Una lección para la Indulgencia...
... aquel atardecer en la Estación La Lucila
Se acerco como cauteloso hacia donde estaba esperando el tren. Ya lo había visto otras veces.
Vagaba cada día en la estación. Nadie podía saber de donde era, ni donde vivía, ni su nombre.
Se sentó junto a mi.
Me miró de costado y sin siquiera saludar o darme la oportunidad que lo mire y le hable, levantó su mano al cielo de ese atardecer y señaló hacia Las Tres Marías, aquel collar estelar de la Constelación de Orion...
Se quedó en silencio unos instantes, y me dijo:
Ves, ahí están las Tres Mujeres al pie de la cruz, observando la Muerte de Jesús, ellas brillan como tres y son una sola: una es Sabiduría, la otra Fuerza y la tercera Belleza, sin embargo esos son los nombres más externos y más usuales, pero ellas se llaman de otra forma: Olvido, Sueño y Muerte.....
Me quedé paralizado, no podía decir nada... y siguió diciendome gran cantidad de cosas, muchas de ellas impronunciables, incomprensibles, pero mucho de lo que me dijo, lo recordé, lo recuerdo siempre, porque esa noche en la estación La Lucila, comprendí que olvidar y no recordar era una forma de morir y solo me llevaba a dormir, un sueño que no era ese que me haría descansar.
A continuación he hecho de esta conversación, una suerte de narración, para ejercitar una contención a nuestra indulgencia:
De acuerdo, a nuestra experiencia total (externa e interna), el Olvido, el Sueño y la Muerte son tres manifestaciones de una misma cosa, de aquello que hace desaparecer.
Por ello, se dice que, el Sueño es el hermano menor de la Muerte; a la cual hay que añadirle que, el Olvido es también hermano del Sueño.
Olvido, Sueño y Muerte son tres manifestaciones desigualmente intensas de un único principio o fuerza que hace desaparecer los fenómenos intelectuales, psíquicos y físicos.
El Olvido es respecto al Sueño, lo que el Sueño es respecto a la Muerte.
O bien, el Olvido es respecto a la Memoria lo que el Sueño es respecto a la Conciencia, y el Sueño es respecto a la Conciencia lo que la Muerte es respecto a la Vida.
Se olvida, se duerme y se muere.
Se recuerda, se despierta y se nace.
La relación entre Recuerdo y Olvido es la misma que entre Despertar y Sueño, y la que existe entre Despertar y Sueño es idéntica a la que existe entre Nacimiento y Muerte.
Uno se olvida de sí mismo al dormirse y vuelve a acordarse de sí mismo al despertar.
Es el mecanismo del Olvido el que funciona cuando uno muere, y el del Recuerdo cuando se nace.
En el momento en que la naturaleza nos olvida, morimos; en el momento en que perdemos el vivo interés que teníamos por algo, olvidamos.
Pero, no debemos pasar por alto, sin embargo, que los respectivos campos del Olvido, del Sueño y de la Muerte son más vastos y profundos que los del Olvido intelectual, del Sueño orgánico y de la Muerte clínica.
Además del Olvido intelectual, existe un Olvido psíquico y un Olvido de la voluntad, así como, aparte de la Memoria intelectual, existe una Memoria psíquica y una Memoria de la voluntad.
Por ello, es posible conservar el Recuerdo intelectualmente claro y preciso de un antiguo amigo y, al mismo tiempo, haberlo olvidado por completo desde el punto de vista psíquico.
Uno se recuerda de él, pero sin la viva amistad del pasado.
Y es posible recordar intelectual y psíquicamente a una persona, con un vivo sentimiento hacia ella, y haberla olvidado desde el punto de vista de la voluntad; se la recuerda con ternura, quizá, más no se hace nada por ella.
Además del Sueño orgánico, durante el cual uno está acostado y olvidado de todo, aun de sí mismo, existe un Sueño psíquico y un Sueño de la voluntad.
Durante las dieciséis o dieciocho horas en que permanecemos despiertos, quedan en nuestro ser psíquico capas dormidas.
Uno duerme en estado de vela respecto a muchas cosas: hechos, personas, ideas, Dios...
Si Christo es considerado como «plenamente despierto» (Resucitado) a los sucesos de la vida humana, dígase enfermedad, vejez, muerte, ello se debe a que quienes no son Christo se estiman dormidos con relación a tales sucesos, no intelectualmente, sino psíquicamente y en su voluntad.
Lo saben y no lo saben al mismo tiempo, ya que se sabe de veras cuando se comprende lo que se sabe, cuando se siente lo que se ha comprendido y cuando se practica lo comprendido y sentido.
Pero, además de la Muerte clínica, hay una Muerte psíquica y una Muerte moral.
En el transcurso de los años de nuestra vida, llevamos en nuestro ser psíquico capas muertas.
Hay ciertas cosas que le faltan a nuestro ser psíquico y moral.
La falta de fe, esperanza y amor no puede remediarse con argumentos, ni exhortaciones, ni aun con ejemplos vivos.
Es menester un acto de la magia divina, de la gracia, para insuflar la vida en lo que está muerto.
Si a Christo se le venera como el Resucitado, es porque quienes llevan en sí mismos la Muerte saben que sólo la Magia Divina puede resucitar lo que está muerto en ellos y que la garantía de esto es Christo Resucitado.
Olvido, Sueño y Muerte, como el Recordar, el Despertar y el Nacer, tienen sus propias expresiones en imágenes o símbolos.
Así el negro es imagen de Olvido, las matas de hierba (lo verde) representan el Sueño, y el esqueleto con la guadaña es figura de Muerte. Entre otras variaciones...
El negro es símbolo del Olvido, tanto el involuntario y natural, como del voluntario y sobrenatural.
Las matas de hierba u hojas simbolizan el Sueño, porque el sueño profundo es el estado de vida vegetativa. La vida orgánica: respiración, circulación, digestión, crecimiento; continúa sin la presencia de la animalidad y la humanidad.
Cuando estamos sumidos en el Sueño somos plantas.
Y el esqueleto es el símbolo de la Muerte, porque ésta reduce el fenómeno del hombre consciente, móvil y material a lo que tiene de mineral: un esqueleto.
El Olvido natural reduce al hombre a la animalidad
El Sueño natural lo reduce a la vegetalidad y la Muerte natural lo reduce a la mineralidad.
Todo el problema de la muerte con sus tres grados: Olvido, Sueño y Muerte propiamente dicha; se nos presenta, por tanto, como la imagen de una esfera negra sobra la cual hay matas de hierba y sobre éstas un esqueleto.
A veces de tanto sueño... olvidamos... otras de tanto olvido, solo soñamos y en otras de tanto sueño y olvido... morimos sin estar muertos... por ello querido amigo, solo una cosa...
«Dormiens Vigila»
Ah, me «olvidaba», después de esa noche, nunca más volví a encontrame con ese hombre, realmente no se, si fue un sueño, si lo olvidé o bien pudo haber muerto.
...
Splendor Solís
Boletín Info-RIES nº 1102
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*Ya pueden disponer del último boletín de la **Red Iberoamericana de
Estudio de las Sectas (RIES), Info-RIES**. En este caso les ofrecemos un
monográfico ...
Hace 1 mes
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