Las cartas de Myriam
Por Myriam Obadía
Para combatir los “niveles de malignidad que ha alcanzado la delincuencia”, no es menester crear Misiones, como expresara el Contralor Russián; sólo basta con llevar la pluralidad a la Asamblea Nacional el 26 de septiembre, desterrando a los defraudadores del pueblo y a la “revolución” nacida bajo los auspicios perversos del Castro-Comunismo.
En estos obscuros tiempos, la malignidad comenzó temprano con la Misión Odio y continuó con la Misión Terror, cuando los entonces Alcaldes Barreto y Bernal, dotaron de motocicletas y de armas a grupos, que asociados al “proceso”, han convertido a Venezuela en cementerio.
A diario... millones de armas ilegales, como volcanes desaforados son disparadas en el país, derramando su lava asesina sobre una población indefensa.
Aplicando la “estrategia comunista” de mantener aterrada a la población, las autoridades se niegan a desarmar a esas bandas sin alma y sin conciencia.
La Ley de Desarme ha sido toda una pantomima, que hoy, por las proximidades de las elecciones se disponen a desengavetar.
Una vez sancionada y promulgada, la pondrán a invernar, pues la malvada intención es mantener al país en permanente zozobra.
Para el oficialismo, no es prioritario despojar de las armas a su malandraje y mucho menos a los “guardianes” de la “revolución”, los encapuchados que descaradamente portan uniforme militar y armas de guerra.
La malignidad en los “revolucionarios”, alcanzó niveles históricos de corrupción en la pudrición de alimentos.
La perversión descubrió en ello, una mina para su enriquecimiento.
La maldad de estos tiempos está personificada también, en la maestría de un “contralor” para esquivar la culpabilidad de los intocables del régimen, esos mismos que pastando como ganado en la Hacienda Nacional, han engordado sus haberes.
< Malignidad es... el egoísmo pérfido de aquél, al que no le importó arruinar a cientos de comerciantes de la frontera y que solamente, cuando sintió que el fuego que él mismo provocaba, le estaba chamuscando su piel y su proyecto, reaccionó… cayendo de bruces en la trampa magistralmente urdida por Uribe y el presidente Santos.
< Malignante es... que mientras la región se queda a oscuras por la corrupción y la ineficiencia; los pobres lloran frente a sus ranchos destruidos por las lluvias y, las carreteras y los puentes se derrumban, se hipoteque al país, para seguir cumpliendo con los requerimientos de los Castro y de las demás sanguijuelas extranjeras.
< Maldad es... que a la Policía del Estado Zulia le impidieran desde el año dos mil siete, intervenir en el resguardo de la frontera, mientras la narco guerrilla paseaba y pasea su impunidad, secuestrando a los productores del Agro.
< Existe malignidad... en las leyes copiadas del entramado totalitario de la legislación cubana, e igualmente cuando se irrespeta la dignidad de los diputados disidentes, apagándoles el micrófono, teniendo éstos que apelar a un megáfono, para hacer valer su derecho a expresarse.
Cuando la arbitrariedad confisca viviendas y parcelas que ni siquiera alcanzan los quinientos metros cuadrados, como está sucediendo en Nueva Esparta, pateando el sagrado derecho a la propiedad privada.
< Malignante es... acorralar la iniciativa privada, atentando contra la generación de fuentes de trabajo y contra la soberanía económica del país.
Definitivamente, el “Socialismo del Siglo XXI” ratificado como comunismo por el mismo Castro, (afirmación que sorprendió a Vanesa Davies, que esperaba una respuesta electorera), se opone al desarrollo armónico de la economía nacional, única garantía de una existencia digna y provechosa para el colectivo.
< Malignidad hay... en las normas dictadas por el organismo electoral, que convierten a los observadores en figuras contemplativas del proceso electoral. Según ellas, los “acompañantes internacionales” deben permanecer mudos, hasta tanto no se proclamen a los ganadores.
¡INSÓLITO!...
Da la impresión, de que las caperucitas rojas del régimen, con esta violación flagrante a la libertad de expresión, quisieran acompañar al acusado a La Haya.
Muchísimas más son las perversidades de esta revolución fallida...
Pero tinta y papel serían insuficientes para contarlas.
Myriam Obadía
Abogada venezolana
mybuho7@gmail.com
Fuente: GENTIUNO.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario