"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

domingo, 11 de abril de 2010

Las miserias argentinas son las mismas en el Bicentenario...

En la revista VIVA de Clarín, el historiador Felipe Piña publica este domingo Un socialista de gira por las miserias del país (Informe de Alfredo Palacios 1880-1965) Informe que nos detalla la cruel vida que padecían los niños y los trabajadores de las provincias del Norte, a mediados de los años treinta.

. El paludismo es endémico en Tucumán, Salta y Jujuy
. El tracoma ha invadido Santiago del Estero, Tucumán, Salta y Corrientes
. La tuberculosis, el alcoholismo y la avariosis se han difundido en todo el país, el bocio y el cretinismo endémico se desarrollan en el Norte produciendo una situación angustiosa.

La mortalidad infantil de 0 a 1 año da índices alarmantes llegando a cerca del 300 por mil en Salta y Jujuy, mientras en Nueva Zelanda al 39 por mil y los nacimientos disminuyen, agravando el desierto que nos invade por todas partes. Y como si eso no fuera suficiente, la caravana dolorosa de millares y millares de niños, con los ojos sin luz, con el pecho enjunto, desnutridos, miserables y enfermos, se arrastran por las campiñas argentinas llenas de sol...

"Esos niños son argentinos, hijos de argentinos, nietos de argentinos, bisnietos de argentinos y muchos de nosotros, señores senadores, hemos venido ayer... (Alfredo Palacios, el dolor argentino – Buenos Aires Claridad 1938)

El doctor Palacios cuenta en su informe una anécdota que deja a las claras la inveterada insensibilidad social de nuestra clase dirigente: “La tristeza de los niños me preocupó hondamente desde el día que llegué a esa provincia pletórica de leyenda y misterio: Santiago del Estero.
Un día hablaba yo en rueda de amigos atribuyéndola a la desnutrición infantil. El doctor Alcorta, ex diputado nacional, dudando de mi aserción, dijo que había que atribuirla a la raza.
- “Todos los niños de Santiago del Estero, “son así”, afirmó categóricamente.
- ¡NO!, le contesté… “Los niños bien alimentados ni son tristes ni están quietos…” y para demostrárselo pedí al gobernador y a su señora que invitara a su casa a los niños hijos de los ministros y funcionarios...
Entré en la sala. Allí estaban los niños sanos, bien nutridos, y por eso, con los ojos llenos de luz, de buen color, con carnes firmes, moviéndose todos infatigablemente y haciendo un ruido ensordecedor.

La comprobación estaba hecha...

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Primera plana Clarín Domingo 11, 2010

Para el INDEC hay menos pobres pese al mayor desempleo...

¿En serio?
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El Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo, junto a CTA y otras organizaciones organizan marchas desde el 2006

El Hambre es un crimen. Hay que detenerla. Sí o sí.
Porque en nuestro país no faltan ni alimentos, ni platos, ni madres, ni médicos, ni maestros, faltan en cambio la voluntad política, la imaginación institucional, la comprensión cultural y las ganas de construir una sociedad de semejantes que asegure a nuestros hijos las oportunidades vitales para que puedan crecer con dignidad.
Es imperativo terminar con un sistema económico -que en la mayoría de los casos- no da hijos sino hambre, que no da futuro sino Paco, que talla caricias olvidadas en cuerpos olvidados.

Niños hermosos nacen a la muerte aunque ya todos sepamos que la infancia es el principal recurso natural no renovable de nuestro país, ya que la mayoría de las capacidades humanas quedan -de alguna manera- determinadas durante los primeros años de vida cuando los niños están haciendo ahora mismo sus huesos, criando su sangre y ensayando sus sentidos.

La infancia es por lo tanto la gran oportunidad de la sociedad para mejorarse a sí misma en lo biológico, en lo cultural, en lo económico, incluso en lo político. La infancia es el terreno más fértil para sembrar inteligencia, trabajo, creatividad, justicia y democracia.

Sin embargo, los niños se nos mueren de hambre por decenas cada amanecer. Se nos mueren "acabaditos de nacer" mientras los padres lloran por los días hermosos, cuando la vida era azul.

Sin una infancia sana, amasada y entera es impensable una Argentina mejor. Porque un país que mutila a sus niños es un país que se condena a sí mismo.

¿Cuánto tendrán que andar nuestros hijos pobres, para no morirse de hambre, como goteras vivas que desangra las estrellas? Entre dolores y silencios hay una calle por donde marchan los niños hacia una primavera que se domicilia en los extremos del viento borrando de los calendarios la contribución de sangre a la acumulación capitalista.


Alberto Morlachetti
Coordinador Nacional

Fuente:http://www.pelotadetrapo.org.ar/

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