Nunca las tenemos, pero hoy menos que nunca.
Hoy, cuando ningún rito, ningún símbolo está ahí para conmemorar el hecho de todos los hechos: El que un hombre ha sido arrojado al mundo
O el otro hecho, su contrapartida exacta y sin el cual el primero sería imposible: Un hombre ha sido despedido del mundo.
Por eso es tan importante lo que puede verse en estas imágenes.
Una hija, Estrella Morente, cantaora tan grande como su padre, le canta a éste, en Granada, el día de su partida.
Los asistentes, sobrecogidos, se arrodillan ante el estremecimiento del cante.
No tenemos a Dios, es cierto, pero seguimos teniendo (¿por cuánto tiempo aún?) el Arte...
Fuente: El Manifiesto.com
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