"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

martes, 11 de octubre de 2011

Advierten sobre el deterioro en las relaciones con EE.UU.

El frente externo / Tras los votos contra la Argentina en el BID

Por Claudio Jacquelin | LA NACION
   
WASHINGTON.- No soplan buenos vientos para Estados Unidos, y es fácil percibirlo en esta ciudad. Pero tampoco son buenos para la relación con la Casa Rosada.
Ni para las perspectivas económicas y de inversiones que se trazan en esta capital respecto de la Argentina.

El reciente rechazo de Washington al otorgamiento de dos créditos en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) no parece ser un techo en las consecuencias de esa mala relación, sino más bien un piso, a menos que cambien muchas cosas.
Por eso, nadie apuesta a que el voto en el Banco Mundial del director por Estados Unidos difiera del emitido en el BID para que la Argentina consiga el crédito que tiene pendiente de aprobación en este organismo.

Falta de "amigos" que defiendan los intereses de la Argentina
. incumplimiento de fallos del Ciadi (tribunal del Banco Mundial para conflictos por inversiones)
. default con bonistas que no entraron en el canje de deuda ( holdouts )
. incautación de una valija con material sensible de un avión militar estadounidense hecha en persona por el canciller Héctor Timerman
. dificultades o trato discriminatorio a empresas extranjeras
. inflación, cambio imprevisto de normas o ausencia de reglas claras para los negocios:
"Todo eso forma un cóctel explosivo de significación y consecuencias impensadas para las relaciones bilaterales, tanto en lo político como en lo comercial. A lo que se suman los inéditos problemas internos (políticos y económicos) que atraviesa Estados Unidos.

Así lo reflejaron tanto funcionarios, dirigentes políticos y miembros de los influyentes think tanks (centros de estudio y generación de políticas públicas) demócratas y republicanos como representantes del empresariado y de los organismos multilaterales con sede en esta ciudad.
Es decir, buena parte del establishment local e internacional entrevistados a lo largo de cuatro días durante una visita organizada por la Cámara de Comercio de Estados Unidos en la Argentina (AmCham)

Ninguno de ellos dejó de reconocer el crecimiento económico sostenido que en los últimos 8 años registra nuestro país y su consecuente desendeudamiento, disminución de la pobreza y auge del consumo. Pero rápidamente destacaron que ese crecimiento estuvo por debajo del potencial de la Argentina y del alcanzado por otros países emergentes y que no se han hecho inversiones estructurales ni adoptado políticas para afrontar etapas de menor crecimiento e ingresos como las que ellos pronostican. Observaron, además, que hay algunos problemas estructurales que elevan el riesgo y abren incógnitas con vistas al futuro, como la política monetaria, la inflación, el aumento del gasto público y la baja inversión extranjera.

"El problema de la Argentina es que dentro del Congreso y del gobierno no tiene amigos, no tiene quién la defienda. No es una cuestión de peso relativo o de intereses solamente, porque cuando el peso no es suficiente los amigos pueden ayudar. Eso explica el voto contrario de Estados Unidos al otorgamiento de dos créditos en el BID", afirmó, contundente, una importante fuente demócrata de la Cámara de Representantes con acceso a las comisiones en las que se tratan temas vinculados con nuestro país.

Los hombres de negocios fueron aun más elocuentes. "En la visita que la Presidenta hizo a la Cámara de Comercio de Estados Unidos (US Chamber) hace dos años quedó claro que para muchas empresas estadounidenses era muy difícil seguir operando en la Argentina, pero nos sentimos defraudados porque después de todo este tiempo no se cumplieron las promesas hechas. Ha habido desconexión entre los mensajes a los empresarios y las políticas adoptadas", dijo Patrick Kilbride, responsable para la región de la US Chamber, que no sólo es la principal representante del empresariado de Estados Unidos sino la más grande organización de negocios del mundo.

PROMESAS

El incumplimiento de promesas comparte un lugar destacado en el ranking de las causas del deterioro de las relaciones junto al cambio de posiciones o las contradicciones entre lo sostenido en privado y lo manifestado en público -tanto por Néstor como por Cristina Kirchner-, después de reunirse con funcionarios del gobierno y con dirigentes del sector privado. Así lo reflejaron no sólo los hombres de negocios sino también miembros del Partido Demócrata y ex funcionarios de la administración republicana de George W. Bush, que suelen poblar sus relatos con anécdotas al respecto.

La preocupación de los dirigentes empresariales norteamericanos fue corroborada y ampliada por los representantes de las compañías de Estados Unidos en la Argentina. "Las empresas extranjeras tienen más problemas que lo que los medios reflejan", dijo el presidente de la AmCham, Alejandro Bottan, durante una presentación en la que exhibió una serie de indicadores que demostraban cuáles son las dificultades para invertir en la Argentina y la desventaja relativa frente a otros países emergentes. Curiosamente, la noche anterior a ese informe un integrante de la embajada argentina del sector comercial había dicho que gran parte de la responsabilidad de que no hubiera más inversiones eran los medios de comunicación, aunque negaba que las inversiones fueran pocas.

El diagnóstico de lo que pasa, sin embargo, no hace perder totalmente las esperanzas respecto del futuro, sobre todo a los hombres de negocios. Pero, paradójicamente, lo que pasará en la Argentina es aquí un enorme signo de interrogación, aunque todos dan por descontado que Cristina Kirchner será reelegida por un amplísimo margen. Así lo explicó Kilbride: "Sabemos quién seguirá (al frente del Gobierno) en los próximos cuatro años, pero no sabemos cómo seguirá. Queremos saber, por ejemplo, si el espectacular crecimiento de la Argentina llegará a toda la sociedad, si habrá oportunidades de negocios".

Son tantas las incógnitas que despierta el futuro argentino que en cada reunión aquí los periodistas y los representantes de empresas norteamericanas en el país que participamos de la visita terminamos siendo entrevistados:

"¿A qué se debe el optimismo de los consumidores argentinos", inquirió un experto en la región de uno de los principales organismos de crédito del mundo.

"¿Ustedes creen que después de las elecciones habrá un cambio o se profundizarán estas tendencias que hemos visto hasta ahora?", preguntaron varias fuentes políticas.

"¿Por qué la Argentina apuesta todo a la inversión interna y espanta a la inversión externa, al revés de lo que hace Brasil?", indagaron en los ámbitos económicos.

"¿Quién será el próximo ministro de Economía y qué hará con los problemas que deberá afrontar el país?", quisieron saber economistas, dirigentes empresarios y políticos.

Si aquellos diagnósticos negativos y estas incógnitas delinean un escenario complejo para las relaciones bilaterales, la situación interna de Estados Unidos agrega un componente adicional.

Esa parece ser una de las pocas coincidencias que por estos días pueden encontrarse entre republicanos y demócratas. En el Center for American Progress, el think tank más cercano a Barack Obama, fueron claros al respecto y, parafraseando a John F. Kennedy, dijeron: "Algunos países deben preguntarse qué pueden hacer para mejorar su relación con Estados Unidos en lugar de preguntarse qué puede hacer Estados Unidos por ellos. Obama está demasiado preocupado con los hechos graves que pasan en el mundo".

El ex subsecretario de Estado para América latina de George W. Bush Roger Noriega, hoy miembro del think tank conservador American Enterprise Institute, resumió con su habitual frontalidad: "No hay decisión de tener relaciones serias por parte de la Argentina y el gobierno de Obama no tiene política hacia América latina".

Quienes conocen la interna del gobierno de Obama concluyen con un dato concreto para demostrar cuánto impactan la situación interna y la falta de amigos o la ruptura de puentes de la Argentina: "La decisión de votar contra los créditos del BID fue un triunfo del Tesoro sobre el Departamento de Estado, que no impulsaba esa medida. Pero ¿quién iba a defender a la Argentina ante la prédica republicana de que Estados Unidos financia a países que no cumplen con los organismos internacionales y no les pagan a inversores que compraron bonos argentinos, mientras aquí se impulsa un ajuste y aumento de impuestos, sumado al absurdo conflicto creado con la valija incautada por Timerman?".

Quien tenga dudas sobre la validez de tal interpretación puede recurrir a la edición del miércoles pasado del influyente diario local Público: toda la costosa página 7 es un aviso de los holdouts agradeciéndole a Obama por haber frenado los créditos a la Argentina.

Con el proceso electoral norteamericano ya desatado, nadie espera aquí que algo mejore en los próximos meses en la relación bilateral. Y hasta los más optimistas no descartan que todo empeore.

No extraña, entonces, que muchos entrevistados se despidieran con una frase recurrente: "Espero no haberlo deprimido mucho". No se referían sólo a la situación de la Argentina ni a las relaciones bilaterales. También aludían a lo que puede pasar con la crisis norteamericana y mundial

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