"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

viernes, 3 de junio de 2011

Discursos cruzados

Allí defenderá medidas económicas liberales, aquí reinventará 'El capital' de Marx, versión posmoderna

PILAR RAHOLA

Cómo harán compatible la dura realidad de la Moncloa con los dolores de cabeza de la calle Nicaragua?

Porque aunque ambos lados del cordón socialista han sufrido la misma debacle y están igualmente trinchados, la realidad inmediata no es la misma.
En la Moncloa quieren gobernar durante meses un país con cinco millones de parados, un agujero público desmesurado, un problema serio de credibilidad, una dificultad parlamentaria notoria y la presión internacional para acometer reformas económicas aún más duras.
Es decir, la peor piel en la que un político podría estar en los próximos meses es en la de Zapatero.

En la calle Nicaragua, en cambio, la situación es la contraria, no les queda casi nada por gobernar, de manera que su principal problema es superar la depresión post partum electoral, leer bien los resultados, hacer una catarsis interna y reinventarse sin destruirse.

Tampoco resulta fácil, ciertamente, estar en la piel de cualquier socialista catalán, pero como esta responsabilidad está algo más repartida, es menos dolorosa que la de Zapatero.
¿Quién carga la mochila?
Parece que Montilla, que ha cogido las riendas, pero a ratos parece que Nadal, que aún levanta la voz, y otros ratos está por ahí Corbacho, que sutilmente va ocupando espacio (¿no vino para eso, para liderar el PSC?), y entre rato y rato están los del mantra del grupo parlamentario y Castells, que aún existe, y en las tierras de Ponent observa, tranquilamente, el hombre más valorado del socialismo actual, el alcalde Àngel Ros.


Es decir, están todos los previsibles intentando el malabarismo de reinventar el partido sin moverse demasiado de la propia silla.

También en ello hay diferencias con Zapatero, porque si el presidente ya conjuga el verbo marcharse, los del socialismo catalán están estudiando denodadamente todas las conjugaciones del verbo quedarse.

Mientras se desgrana, pues, la margarita del PSC, que sin duda reportará crónicas políticas variopintas, lo más notorio es el doble juego retórico que tendrán que hacer a lado y lado del puente aéreo.

Por un lado, un aislado y desacreditado PSOE tendrá que llamar a la puerta de CiU para intentar aprobar algunas decisiones traumáticas y por el otro en Catalunya tendrá que poner cara de perro a todo lo que diga CiU, para consolidar su identidad opositora.

Allí defenderá medidas económicas liberales, aquí reinventará El capital de Marx en versión posmoderna. Allí usará un discurso de gobierno responsable ante una crisis, aquí practicará la retórica populista extraída del diccionario de la acampada.
Allí parecerá encorbatado y aquí volverá a la estética de los descamisados, y así hasta el infinito.

Será curioso observar este fenómeno bífido que no responderá a la ética de las convicciones, sino al desespero de las estrategias y cuyo resultado final será lo que ya parece: un lío de ideas monumental.

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