciencias naturales.
c) Economía y administración.
d) Lenguas.
e) Arte.
f) Agro y ambiente.
g) Comunicación.
h) Informática
i) Turismo.
j) Educación física.

El Ministro asevera que la nueva Escuela secundaria se caracterizará por la calidad y la inclusión dos líneas de acciones inseparables e insustituibles. En esto el Ministro ha sido muy cuidadoso atento que la escuela argentina de los últimos años, en la cual él ha tenido mucho que ver y naturalmente FLACSO, no se ha caracterizado precisamente por la calidad.

Ideologizados, como están, contra las reformas del 90’ (a pesar de haber sido funcionarios de ese periodo) su discurso pedagógico se centró fundamentalmente en la contención.
Contener a los hijos de los desocupados ocasionados por las reformas del estado, el modelo económico, la convertibilidad, la desregulación, el consenso de Washington, y todos los males del capitalismo salvaje de los 90’.

Participaron como funcionarios de un modelo que negaban y repudiaban.
Como esto atormenta buscaron justificarse ante ellos y la sociedad como el sector que con gran conciencia social cauterizaban, desde adentro, las heridas provocadas por los neoliberales.
Estaban allí como salvadores de la patria social.
¡Y se lo creyeron!

No hay que desdeñar emolumentos, salarios y canonjías.
Pero para intelectuales comprometidos con la idea y el pobrerío esto último no guardaba ninguna importancia. ¿O sí?

Desdeñaron la calidad (a pesar de lo que declaraba la Ley Federal de Educación) y acentuaron en la inclusión.
Con la crisis del 2001 la realidad se juntó con el discurso y fue el único momento en que estuvieron vinculados a las certezas.
La desocupación y la miseria obligaban a que las escuelas abordaran la problemática social.
Después con el gobierno de ellos, me refiero el progresismo kirchnerista, y creciendo a tasas chinas el abordaje educativo debía procurar otro discurso.

Vino la nueva ley Educativa de Filmus que fue un calco de la Ley Federal de los 90’ pero con la obligatoriedad del secundario.
Se acentuó en la calidad.
Sin embargo la Escuela no cambió.

La inercia del "discurso progre" acerca de los derechos más que los deberes y la igualación para abajo porque hacerlo para arriba es discriminatorio, resultado de un modelo político salvaje e inhumano, hizo que la escuela descendiera a un pozo más profundo aún.

A la luz de los resultados educativos de los últimos siete años la corporación educativa, la burocracia pedagógica y FLACSO han fracasado.
Basta leer los guarismos de abandono, desgranamiento y repitencia de los últimos años y se entenderá lo que vengo diciendo.

En síntesis desdeñaron la calidad en aras de la inclusión y ahora nos encontramos sin calidad y con escuelas abandonadas.
Un secundario desprestigiado y desvalorizado.

Ahora el Ministro impulsa un cambio asociando inclusión y calidad.
¡Está bien!

Sin embargo hay que remover treinta años de una atmósfera escolar donde el facilismo, la indisciplina, el pedagogismo y la falta de contenidos ha prevalecido en las aulas y envilecido a los estudiantes.
El Ministro sabe que las palabras son discursos y que no devienen en acciones.

Tantos años de fracaso lo han hecho reflexionar ¡al fin y al cabo!
Por eso ha pegado una vuelta de campana y por primera vez el progresismo habla de competencia.
Introduce este concepto en la escuela.
Palabra maldita si las hay para este mundo de la intelectualidad argentina.

Competencia es mercado, insolidaridad, individualismo, fractura, egoísmo cálculo material, especulación, ganancia, corrupción, triunfo de los poderosos sobre los débiles, injusticia, las siete plagas de Egipto y el rudo capitalismo.
No obstante estos males Sileoni se animó.
Y el Ministro ha resuelto premiar a las Escuelas que muestren resultados.
Otra novedad: "resultados".

“Para sobrevivir las escuelas públicas se tienen que reinventar".

La disciplina del mercado da la clave.
Para devolverles la salud es inútil regularlas.
La lección es clara: para tener éxito las escuelas públicas tienen que ser desreguladas...
Deben tener libertad para alcanzar sus objetivos.
Las escuelas deben pasar la prueba de todas las organizaciones de alto desempeño: los resultados.
Y los resultados no se logran por regulación burocrática.

Se alcanzan satisfaciendo los requerimientos del cliente, con recompensas por el éxito y castigos por el fracaso.
La disciplina del mercado es la clave, la forma definitiva de la responsabilidad”

Calidad, competencia y resultados todas ideas provistas por la “derecha”.
Ahora sí, el Ministro deberá pagar la defección de las filas del progresismo sin ganar el respeto de los que creemos en serio en la competencia y los resultados.
De todos modos es un paso adelante.

Centrar en la Escuela la responsabilidad de los resultados y premiarlas va por el buen camino.
Son principios iniciáticos de las escuelas charter o autogestionadas.

¿Porque el Ministro ha llegado tan lejos?
Sencillo, por el fracaso de una escuela que se hunde y porque el Ministro está avivado e intuye el final del progresismo.
Busca espacios en los tiempos que se avecinan y también, ¿porqué no? "un sano intento de probar por otros métodos".
Sin embargo no tan a fondo.
El diario La Nación en una entrevista del 27 de febrero le pregunta:
-¿Estaría de acuerdo en dar incentivos monetarios para las escuelas que mejoren o los docentes con mejor desempeño?
Ministro: “No en los salarios docentes. Pero si estamos pensando seriamente en que como Estado tenemos la obligación de llegar a las escuelas con algún reconocimiento simbólico e institucional que podría también ser económico para las escuelas que tienen mejores resultados. Hay una fuerte negativa de los sindicatos pero tenemos que evaluar positivamente y premiar a las buenas escuelas, las que hacen las cosas bien.
Estamos muy preocupados por el ausentismo docente que en algunas provincias alcanza el 20% ”

El Ministro da en la tecla y no se anima.
Es decir acierta que el ausentismo se supera dándole poder a la escuela y premiando los resultados, sin embargo el reconocimiento sería simbólico puesto que los sindicatos están en contra.

De todos modos es un intento de recuperar el tiempo perdido.

CLAUDIO CHAVES

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