"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

jueves, 23 de diciembre de 2010

Hacer balance

La división de la vida en años, tiene que ver con los ciclos naturales.

Las estaciones que determinan los equinoccios y los solsticios, forman un ciclo completo, diferenciado del anterior, del posterior y de los otros.

En el hemisferio sur, el verano, el otoño, el invierno y la primavera y en el norte el invierno, la primavera, el verano y el otoño.

Hay un comienzo y un fin.

El hombre tomó el ciclo de la naturaleza y lo adaptó a su existencia.

Un año significa una etapa, una posta en la vida de cada uno.

Y al finalizar la etapa, es bueno hacer balance, volver la mirada y reflexionar sobre lo que se hizo y lo que no se hizo, sobre los propósitos que se fijaron al comenzar el año, y los que cambiaron o se desecharon en el camino, y lo que se completó y lo que quedó inconcluso.

En este balance hay una mirada interior y una mirada exterior.

Una mirada hacia uno mismo, tratando de comparar quien era al comienzo del año y quien soy al final del mismo. Si evolucioné, me estanqué o involucioné.

Si mis propósitos fueron loables y si se cumplieron.

Y una mirada hacia el exterior, en especial hacia el semejante y hacia el universo.

Cual fue mi relación con los otros, que hice y que no hice, cual fue mi conducta adecuada y cual la inadecuada para mis hermanos, y que hice con el universo circundante, en especial con el medio ambiente.

Si ayudé a su conservación o colaboré con su destrucción.

Menuda tarea si vamos a enfocarla en serio y con honestidad y autenticidad, sin dobleces ni engaños.

Porque al fin el engañado seríamos nosotros mismos.

Mi mundo interior que acompaña mi vida se proyecta hacia el infinito en una constante evolución.

Todas las interacciones tanto humanas como naturales, son estímulos que provocan reacciones y generan cambios.

Es natural que esa proyección sea hacia adelante, en un sentido positivo y como crecimiento.

Involucra a mi personalidad, a mi carácter, a mis valores y sobre todo a mi comportamiento.

Que he hecho con esos estímulos, como los he elaborado y como han influido en mí, para una toma de decisiones.

Me siento mejor, he crecido, mis decisiones son más equilibradas, seguras y competentes, o quedé estancado o quizás involucioné.

Y cual ha sido mi compromiso con los demás y con el habitat que me rodea.

Que he hecho para preservarlo, mejorarlo e impedir que se destruya.

Que he hecho por los demás?

Fue importante en la toma de decisiones y en la forma de comportarse el sentido del otro, el pensamiento de no estar solo, y la convicción que lo que hago no sólo influye sobre mí sino también sobre los que me rodean.

Es posible que la reflexión deje paso al ruido, al alboroto, a los excesos en la comida y en los festejos, quizás porque no quiero pensar, o porque no me hace feliz hacer balance.

Pero un ciclo terminó y otro empieza, y la vida sigue con las mismas condiciones y con las mismas exigencias.

Y estoy inmerso en lo que soy, en lo que siento, en lo que deseo, y en lo que me rodea.

Estoy dentro de un tiempo y de un espacio.

De un instante y de un lugar. Del cual no puedo escapar, aunque me proponga, porque ni siquiera puedo pensar sino dentro de un tiempo y un espacio.

Elias D. Galati

wolfie@speedy.com.ar

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