Fuente: ABC.es
El despojo de la cátedra de Edurne Uriarte pertenece a la misma estirpe totalitaria que la barbarie del nazismo y del estalinismo.
En el concurso se enfrentaban la ganadora, cuya ejemplar actitud en el País Vasco es conocida y admirada, y Francisco Letamendía, inmerso en el ámbito del nacionalismo radical.
Las presiones, amenazas e insultos se sucedieron antes, durante y después del concurso.
Uriarte obtuvo cuatro votos y Letamendía uno.
Los miembros de la comisión deben justificar sus votos por escrito, atendiendo a los criterios fijados antes de la prueba.
El derrotado presentó recurso ante la Comisión de Reclamaciones de la Universidad, alegando, entre otras cosas, la falta de justificación suficiente de los votos.
Este argumento ha servido para anular el resultado y despojar a Edurne Uriarte de la cátedra que había ganado legítimamente.
Queda abierta la vía del contencioso.
No es fácil penetrar en la conciencia de cada uno de los miembros que han consumado el despojo y comprobar qué parte de su decisión corresponde al convencimiento, al miedo, al sentido de la justicia o a la cerrazón ideológica.
El rector de la Universidad del País Vasco balbució algunos esbozos de argumentos.
Reconoció la existencia del miedo pero negó que hubiera influido en la Comisión de Reclamaciones.
Al parecer, en Euskalerria el miedo es una pasión inocua.
También se refirió a la existencia de «dos pensamientos únicos» (precioso hallazgo lógico) enfrentados.
Otro ejemplo de la teoría de la equidistancia: la que media entre expoliadores y expoliados.
Por lo que se ve, hay que alejarse tanto de los que atemorizan como de los atemorizados, ambos igualmente reos de «pensamiento único»
El miserable episodio revela la naturaleza totalitaria del proceso que vive el País Vasco.
Su paralelismo con los acontecimientos que acompañaron al auge del nazismo resulta ilustrativa. Exclusiones de la ciudadanía que se convirtieron más tarde en negaciones de la condición humana, eliminación cívica y también física de los disidentes, amenazas, señales e insultos en las fachadas de las casas, extorsiones, exilios forzosos, censura y adoctrinamiento, introducción de la mentira en los libros de texto, racismo.
Faltaba esta nueva verificación.
El despojo de las cátedras de los profesores judíos encuentra aquí su correlato en la exclusión de los profesores españolistas o constitucionalistas.
Las cátedras vascas, para los vascos, y sólo son vascos los vascos nacionalistas.
Es la versión autóctona de la pureza aria.
No juzgo la intención ni la actitud de los miembros de la Comisión despojadora.
Pero, en cualquier caso, han actuado en la misma dirección totalitaria marcada por el miedo.
El mal del siglo pasado fue el totalitarismo comunista y nazi que provocó la muerte de millones de seres humanos.
La naturaleza del totalitarismo se revela en la práctica generalizada del terror.
Allí donde el miedo es una fuerza política, la libertad se desvanece.
Pero no debemos olvidar que el horror no empezó de golpe, sino que su apoteosis fue gradual.
Despreciar el terror menor, si es que no se trata de una contradicción en los términos, es hacerse cómplice del terror absoluto.
Por debajo de las diferencias entre los fenómenos, nazi, soviético o nacionalista vasco, debemos llegar a percibir su radical similitud inmoral.
No estamos ante una disputa de historiadores sino ante una cuestión moral.
- «Por mi parte, preferiría que se recordaran, de este siglo sombrío, las luminosas figuras de los pocos individuos de dramático destino y lucidez implacable que siguieron creyendo, a pesar de todo, que el hombre merece seguir siendo el objetivo del hombre»
Fueron seres luminosos en un siglo de tinieblas.
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