"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

sábado, 24 de abril de 2010

¿Conviven Moral, Justicia y Política?

Con la Moral conviven la Justicia y la Política, y no hay Política injusta, sino injusticia política, ni Moral política sino seudo moralismo político.
Si ellas no entrelazaran sus actos, y sus vías no confluyeran, si no se implicaran ni incluyeran, las últimas se disiparían en su fragilidad.

Si la Justicia se viera agredida, la Moral la defendería, y si la Política se escapara de la Moral, la Justicia la descubriría.
Si alguna resultara agredida, será entonces porque es débil y por falta de inmunidad nunca justificará la circunstancia eximente.
No podrían sobrepasarse o atropellarse, ni ubicarse una sobre otra, no deberían...
Si acompañaran la corrupción orgánica del sistema, se excluirían mutuamente o, en su defecto, se verían asociadas, por coautoras.

¿Qué ocurriría con la Moral si, aunque en ocasiones inoportuna, no hubiese quienes la acompañaran en su tutela?
Porque aunque la hirieran gravemente, con los golpes mortales de la deserción o el abandono, desde la sombra y el anonimato de actos desconocidos (por no reconocidos), permanecerá quieta pero expectante, dispuesta para el rescate, mostrando siempre un flanco para que no quepa la más mínima sospecha sobre ella.

Para la Política y la Justicia, en el desconcierto difamatorio de una sobre otra, los hechos pueden ser casi verdaderos o cuasi falsos, mientras que para la Moral no hay grises, ni riesgos, ni imprudencia, y cuando se denuncian atropellos a la humanidad, no se lava las manos porque nunca se contamina. Y este es su gran crédito, su rescate desde la sombra, porque no entiende de fangos ni de conveniencias, porque no se vicia y porque tal vez, por obsesiva y obsecuente, siempre persiste en el tiempo.

¿Cuántas veces nos invade un sentido de precariedad ante tanta disputa lúdica que empuja a la Moral para que caiga? Afortunadamente sólo tropieza en el acto, porque ningún pozo será jamás demasiado profundo para ocultarla. No renuncia, no se aparta, no nos deja, ni aún ante la peor de las tormentas; es el aire que entra sólo cuando dejamos las ventanas abiertas.

Transitamos por momentos de verdad, por realidades en litigio con el osado atrevimiento de ignorar, en el inmovilismo, la dignidad tal vez inapropiada en algunos contextos, con demasiados interrogantes para pocas respuestas,. ¿Cuál será entonces el momento oportuno para observar la licencia?

La Moral de cada víctima vulnerada en sus derechos, herida pero entera, continúa intacta en la sombra, para que pérdidas y daños denunciados a la injusta Justicia y apolítica Política, actúen en concordancia, en el respeto de dones y empleo de carismas. Cuando las intervenciones políticas son íntegras, honorables, sensatas, prudentes, equilibradas, morales y justas, por humanas, nunca desechan.

No nos sugestiona la Política, ni los juegos politiqueros; no nos conforman pequeñas muestras de Justicia (mejor tierra sin pan que sin Justicia, porque la Justicia traerá el pan); recogemos la Moral que siempre conserva su certeza y que, en el tiempo, hará sentir el vacío de su presencia.

Aclaración necesaria: Las víctimas del abuso sectario aún esperan que convivan Moral, Justicia y Política.

Mara Martinoli

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