Editorial II
LA NACION
La llamada "ley de la democracia" se parece demasiado a la anterior del Proceso en su afán intervencionista y controlador
Muchas son las declaraciones de funcionarios del gobierno nacional y legisladores del bloque oficialista alabando a la ley de medios con todo tipo de calificativos, especialmente el de ser una "ley de la democracia".
Sin embargo, si se la lee detenidamente, se parece demasiado a la denostada del último gobierno de facto en su afán intervencionista y controlador, incluso de contenidos y expansión de voces.
En algunos aspectos, hasta ha superado a aquella normativa, como es el caso de la limitación a la transferencia de licencias y acciones, la intromisión oficial en la producción de contenidos, la prohibición y el sometimiento a procedimientos de autorización previa para la conformación de redes privadas, la disminución al régimen de multiplicidad de licencias y el uso abusivo de la cadena nacional sin otro fin que hacer propaganda oficial.
Se ha llegado al grotesco de obligar a las emisoras de TV a poner placas para identificar los segmentos de avisos publicitarios, suponiendo en un rapto de paternalismo que la audiencia no puede diferenciar un anuncio publicitario de un programa.
Con sólo ver el costosísimo programa Fútbol para Todos solventado por el dinero de todos los contribuyentes, hasta el más despistado percibe y diferencia el programa y el comienzo del segmento monopolizado por la propaganda del gobierno nacional.
Quizá sea por eso que en esa emisión del canal gubernamental que especialmente supervisa y controla el ex Comfer, hoy Afsca (Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual), se transgrede la ley de medios y no se coloca la innecesaria placa insultantemente aclaratoria.
El propio presidente de la Afsca, organismo de control y aplicación de esa ley, el licenciado Juan Gabriel Mariotto, no se ha cansado de afirmar que la ley de medios generó espacio para que "la militancia" se pudiera presentar al relevamiento convocado el 29 de junio de 2010 con más de 15.000 carpetas, lo que estaría expresando, a su criterio, que habrá más pluralidad y más diversidad de voces, objetivo este último que, obviamente, compartimos.
Pero ocurre que ese "relevamiento" fue, en realidad, otra solapada invitación oficial a la ocupación de hecho, lisa y llana, de las frecuencias que abarcan los diferentes tipos de radios y emisoras de televisión abierta o codificada en todo el país, pero sin requerimiento de autorización alguna de las autoridades administrativas, ni el Afsca ni la Comisión Nacional de Comunicaciones.
De ese modo, se provocan múltiples interferencias técnicas de diversos tipo entre los medios que venían operando sistemas y "las nuevas voces"
Desde que la Afsca convocó, el 29 de junio pasado, al denominado "relevamiento de servicios de radiodifusión sonora operativos" transcurrieron más de ocho meses. Sin embargo, el licenciado Mariotto guarda bajo siete llaves la información detallada de esas más de 15.000 nuevas voces locales, provinciales y nacionales.
Es llamativo, ya que el censo nacional de habitantes se realizó mucho después que el de la Afsca, y en menos de dos meses el Indec informó de los poco más de 40 millones de habitantes y su distribución en el territorio nacional.
Promedia febrero de 2011 y seguimos sin conocer a esos novísimos 15.000 operadores de hecho de medios audiovisuales, amparados en la particular generosidad de la Afsca.
El secreto con que se ha manejado ese relevamiento confirma las sospechas que existían desde que se anunció su realización: los "nuevos operadores" podrían no ser radiodifusores que venían utilizando frecuencias de modo irregular y que ahora esperan una normalización, sino que se trataría de entidades a las que se inscribe en el listado para, más tarde, otorgarles una frecuencia sin necesidad de cumplir con los requisitos que fija la nueva ley.
En otras palabras: cabe la posibilidad de que el hermético relevamiento de Mariotto sea, en rigor, otro copamiento oficialista del dial de radio y TV.
Pero el señor Mariotto también afirmó que quería que sigan "los medios del sistema", como si todo dependiera de sus deseos y no del marco legal vigente en la materia desde hace décadas, incluso desde antes de que él mismo fuera un operador ilegal de una estación clandestina de radio FM en Lomas de Zamora.
Lamentablemente, el presidente del organismo de aplicación de la ley se comporta como un emperador de la antigua Roma, quien con un movimiento de pulgar decide que unas personas ingresen anárquica e ilícitamente a ocupar el espectro y otras, que obtuvieron sus licencias mediante procedimientos legales, pasen a ser descalificadas como "medios del sistema"
Así, por ejemplo, el Canal 4 de Posadas fue sacado del aire en un santiamén por un conflicto societario menor.
Cuesta recordar un hecho semejante en la historia de la radiodifusión argentina durante períodos democráticos.
El Canal 4 no era una voz afín al coro mediático del gobierno nacional y tenía una audiencia superior a su competidor, el oficialista Canal 12.
El silencio de la Afsca frente a tan arbitraria decisión de silenciar un medio audiovisual, con el consecuente cierre de una fuente de trabajo, no puede ser más llamativo.
¿En qué quedó la multiplicidad de voces que el presidente de la Afsca deseaba?
De Mariotto preocupan también sus discursos antidemocráticos amenazando a los jueces con potenciales juicios políticos ante medidas adversas que pudieren dictar sobre la ley de medios.
También resultan escandalosas las disposiciones reglamentarias dictadas para aplicar la ley como un rebenque sobre el lomo de los "medios del sistema"
Ahora se agrega su "silencio de radio" ante la desaparición del aire de un canal de televisión en Posadas, aun cuando la radiodifusión fue declarada una actividad de interés público por la propia ley que el licenciado Mariotto tanto declama apreciar.
Boletín Info-RIES nº 1102
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*Ya pueden disponer del último boletín de la **Red Iberoamericana de
Estudio de las Sectas (RIES), Info-RIES**. En este caso les ofrecemos un
monográfico ...
Hace 3 meses
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