INVISIBLES BALANCES Y AVIONES QUE NO FUNCIONAN
Erradas estadísticas oficiales, injustificado enojo y análisis parcial de la realidad.
Esos fueron los ingredientes que sazonaron el discurso que Cristina Kirchner pronunció hace instantes en el Aeroparque metropolitano en el marco de la inauguración de un hangar de Aerolíneas Argentinas.
Con un tono de inusual dureza, la Presidenta criticó a los gremios sindicales vinculados a la aeronavegación y respaldó al titular de esa empresa, Mariano Recalde.
Lo hizo a través de una frase poco feliz:
“No lo puso el espíritu santo, lo nombró esta Presidenta”
¿Hacía falta decirlo con tanto enojo?
¿Era necesario semejante comentario referido a una persona que, a cambio de $ 82 mil de sueldo solo ha demostrado ineficiencia?
El discurso de Cristina no careció de golpes bajos dirigidos a Mauricio Macri y a los sindicatos. Tampoco estuvo ausente de los datos autorreferenciales de siempre, esta vez utilizados a la hora de compararse con los trabajadores que se escudan en supuestas “tendinitis” y “colitis” para no cubrir sus puestos de trabajo.
A esa altura, la victimización alcanzó niveles pocas veces vistos anteriormente.
¿Cómo una mujer que gana $ 50 mil como mandataria de la Nación y cuyo patrimonio creció un 3.540% en menos de 10 años puede compararse con un simple trabajador?
En realidad, el árbol al que apuntó Cristina no permite ver el bosque que tapa su propio discurso. Es bien cierto que los seis sindicatos sobre los cuales gravita Aerolíneas —uno peor que el otro— no están a la altura de las circunstancias a la hora de resolver los problemas de coyuntura actual.
Sin embargo, también es real que la más grande responsabilidad recae en la ostensible ineficiencia oficial que mostró el Estado desde el año 2008 a la fecha. Más de 2.000 millones de dólares se llevan gastados hasta la fecha sin que se hayan resuelto los problemas de fondo.
Lo único cierto es que se han incorporado 1.500 trabajadores nuevos a una planta ya saturada, los sueldos de los gerentes superan los $ 80 mil y los balances de la firma brillan por su ausencia.
En fin, dos datos pueden dar cuenta de la gravedad de lo que hoy vive Aerolíneas:
- Se gastan en esa firma $ 331 mil por hora en subsidios.
- La mitad de los aviones que hacen vuelos internacionales, no funcionan.
Los que conocen el drama en profundidad —especialmente los que lo sufren por dentro— aseguran que el dinero evaporado no puede rendirse por una sencilla razón: ha sido utilizado para cubrir gastos políticos oficiales de diversa índole, la mayoría de ellos discrecionales y cuestionables.
Ello verá la luz más temprano que tarde y Cristina deberá rendir cuentas por semejante desaguisado.
En ese sentido, tal vez le juegue en contra una frase que ella misma pronunció esta misma tarde:
“Esta presidenta no es eterna”.
Christian Sanz
Twitter: @cesanz1
Tribuna de Periodistas
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