WRITTEN BY JOSE BENEGAS
Maquiavélicos, bandidos y ricos, hay que admitir que la comandancia del “modelo” es eficiente como las cámaras de gas en la persecución de sus objetivos deleznables.
Néstor Kirchner se adelantó a Clarín, no esperó a que el cambio de humor social le permitiera al “gran diario”, modelo periodístico post peronista, se acomodara y comenzara a informar lo que había tapado durante los primeros años de construcción del aparato nacional socialista.
Al adelantarse acusando, Clarín quedó descolocado en su clásica movida y cuando salió a realizar su juego, tirado a menos y vergonzante, ya estaba descalificado.
Entonces llegó la golpiza electoral que el partido light le dio en la Ciudad de Buenos Aires y salió a sorprender Fito Paez con su asco por la mitad de la Ciudad que según él había votado por el demonio.
Al otro día, rápido como pocos, en lugar destacado del boletín oficial Página 12.
Todos le cayeron encima por usar la palabra “asco” y los propios lo defendieron en nombre del “asco”. Cuando el problema no era el estómago del cantante sino la ausencia de contenido del artículo, la imposibilidad de refutarlo por ser un puro exabrupto.
Entonces llegó el 50% de la señora reina de la milanesa, imposible de votar para cualquier persona respetable.
Pero no le quedaban palabras a la oposición o a los críticos, ya se habían despachado por los términos y los sentimientos de Fito, el problema había sido se suponía su “falta de respeto por la mayoría” y no el insulto sin fundamento.
Biolcatti tendría que abstenerse, dicen muchos, de decir lo obvio.
Los kirchneristas ni se tienen que ocupar de él.
El trabajo lo hacen sus “amigos” censurándolo por parecerse a Paez.
Esteban Bullrich, ministro de educación del partido light, escribió un elogio anti-fitista (que resulta ser PRO-kirchnerista) por el resultado del 14 de Agosto para no ser igual a lo que su sector había criticado. Ellos se canibalizan entre ellos con la liviandad de su ética.
Los kirchneristas no los comen, ellos se auto fagocitan.
Ya pienso que lo de Fito Paez no fue ni un exabrupto, ni una salida espontánea, sino la descalificación anticipada del sentimiento inevitable que tenía que surgir después de un 14 de Agosto en que la mitad del país dijo que quería votar a una señora que dijo cosas como esta:
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“Yo y el líder de la nación libia hemos sido militantes políticos, desde muy jóvenes, hemos abrazado ideas y convicciones muy fuertes y con un sesgo fuertemente cuestionador del status quo que siempre se quiere imponer para que nada cambie y nada pueda transformarse”.
Y que hizo y hace cosas mucho peores.
Poco espacio quedaba después para expresar asco, lo menos que merecen la mitad de nuestros vecinos.
Por eso no voy a decir que siento asco por el 50% de los argentinos, porque sería un error de cálculo.
Mi asco es, redondeo mediante, por el cien por ciento de los Argentinos.
Los que votaron por los Kirchner, los que los alimentaron, los que no les opusieron ningún principio y los que creen que tienen razón pero no se animan a sumarse o ni siquiera han sido invitados.
Claro que dejo afuera a mis amigos, a la gente que se atiene a la realidad y ha sido honesta con su pensamiento, a los que no simulan adherir a determinado pensamiento mientras boludean en la vida con una frivolidad despreciable ni simulan amplitud de espíritu mientras practican la tibieza con el modelo nazi
¿Pero cuántos son?
Serán el 0,001% en tren de seguir con el redondeo.
Creo que conozco de manera directa o indirecta a todos los que no me dan asco, ninguno está en una posición de poder o prestigio.
Cien por ciento es una cifra ajustada hoy por hoy.
Y no soy Fito, pero no por duplicarlo en sus cálculos, sino porque tengo todo este blog y todos estos años de actuación en medios para fundamentar por qué es moralmente inaceptable haber votado a esa mujer o tratarla como una noble triunfadora; mientras él tiene apenas los caros espectáculos que le pagamos con impuestos.
Fuente: No me parece
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