La decisión del Presidente Piñera coloca a Chile, saludablemente, en las antípodas de lo que es habitual en otros gobiernos de la región
Emilio Cárdenas
Fuente: El Diario Exterior
Soy esencialmente un hombre que dedicó su vida a trabajar en el sector privado.
Con una excepción, cuando me tocó desempeñar la representación argentina ante las Naciones Unidas, incluyendo la experiencia formidable que supone haber pasado dos años en el Consejo de Seguridad de esa organización.
Al terminar mi ciclo en el Estado concluí, entre otras cosas, que los funcionarios públicos tienen menos tensiones que quienes se desempeñan en el sector privado, quizás porque siempre las consecuencias de sus actos impactan a los demás, pero casi nunca a ellos mismos. Por esto, un anuncio reciente de Sebastián Piñera, el Presidente de Chile que proviene del sector privado, me conmovió enormemente.
Me refiero al sorpresivo anuncio que acaba de notificar a los miembros de su gabinete de gobierno, haciéndoles saber que deberán rendir cuenta pública de lo realizado en los primeros nueve meses de gobierno, esto es al cierre del año en curso.
Los Ministros, sin descuidar la labor que les corresponde, deberán rendir cuenta pública mediante tres ejercicios:
(i) presentar un video que reseñe la labor del respectivo Ministerio;
(ii) complementar la presentación con un informe oral, a cargo del propio Ministro; y
(iii) responder a las preguntas de quienes asistan a su rendición de cuentas.
El Presidente Piñera puso a su disposición el salón Montt-Varas, en el Palacio de la Moneda, permitiendo no obstante a cada Ministro optar por otro escenario, si lo desea.
En la reunión deberán estar los principales funcionarios de cada Ministerio y sus expertos, y asistirán invitados representantes de las organizaciones no gubernamentales y sociales vinculadas con la cartera, así como los principales referentes de los “think-tanks”.
No está prevista la presencia del propio Presidente, y no sería imposible que cada uno de estos ejercicios de transparencia, abiertos, sea televisado.
Además de rendir cuentas por el año que se cierra informarán acerca de la labor prevista para el año próximo. En más, el ejercicio será anual.
El primero en ser convocado ha sido el Ministro de Hacienda, Felipe Larraín. El último de la lista, en cambio, será el titular de la cartera de economía, Juan Andrés Fontaine. Luego de Larraín será el turno de Hernán de Solminihac, Ministro de Obras Públicas, cuya exposición presumiblemente se centrará en la expansión de los sistemas de riego y en la evolución de los esfuerzos realizados para reconstruir Chile luego del terremoto que la asolara.
La decisión del Presidente Piñera coloca a Chile, saludablemente, en las antípodas de lo que es habitual en otros gobiernos de la región, en los que el gabinete casi no se reúne, las rendiciones de cuentas son prácticamente inexistentes, los mecanismos de contralor no son independientes, y los fiscales y la justicia parecen preferir el inmovilismo.
Ojalá el ejemplo de Chile genere imitadores en otros países de la región.
La transparencia no vale cuando solo es una declamación y deviene importante cuando se transforma en una realidad.
Emilio Cárdenas
Ex Embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas.
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