Fernando Laborda
LA NACION
Es a estas alturas indudable que para los Kirchner toda disidencia es un problema, todo problema es un conflicto y casi cualquier conflicto puede ser parte de una acción destituyente.
Podría eso ayudar a entender que el gobierno nacional no sólo avale la rebelión del Poder Ejecutivo santacruceño contra la Corte Suprema de Justicia de la Nación, al negarse a restituir como procurador a Eduardo Sosa, sino que también apoye la denuncia del gobernador provincial, Daniel Peralta, sobre un virtual golpe de Estado.
Pero el conflicto santacruceño ayuda a la Casa Rosada a potenciar una campaña contra la Corte tendiente a presionar a sus miembros para que no declaren la ilegalidad del artículo de la ley de medios audiovisuales que obliga a grupos como Clarín a desprenderse de licencias de radio y televisión.
Todo suma en esa campaña gubernamental, motorizada hasta desde las transmisiones de Fútbol para Todos con propaganda oficial donde insólitamente se difunde una marcha a Tribunales organizada por una asociación civil denominada Coalición por una Radiodifusión Democrática.
Claro que la campaña contra la Corte no parece haber ayudado al oficialismo, a la luz de sus derrotas en las elecciones a las cuales concurrieron jueces y abogados para la renovación de sus representantes en el Consejo de la Magistratura.
En las últimas semanas, los Kirchner también vieron cómo se les escurrió prácticamente todo apoyo de las organizaciones empresariales más influyentes. La última de las muchas señales que desagradaron a los hombres de negocios fue el apoyo gubernamental al proyecto del diputado Héctor Recalde para reglar la participación de los trabajadores en las ganancias de las empresas.
Si bien se trata de un principio introducido por la reforma constitucional de 1957, la aplicación de un porcentaje obligatorio de distribución aumentaría costos y llevaría a replantear potenciales inversiones.
El malestar empresarial no empezó con esa iniciativa. El intervencionismo en Papel Prensa y Fibertel, además de las presiones de Hugo Moyano a distintas empresas, ha minado toda la confianza en el Gobierno.
La kirchnerización total del directorio del Banco Central es un dato que ha hecho ruido en el sector financiero, donde se temen una mayor flexibilidad en el manejo de las reservas y una nacionalización de depósitos.
La clase media sufrió una semana atrás la para muchos inexplicable reprimenda presidencial que la enfrentó con "los morochos", según palabras de la jefa del Estado.
¿Cuál es el sentido de todo esto?
Los Kirchner ven en la estrategia polarizadora la única salvación posible a su proyecto.
El objetivo: consolidar su base electoral para arañar el 40 por ciento y apostar a la ingenuidad de una oposición que marche dividida en 2011.
Twitter: @flaborda
Boletín Info-RIES nº 1102
-
*Ya pueden disponer del último boletín de la **Red Iberoamericana de
Estudio de las Sectas (RIES), Info-RIES**. En este caso les ofrecemos un
monográfico ...
Hace 1 mes
No hay comentarios:
Publicar un comentario