"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

martes, 13 de septiembre de 2011

Europa se desboca


Por Luis Carranza
Del drama al trauma.
Economía europea se desboca.
Análisis de Luis Carranza, ex ministro de Economía y Finanzas del Perú

Fuente: GENTIUNO.com

Según el mercado, Grecia será incapaz de pagar su deuda.
Los papeles griegos a dos años de vencimiento se negocian por debajo del 50% de su valor.
¿Grecia quebrará en unos meses?
¿Se logrará enrumbar la economía europea o es inevitable el rompimiento del euro?

En 2009, cuando conversaba con amigos europeos y les preguntaba qué probabilidad asignaban a una crisis del euro, me respondían con vehemencia y casi sin pensarlo que no existía ninguna posibilidad de rompimiento del euro.
No dejaba de sorprenderme que fuera la misma respuesta, dada con la misma vehemencia, con que mis amigos argentinos me respondían cuando les preguntaba, allá por 1999, por la probabilidad que asignaban a una salida de la convertibilidad que ataba el peso argentino al dólar en paridad 1 a 1.

Los números en Argentina no cuadraban.
La fuerte depreciación del real brasileño afectó seriamente la competitividad de la economía argentina, ante la imposibilidad de devaluar su moneda, y dado que sus mercados no eran muy flexibles, se resistían a la baja los salarios, pero también los precios domésticos.
Esto desembocó en un severo problema de desempleo.
A este problema se le sumó el desorden fiscal y la desconfianza de los mercados que impulsó al alza de las tasas de interés, y alentó la fuga de capitales.
Todo lo cual llevó a una larga agonía o, como alguien lo caracterizó, un “descarrilamiento en cámara lenta”

Hoy en día, los europeos han perdido la confianza y consideran cada vez más posible una crisis del euro. Y es que los números en algunos países europeos no cuadran.
El escenario de altos niveles de endeudamiento, bajo crecimiento, altas tasas de interés, falta de competitividad por tener una moneda muy fuerte, y lo que es peor, un sistema bancario muy débil y expuesto a la deuda pública, es una mezcla explosiva.

Esta semana la incertidumbre sobre cuándo, cómo y dónde puede explotar el euro se ha incrementado. Esto se ve reflejado en una significativa turbulencia financiera, caracterizada por la volatilidad de las monedas, desvalorización de los bonos soberanos y las caídas de las bolsas.
Y es que las noticias no son buenas.

 - El partido de Ángela Merkel sufrió una nueva derrota electoral, reflejando el malestar del contribuyente frente a la ayuda prestada por Alemania al rescate de las economías periféricas.

- El mercado esperaba con impaciencia el fallo para el miércoles 7 de la Corte Constitucional alemana que determinaría la legalidad de estos rescates.
Al cierre de la presente edición, no se esperaba que dicho fallo dictamine la ilegalidad de los rescates, pero sí que dificultará futuras operaciones de rescate.

- El Banco Central Europeo (BCE) mira con preocupación el escaso compromiso del gobierno italiano para recortar su déficit y manda señales inequívocas a Berlusconi de su molestia, poniendo en duda que continúe comprando bonos italianos con el mismo entusiasmo de las últimas semanas.

- La “troika”, como se llama al grupo compuesto por el FMI, Bruselas y el BCE encargado de revisar el programa de Grecia, no parece muy satisfecha con los resultados, postergando la fecha de visita para la revisión de las metas.
Si bien en el lado fiscal hay desvíos pequeños, no se han registrado avances en las reformas estructurales que necesita la economía griega.

- El FMI demora la publicación de su informe sobre los bancos comerciales europeos, haciendo suponer a los mercados que los resultados son bastantes peores de los que se obtuvieron con las pruebas de stress realizadas por las empresas auditoras del viejo continente.

Sólo hay dos posibles resultados en el largo plazo.
Un resultado positivo que implica la reestructuración ordenada y consistente del modelo europeo, o el resultado negativo que implica la ruptura y la salida desordenada de uno o más países del sistema.

Las medidas que se vienen adoptando son soluciones de corto plazo y reflejan la incapacidad de los líderes políticos de asumir todos los costos que implica buscar una solución permanente al problema.

Las medidas de liquidez implementadas (compra por el BCE de bonos italianos y españoles), los programas de rescates parciales y los insostenibles programas de ajuste fiscal, o la anunciada emisión de eurobonos, solo generan liquidez en el corto plazo pero sin solucionar el problema de fondo.
De continuar por ese camino, tarde o temprano veremos una reedición europea del “descarrilamiento en cámara lenta” argentino.

Para algunos, el colapso del euro llevará a una crisis sistemática, un terremoto grado 10.
Igual que Lehman, pero con la diferencia de que el sistema financiero está mucho más debilitado y no hay capacidad de reacción de la política fiscal y monetaria.

Por fortuna, Europa tiene la capacidad real de solucionar el problema.
Se requiere de un programa de tres elementos.
El primer elemento depende de dos decisiones simultáneas.
La primera es la decisión política de Alemania de liderar un verdadero programa de rescate, que sea creíble por el mercado y que implique una reducción en la deuda de los países altamente endeudados, especialmente Grecia, Portugal e Irlanda, y acceso a liquidez a tasas razonables para España e Italia, que son solventes pero requieren esa liquidez; así como un programa de recapitalización de los bancos.

Pero esta decisión va de la mano de un compromiso real de las economías de emprender un verdadero programa de austeridad y un ambicioso programa de reformas estructurales, que promuevan la competitividad, no por el lado de una depreciación real, sino de aumentos en la productividad.

Una vez que este elemento está asegurado, y se genera credibilidad suficiente en el mercado, se pasa al segundo elemento del programa, que es una combinación de políticas expansivas en el lado monetario, por el BCE, y en el lado fiscal, por parte de los países del norte de Europa.
Esta política expansiva de corto plazo sólo funcionaría si se asegura la credibilidad del mercado, por lo que el primer elemento es clave.

Finalmente, el tercer elemento del programa es resolver el pecado original en el nacimiento del euro. Se creó una moneda común pero se mantuvieron las autonomías fiscales en cada país miembro de la unión monetaria.
Este debe ser un proceso largo pero necesario, para garantizar de una vez la estabilidad de la eurozona.
La situación fiscal del Estado de California es tan o más complicada que la de Grecia, pero nadie cuestiona la existencia del Dólar.

Esperemos que los políticos europeos aborden más pronto que tarde estos retos.
Luego de dos terribles guerras en el siglo pasado, Europa enfrenta la prueba más difícil en el camino a su integración.
Si se quiere seguir con el sueño de la unidad de Europa, Alemania tendrá que pagar la factura, pero a cambio de una reestructuración fiscal y económica profunda.

Esperemos también que los políticos peruanos puedan sacar lecciones de esta crisis y no debiliten los fundamentos de nuestro crecimiento: la estabilidad macroeconómica, la competencia de los mercados, la estabilidad de las reglas de juego y la promoción de la inversión privada.

A pesar de los avances recientes, nuestra economía necesita todavía muchas reformas estructurales.
El discurso de la inclusión social no debe impedir que se aborden los problemas de largo plazo.


Luis Carranza
Ex ministro de Economía y finanzas.
Revista Caretas. Perú

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