La imagen es el resto de una sensación
experimentada, en ausencia del objeto que la ha provocado.
Puede ser asimismo una creación original
compuesta por diversos recursos y también la representación exterior y mental
de un objeto sensible.
Ha escrito Sartre:
“Miro esta hoja blanca que está sobre mi
mesa, advierto su forma, su color, su posición.
Estas distintas cualidades presentan
algunos rasgos comunes.
En primer lugar se ofrecen a mi mirada
como existencia sólo susceptibles de ser comprobadas y cuyo ser no depende en
modo alguno de mi capricho.
Son para mí, no son yo…..pero hete aquí
que, ahora, miro en otra dirección.
Ya no veo la hoja de papel.
Veo ahora el papel gris de la pared.
La hoja deja de esta presente, no está
más ahí.
Sin embargo se perfectamente que no ha
desaparecido….
Simplemente ha cesado de ser para mi….
No he girado la cabeza, mi mirada está
siempre dirigida hacia el papel gris; nada se ha movido en la pieza.
No obstante la hoja se me aparece de
nuevo con su forma, su color y su posición, y se perfectamente en el momento
que se me aparece que es la hoja que veía hace un instante…
En una palabra, no existe de hecho,
existe en imagen.”
Las experiencias de vida, sensaciones y emociones ocurridas en el
transcurso de tu existencia, las guardas dentro de ti.
Forman imágenes que se amalgaman en tu
mente.
Imágenes de cada experiencia, de experiencias
que tengan relación o de formas compuestas que tu armas de acuerdo a tu
sensibilidad, a tu experiencia y a tu deseo.
Las imágenes acuden permanentemente, es
difícil calcular, pero vivimos con nuestras imágenes en todo momento.
Ellas nos marcan, y muchas veces nos
guían, en el camino de la existencia, más que la razón.
Sin embargo, en los momentos en que te
sientes sólo, aún en medio de una multitud, las imágenes, más vívidas, afloran
a tu mente.
Es como un alto en el camino, que
siempre hacemos, para volver a recargarnos y andar.
Como si necesitáramos saber a qué
atenernos, y que somos, y desde donde actuamos.
Estamos solos con nuestros pensamientos,
y se nos aparecen las imágenes que hemos guardado en nuestro interior.
Cada vez que aparecen, elegimos las que
están más acordes con nosotros, con lo que pensamos y deseamos y a fuerza de
reiterarlas, son las que se aparecerán siempre.
Ahí te detienes, piensas, quizás razonas
y elaboras estrategias, proyectos, acordes a dichas imágenes.
Hay algunas que te han marcado con mayor
intensidad.
¿Cuáles son las imágenes que has ido
formando a lo largo de tu existencia?
¿Qué te ha impresionado de tal modo que
priorizas en tu imaginación?
Quizás imágenes de amor, o de lucha, de
rencor, de solidaridad, de amistad.
Hay
diferencias entre las imágenes.
Las imágenes de amor son las más vívidas
ya que se forman no sólo con estímulos visuales, sino también con estímulos
auditivos, táctiles, olfativos y gustativos.
Quien no ha recordado el aroma de la
persona amada, el sonido de su palabra, el gusto y la dulzura del beso, el
placer táctil del abrazo.
Si has amado, el recuerdo es imborrable
y las imágenes volverán recurrentemente cada vez que sientas la necesidad de
aislarte y pensar desde tú mismo.
Más, ¿cuáles son las imágenes que
aparecen desde tu corazón?
Si has construido una vida armoniosa y
en paz, si amas la bondad, la solidaridad, el equilibrio, la abnegación, la
vida y la felicidad, ellas serán amables y colmarán tu interior de dicha.
La
imagen que acuda a ti desde tu corazón, dirá quién eres de verdad, que hombre
hay en tí, que sientes y que es lo que amas.
Eres tú mismo, que proyectas tus
experiencias de vida, en un cuaderno de muestras de la existencia que te guiará
hasta el final
Elias
D. Galati
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