El "apriete"

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El término apriete proviene del verbo apretar que significa estrechar con fuerza, comprimir y también obrar con mayor esfuerzo que lo común.

También significa poner una cosa sobre otra haciendo fuerza o comprimiendo, y estrechar algo hasta reducirlo a su menor volumen

Por analogía también angustiar, afligir, poner tirante para aumentar la presión.
Y entre las últimas acepciones figura acosar, estrechar a alguien persiguiéndolo o atacándolo y tratar con excesivo rigor.

Estos dos últimos sentidos se han convertido en un paradigma político post moderno.

Sistemas totalitarios y democráticos por igual, son capaces de crear mecanismo o tolerar grupos sociales dedicados al apriete de otros grupos o de personas molestas para la ideología o los funcionarios de turno.

El apriete es común en casi todas las naciones, y se toma con tanta naturalidad como si fuera una forma institucionalizada en la sociedad.

Por lo general se mueve en zonas grises, de difícil acceso, sin modos de prueba y en situaciones donde la pluralidad no existe, ya que todos los que participan u observan, de una forma u otro, por ejercerla o por consentirla, por acción o por omisión son parte del apriete.

Asume diversas formas, tomar edificios de empresas, impedir el acceso a los lugares de trabajo, cortar rutas, puentes o calles, escarchar a otras personas en su casa o lugar de trabajo, insultarlas o amenazarlas públicamente, y otras formas varias de impedir el normal desarrollo de la sociedad.

Se llega hasta interrumpir los servicios públicos y validar como públicos y sociales conflictos personales o internos de algunos sectores, exponenciándolos en un contexto del total de la sociedad.

El primer aspecto a considerar en este tema, es la involución social.

Conflictos tanto personales como sociales, hubo, hay y habrá mientras el hombre campee su egolatría sobre la tierra.

Pero la evolución y el paso del tiempo en las sociedades determinó que los conflictos se fueran racionalizando.

Que de a poco se sustituyera la fuerza, el mito o lo mágico, por el equilibrio y la inteligencia, a fin de respetar los derechos de todos los intervinientes en el problema.

Pero apretar significa volver a imponer la fuerza.

Además es un modo totalmente irracional de solución.
Depende del gusto y del humor de quien lo ejerce.

Si no me gusta o no estoy de acuerdo con la solución "te aprieto".

Y más allá de la irracionalidad de los hechos, existe otra connotación todavía más perversa.

Es evidente que estas conductas involucran flagrantes violaciones a la ley, ya que todas las normas imperantes señalan como actos delictivos estas manifestaciones de violencia.

Pero en general se trata de considerar este apriete, no como una violación a la ley sino como un comportamiento emergente de la situación social, de los problemas personales o grupales y de la situación desventajosa que dichos individuos tienen en el complejo social.

Interpolar este concepto significa lisa y llanamente abjurar la ley.

En las legislaciones existen las situaciones de necesidad o de legítima defensa que atenúan o sacan de calificación algunas conductas delictivas.

Pero entender que el pasado de un individuo o la situación actual, económica, social y a veces hasta política, sea excusa para cometer actos reñidos con la ley es desenredar peligrosamente el entramado social.

Una sociedad se amalgama con normas justas, claras y válidas para todos sus integrantes, sin distinción, sin discriminación y sin privilegios.

Cuando los que deben dictar las normas y aplicarlas, dejan de lado la ley como es, y la tergiversan en beneficio de algunos, la sociedad comienza a general resentimiento y violencia.

La falta de justicia y equidad es una de las principales razones para que haya violencia social.

Alguna vez los gobernantes entenderán que su función es administrar, tanto los recursos públicos que no son propios, como las normas, que no pueden interpretar a su antojo y conveniencia.

Elias D. Galati - wolfie@speedy.com.ar