Emergencia en EE UU
14 muertos y una estela de destrucción
El huracán Irene deja sin electricidad a más de cuatro millones de hogares y obliga a cancelar 10.000 vuelos
DAVID ALANDETE - Washington - 29/08/2011
El huracán Irene provocó la muerte de, al menos, 14 personas y numerosos daños materiales a su paso el fin de semana por la Costa Este de Estados Unidos.
Aunque no fue la catástrofe de dimensiones históricas de cuya posibilidad advirtieron algunos gobernadores, dejó a 4,5 millones de hogares sin electricidad, obligó a cancelar más de 10.000 vuelos, cerró una de las principales arterias ferroviarias del país y forzó el desalojo de 2,3 millones de personas.
"Aunque Irene se ha debilitado según avanza hacia el norte, sigue provocando lluvias.
Nuestra principal preocupación eran las inundaciones.
Y se han producido, junto a cortes de electricidad. Aún sigue habiendo riesgos", advirtió ayer el presidente Barack Obama en una comparecencia desde la Casa Blanca, acompañado de la secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano.
"Los efectos de Irene aún durarán semanas. Los ríos pueden crecer y provocar más inundaciones. Hay comunidades que estarán sin luz durante algunos días. Nosotros ayudaremos a los Estados y las ciudades a solucionar esos problemas"
Con ráfagas de viento de hasta 140 kilómetros, Irene se cobró diversas vidas en la franja noreste del país, de Carolina del Norte a Nueva Inglaterra.
Un bombero falleció ahogado en Princeton (Nueva Jersey) en una misión de rescate.
Los fuertes vientos derribaron árboles, que mataron a nueve personas.
En Connecticut, el desplome del tendido eléctrico provocó la muerte a otra.
Las autoridades informaron de, al menos, tres accidentes de tráfico mortales provocados por la lluvia.
La empresa ferroviaria Amtrak canceló el sábado y parte del domingo sus trenes entre Jacksonville, en Florida, y Boston.
Solo en la tarde de ayer se comenzaba a recobrar la normalidad en los aeropuertos afectados, aunque se calcula que más de un millón de pasajeros quedó en tierra.
Los mayores daños los provocó Irene en Nueva Jersey, donde hubo numerosas inundaciones.
La Guardia Nacional movilizó allí a 2.000 soldados para labores de rescate y evacuación.
La costa escapó, sin embargo, a un riesgo asociado a los huracanes: el de los tornados.
Se avistó uno en la localidad de Chatsworth, sin que provocara grandes desperfectos.
Los 2,3 millones de evacuados iniciaban ayer el regreso a sus casas.
Muchos de ellos se preguntaban si las órdenes de desalojo masivo habían sido necesarias, dado que Irene fue degradándose hasta llegar ayer a Nueva York como tormenta tropical, un fenómeno que en ciudades como Miami no es motivo de excesiva alarma.
"Solemos ordenar las evacuaciones cuando hay un 25% de riesgo de que haya un impacto directo del huracán", se justificó ayer en conferencia de prensa Craig Fugate, director de la Agencia Federal de Gestión de Emergencias.
"Eso implica que en un 75% de ocasiones los ciudadanos regresarán a sus hogares sin que haya daño alguno registrado.
¿Por qué evacuar?
Porque es mejor hacerlo, aunque la posibilidad sea de un 25%, por el grave riesgo que existe de pérdida de vidas".
"¿Que si me alegro de que Irene no haya entrado en Nueva York como huracán de categoría 3?", se preguntó Janet Napolitano. "Por supuesto. Hemos hecho lo posible para ayudar en la prevención de los Estados y las ciudades. Era nuestra obligación prevenir con todos los medios".
Los huracanes son fenómenos muy infrecuentes en la región noreste de EE UU, poco preparada arquitectónicamente para ellos.
De ahí la alerta generalizada.
Las autoridades federales, además, han querido evitar la repetición de los errores y la falta de preparación que vivió el golfo de México cuando el huracán Katrina provocó 1.800 muertes en 2005.
Hoy, hace seis años, aquel huracán tocó tierra en Luisiana.
En el caso de Irene, existía la posibilidad de que llegara al eje que une Washington con Boston con una categoría 3, es decir, con ráfagas de entre 178 y 209 kilómetros por hora.
El huracán, sin embargo, aceleró en su desplazamiento pero la fuerza de sus vientos disminuyó al tocar tierra dos veces, en Carolina del Norte y Nueva Jersey.
En Washington provocó la caída de árboles y la pérdida de suministro eléctrico en medio millón de hogares y negocios.
Ayer fue degradado de huracán a tormenta tropical. Las precipitaciones alcanzaron 15 centímetros de media.
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