Por cambios de votos o ausencias clave, no puede aprobar leyes y se resigna a jugar fuerte en la Cámara baja. Los nombres que pasaron al rubro “oscilantes”.
La respuesta de la senadora santiagueña sonó casi ingenua:
- “Pero Jorge, cuando ya se consumaron tantos matrimonios entre homosexuales, qué interesa cómo voté yo?”
La respuesta -más bien la no respuesta- tenía que ver con las críticas que pusieron a Ada Iturrez de Capellini en la mira por la manera como votan los senadores.
Recordemos que ella fue una de las dos oficialistas que viajaron en la gira presidencial a China, con lo que dejaron de votar en contra de la Ley de Matrimonio Igualitario como habían anticipado que harían.
Por eso la consultaba Jorge Rial en su programa de radio, ante lo cual la senadora intentó zafar diciendo que su ausencia no había pesado en la votación, porque a la postre el matrimonio gay se aprobó con una mayoría holgada.
Atinadamente, el periodista le aclaró que no había sido tan holgada esa diferencia y que si todos los senadores hubieran votado como habían anticipado, el resultado podría haber sido otro.
Esa es la síntesis exacta de lo que sucedió con esa polémica ley, que puede haber marcado una tendencia para todos los proyectos lejanos a los deseos del oficialismo, de aquí en más.
Es que si bien la Cámara alta aprobó el matrimonio gay por 33 votos contra 27, esa diferencia es engañosa por cuanto surgió de numerosas ausencias “estratégicas” y hasta algunas abstenciones de último momento que no dejaron de llamar la atención. De hecho, todos los conteos previos anticipaban no sólo una votación reñida, sino lisa y llanamente el naufragio de esa norma.
La del matrimonio homosexual fue la ley más importante aprobada en un año de poca concreción en la materia.
Aparte de la ya citada, ninguna de las dos decenas de leyes aprobadas en lo que va de 2010 reviste demasiada importancia. Y lo que es más, pese a ya no tener mayoría en ambas cámaras, ninguna de las normas aprobadas hasta ahora preocupa en modo alguno al kirchnerismo.
Así las cosas, el objetivo del gobierno nacional se ha cumplido hasta ahora bastante bien.
"El mismo consistía en paralizar el Congreso", aprovechando feriados, Mundial de Fútbol y el anticipo de la campaña electoral para la segunda mitad del año. Eso no sucedió: pasadas las dilaciones iniciales, basadas en las diferencias entre bancadas muy diversas, la oposición logró armar una agenda que encendió las luces de alarma en el seno oficialista.
Sin embargo, el kirchnerismo logró una y otra vez desbaratar las estrategias de una oposición que ha visto cómo el entusiasmo inicial se transforma en impotencia.
Un senado inasible
Si bien el resultado del 28 de Junio del año pasado sólo le aseguró a la oposición una mayoría certera en la Cámara de Diputados, con el correr del tiempo y la transparentación de algunas posturas crecieron sus esperanzas en el Senado, donde la frutilla del postre se dio al tomar posesión de la mayoría de las presidencias de comisiones. Pero ya en la previa a esa instancia que llenó de brío al arco anti K, las zozobras vividas con los amagues de Carlos Menem anticiparon lo que sería una constante a lo largo del año.
La mayoría opositora en el Senado ya no es “circunstancial”, como deslizó en su momento el oficialismo, sino más bien hipotética, o directamente irreal.
Lo comprobaron los jefes opositores con las dificultades para lograr al menos el quórum, al principio, y ahora lo percibe a la hora de cosechar lo sembrado durante el año, coronando leyes que no se convierten en tales.
A partir de lo sucedido con la Ley de Matrimonio Igualitario, todas las normas auspiciadas por la oposición corren el riesgo de correr el mismo destino: siempre estará el riesgo de ausencias y abstenciones inoportunas que hagan naufragar tal o cual ley.
Sucedió con el proyecto del 82% móvil, una iniciativa que la oposición imaginaba que pocos se animarían a rechazar, pero que ya hoy parece condenada al fracaso.
Si bien el proyecto impulsado por el socialista Rubén Giustiniani avanzaba rápido en la Cámara alta, donde consiguió dictamen antes que en Diputados, finalmente optaron por dar el primer paso en la Cámara baja, donde sí cuentan con números suficientes.
En el transcurso, la ex reutemista Roxana Latorre había anunciado que votaría en contra, con lo cual la oposición se apresuró a recular.
De lo contrario, hubieran llevado al recinto el tema el último miércoles, pero un traspié -inexorable- hubiera obligado a una postergación de un año.
Mal precedente para una serie de iniciativas que la oposición quiere aprobar en el Congreso para dar una señal de poder frente a un kirchnerismo con una capacidad de daño todavía intacta.
El Senado ya no es entonces lo que parecía ser, allá por febrero pasado, cuando la suma de los entusiastas opositores llegó al mágico 37, que no sólo les aseguraba el quórum propio, sino la certeza de la aprobación de todo lo que se propusieran.
A ese número llegaron tras las últimas deserciones del oficialismo, cuando los dos pampeanos se sentaron del lado de la oposición y la senadora dasnevista tomó ese mismo posicionamiento.
Pero el primer traspié vino del lado más impensado, el de Carlos Menem.
Nadie hubiera imaginado al ex presidente haciéndole el juego al oficialismo.
Lo hizo de entrada, cuando exhibió como argumento el hecho de no ser tenido en cuenta por sus pares opositores, a pesar de sus pergaminos, pero más tarde se transformó en una constante y hoy la oposición ya no lo cuenta como seguro, ni mucho menos como propio.
Por el contrario, prefieren adjudicarle una condición de “kirchnerista” que no es tal, pero que tiene por objeto ofender al riojano y, sobre todo, provocarle acidez al oficialismo, que a pesar de ello ni se inmuta.
“Funcional al kirchnerismo”, es en realidad la calificación más certera que merece el ex presidente, cuyo voto no es contado habitualmente para los K -sí lo hizo cuando la ratificación del pliego de Mercedes Marcó del Pont-, pero tampoco para la oposición. De hecho, en general no está a la hora de votar.
Otras deserciones
Sin Menem, esos 37 de principios de año deberían sumar 36, pero la cuenta es menor.
La oposición sabe que debe mirar con ojos especiales a los dos peronistas pampeanos, Carlos Verna y María de los Angeles Higonet, quienes a principios de año anticiparon que mantendrían una posición independiente con respecto al bloque oficialista. Esa actitud les valió la presidencia de una comisión importante y consideraciones especiales para su provincia. La oposición ya no cuenta sus votos como seguros.
No son los únicos votos remisos que muestra la oposición.
En rigor, cansado de los traspiés, el jefe del bloque radical aclaró que ellos podían asegurar tan solo los 17 votos propios.
Los demás ya estaba fuera de toda certeza y librados a las negociaciones de cada ocasión.
Hace rato dejaron de considerar como seguro el voto de la rionegrina María José Bongiorno, y si bien el oficialismo acaba de perder a una integrante, la formoseña Adriana Bortolozzi, ella misma ha aclarado que no se va para sumarse a la oposición. “Soy una librepensadora”, aclaró, con todo lo que ello conlleva.
Así las cosas, el oficialismo hoy tiene una mayoría consolidada de 31 senadores, a los que suelen sumarse los fueguinos María Rosa Díaz y José Carlos Martínez.
Estos lo hacían en función de ser representantes del partido de la gobernadora Fabiana Ríos, cuyas necesidades financieras la acercaron al gobierno nacional.
La provincia pagó con los votos de sus senadores ciertos favores oficiales, aunque un dato no menor acaba de registrarse en la provincia más austral: "La gobernadora armó su propio partido, el Social Patagónico, mientras que los senadores armaron el suyo, “Encuentro Amplio”.
Habrá que ver si esta ruptura se traslada al Senado nacional, aunque en principio el kirchnerismo no se mostró preocupado por el tema.
Treinta y tres votos a los que suele sumarse el del neuquino Horacio Lores, aunque éste se resiste a que lo ubiquen alineado con el oficialismo.
La oposición no exhibe un número mayor.
Hoy cuenta como -casi- seguros a los 17 radicales, siete peronistas federales y otros siete de otros partidos. O sea que sólo ostenta 31 votos seguros, lo cual no les garantiza victoria alguna. Podrá contar muy posiblemente con la dasnevista Graciela Di Perna, con la rebelde Adriana Bortolozzi y eventualmente con la oscilante María José Bongiorno.
Pero mira con cierto recelo a los pampeanos Verna e Higonet, a la santafesina Roxana Latorre y al distante Horacio Lores, mientras descarta Carlos Menem.
Ocho nombres clave que le dan al oficialismo la certeza de que difícilmente algún proyecto adverso logre completar hoy por hoy el circuito de las dos cámaras. Por los votos, o por “bienvenidas ausencias”, cuando corresponda, tal cual se ensayó con la boda gay.
En lista de espera
Varios son los temas que ya fueron aprobados por Diputados y no logran completar el circuito legislativo por falta de certezas en el Senado. A saber:
* Eliminación de superpoderes.
* Reglamentación de los DNU.
* Reforma del Consejo de la Magistratura.
Con dictamen y a la espera de su tratamiento:
* 82 por ciento móvil.
* Reformas a la ONCCA.
* Reformas al INDEC.
Votos oscilantes
Estos son los senadores que hoy forman parte de la oposición, pero que no necesariamente votan con ella:
María José Bongiorno
Adriana Bortolozzi
Graciela Di Perna
María de los Angeles Higonet
Roxana Latorre
Horacio Lores
Carlos Saúl Menem
Carlos Alberto Verna
Boletín Info-RIES nº 1102
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Hace 1 mes
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