"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

martes, 15 de febrero de 2011

El valor de la palabra (Reeditando notas)

Por Corina Ríos

En esta Argentina nuestra, en que a alguien, alguna vez, se le ocurriera decir, que Dios nació en la Argentina y que “atiende” en Buenos Aires… aquí, aparte de la moneda, se devalúa la palabra…

Tanto la moneda como la palabra, la devalúan, quiénes juraron, por Dios, servir a la Patria...
Y se degradan ellos y no les importa nada, degradar a la Patria.

Para Patricio Aylwin (ex presidente chileno), su palabra es un contrato, razón por la que no se permitió (a él mismo) quedarse en el cargo mediante la reforma de la Constitución chilena, que prohíbe la reelección, a pesar de la corriente mayoritaria que en 1994 lo instaba a hacerlo.

Mientras la prensa “oficial” nos quiere demostrar que la administración Kirchner, trabaja para la patria, y que se plantó frente a los Estados Unidos de un modo histórico, en la IV Cumbre de las Américas, el titular de la cátedra de Historia del Pensamiento Económico, Pablo Levín, le explicó a lavaca.org que el triunfo fue de Bush por no haber permitido que se tratara el tema de fondo:
Las políticas de desarrollo, frente a la miseria y al desempleo

Para el profesor Levín, todo fue un show dentro del margen de lo tolerado por los Estados Unidos... una comedia de amagues y malentendidos, de la que también formó parte la Contra Cumbre.

- A mí me queda la sensación de que hay una relación muy estrecha entre cumbre y contra cumbre, y de que en realidad el triunfo de Kirchner no fue tanto contra Bush sino contra los que se ensartaron en la Contra cumbre.
Ese sí fue un triunfo contundente del gobierno porque puso a los "anti" en un escaparate donde no asustan ni perjudican a nadie.
Los neutralizó seguramente como resultado de una serie de negociaciones, los encerró en un estadio a donde fueron voluntariamente, lo que es peor, y encima los reventaron armando un show complementario o paralelo que eran los saqueos o micro saqueos, aparentemente manipulados más de arriba para abajo que de abajo para arriba.
Con lo cual valorizaba su papel frente a Bush, de ser él el que está conteniendo los desbordes.
Yo no veo que esas expresiones puedan ponerse en el mismo nivel que los saqueos de los barrios de Paris, pero sí juegan con la misma pólvora.
Acá se jugó con la chispa cerca de la pólvora, pero la pólvora no se quemó, y allá la pólvora estalló de todas maneras.

La explosividad de los excluidos está presente. 
La diferencia es que una cosa es controlarlo y manejarlo internamente, y otra cosa es que explote de manera incontenible como ocurre en Paris.

La clase que perdió un rol 
Levin propone conversar sobre algunas cuestiones que considera clave para comprender estos tiempos.
El signo de la sociedad en estos tiempos es la deserción de la clase capitalista del papel que históricamente tuvo.
P: ¿Cuál era ese papel?
PL: - No digo asegurar, pero por lo menos brindar una conducción verosímil capaz de ofrecer una perspectiva de desarrollo y progreso para la gente. Y de ofrecer ocupación a la clase obrera. La clase capitalista existe, pero lo que se desvaneció es su capacidad para seguir desempeñando ese papel. Su posibilidad de ejercer una hegemonía como clase dominante, está muy menoscabada.
Esto es una situación inédita en el país.
Y por eso las instituciones y hasta las palabras que usamos son obsoletas, corresponden a una estructura social que no existe.
P: ¿Por ejemplo?
PL: Cualquier palabra. Por ejemplo, mandatario.
La palabra incluía un engaño en los mejores tiempos de vigencia de las instituciones burguesas, porque se le decía primer mandatario al tipo que mandaba, cuando el concepto significa todo lo contrario: es el que tiene que cumplir un mandato.
- El mandato que le da el pueblo no lo ejerció nunca, pero sí tenía el mando.
En ese mando se concretaba algo que se ha desvanecido, la soberanía nacional, que le daba un sentido al conjunto de definiciones, instituciones y sistemas de representación.
Los cargos de los funcionarios, como una cáscara vacía, perdieron su significado.
Se sigue repitiendo maníacamente el ritual de las elecciones, que no molestan a nadie porque de ninguna va a surgir ningún gobierno con autoridad suficiente como para dar una orientación o una estrategia, porque verdaderamente no gobiernan nada. 


Y si antes esta limitación del poder estaba oculta por una serie de pantallas, en estos últimos años se ha desnudado de una manera completamente descarnada, con las visitas de las instituciones financieras internacionales, para monitorear la formulación de los presupuestos, de las leyes, la forma en que se administrarán: no hay ningún asunto de cierta trascendencia sobre el que no se deba rendir cuentas.
De manera que el mandatario ahora sí lo es, pero el mandante no es el que suponen las leyes sino el que manda a formular una ley de patentes, por poner un ejemplo entre tantos.

Al vaciarse el poder del Estado de su contenido esencial de soberanía, la ritual política se convierte en un show vacuo.
Y los representantes, los primeros mandatarios con sus gabinetes, son acróbatas que han aprendido a hacer equilibro en campos de fuerza que sobrepasan completamente su capacidad de decidir y seguramente también la de interpretar.

* Estas notas pueden ser reproducidas libremente, total o parcialmente (siempre que sea con fines no comerciales), aunque agradeceríamos que citaran la fuente. (Entrevista realizada por lavaca)

Nota: Al copiar las expresiones del profesor Levín, hago uso de la palabra escrita:

- Mientras que nuestros representantes siguen sin saber el significado de la palabra empeñada en su juramento de:  “Servir a la Patria”

Estoy pensando que llegó el punto de reclamarles por esa palabra jurada…  y si no la cumplen, la justicia debería preocuparse y ocuparse de hacerles cumplir con el contrato “de palabra” que asumieran con sus administrados.

Corina Ríos  DNI 4482250                 Noviembre 10 del 2005

Desde La Matanza (comprobando que la palabra de los políticos se continúa devaluando MUCHO más que los pesos m/n de 1881)

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La diosa Fides, en la mitología romana, era la diosa de la confianza.

Con el culto a Fides se encarnaba el sentimiento más elevado de los romanos:

"El respeto a la palabra dada, la fe en su sentido más originario que preserva al Estado y a sus individuos.

La diosa personificaba el respeto hacia la palabra, que soporta el fundamento de todo orden social y político.

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