Con su caída, la cúpula de la guerrilla más antigua de Latinoamérica queda descabezada
ARMANDO NEIRA Bogotá 5 NOV 2011 -
Alfonso Cano, líder de las FARC abatido por el Ejército de Colombia / LUIS ACOSTA (AFP)
Alfonso Cano, líder máximo de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), el grupo guerrillero más antiguo de Latinoamérica, fue abatido por el Ejército colombiano el viernes por la tarde. Con su baja, la cúpula de la organización insurrecta queda descabezada: Pedro Antonio Marín, alias Tirofijo o Manuel Marulanda, falleció de muerte natural en la profundidad de la selva, y Jorge Briceño, Mono Jojoy, también fue abatido en un bombardeo a su guarida.
Con la muerte de Cano las FARC sufren un severo golpe militar y pierden a su pilar ideológico. En la larga historia de esta organización marxista -casi medio siglo- solo tres hombres han logrado imponer con su pensamiento un liderazgo de hierro: Jacobo Arenas, Tirofijo y Alfonso Cano. Ahora no está ninguno de ellos y los analistas militares consideran que las FARC se asoman a un horizonte de quiebra.
Cano fue ultimado en la zona rural de Suárez, en el sureño departamento del Cauca. Las primeras informaciones dicen que fue gravemente herido en un bombardeo en el que también cayó su compañera sentimental. Esta acción se habría producido por la tarde. Cano fue recogido por varios miembros de su escolta e inició una fuga que finalmente se frustró.
“Las tropas del Ejército iniciaron su búsqueda y después de varias horas lo alcanzaron, hubo un fuerte cruce de disparos y le dieron muerte”, le dijo a EL PAÍS una fuente del Ministerio de Defensa. Sin embargo, el Gobierno anunció que dará más detalles próximamente. Los combates seguían y era probable que se capturase o fulminase a otros integrantes de esta guerrilla, que en la actualidad tiene unos 10.000 guerrilleros.
Con la muerte de Cano las FARC sufren un severo golpe militar y pierden a su pilar ideológico
“Uno no puede decir que sea el fin del fin porque en un grupo tan grande pueden quedar reductos que insistan en la vía militar. Sin embargo, sus posibilidades de maniobra ahora son mínimas. La única salida es seguir el ejemplo de ETA y renunciar a las armas”, dijo el ex presidente Andrés Pastrana, quien conoció de cerca a Cano cuando gobierno y guerrilla realizaron los fracasados diálogos de paz del Caguán, una década atrás.
El nombre real de Cano era Guillermo León Sáenz Vargas. Nació en un hogar de clase media en Bogotá en 1948. Le encantaba jugar al fútbol en las calles de la ciudad, actividad que alternaba con sus actividades políticas.
Cuando era joven entró a estudiar antropología y derecho en la Universidad Nacional, la más reputada del país y donde por aquel entonces se respiraban los aires frescos de la revolución cubana. Entonces entró a Juventudes Comunistas (JUCO), el espacio de formación de los nuevos cuadros del Partido Comunista. Aquí se fue integrando en las corrientes izquierdistas de la lucha armada.
En Bogotá fue detenido por repartir propaganda clandestina invitado a la insurrección. Tras seis meses de cárcel decidió enrolarse en las FARC y abandonó sus estudios, a punto de terminar. En la organización armada fue nombrado jefe de la comisión de Finanzas del Estado Mayor Central de la Organización. Era el año 1978.
En una guerrilla altamente formada por campesinos iletrados, él se destacó por su oratoria y coherencia en su discurso. Jacobo Arenas y Tirofijo lo invitaron a su mesa y le cedieron el honor de representarlos en las actividades más sensibles para las FARC, como los diálogos de paz.
Durante el gobierno de Belisario Betancur (1982-1986), las conversaciones de 1991 en Caracas, y Tlaxcala (México) en 1992, su figura se destacó. Sin embargo, como las negociaciones fracasaron se ganó la fama de débil dentro de un grupo que privilegiaba sin duda al más hábil disparando, secuestrando o lanzando bombas.
Sin embargo, tras la muerte de Arenas, Tirofijo lo siguió arropando como su alumno predilecto, incluso por encima de Jojoy, que había hecho grandes méritos militares, al punto de tener al país en jaque. En 1999 las FARC tenían presencia en los 32 departamentos de Colombia y en todos los foros internacionales la sentencia apocalíptica de que Colombia era un país inviable se escuchaba cada vez con más frecuencia.
El presidente Pastrana apostó por los diálogos en el Caguán (1999-2002), donde Cano volvió a emerger como el líder de las FARC. Por entonces se permitió la licencia de anunciar frente a las cámaras de televisión el lanzamiento del Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia, cuya dirección asumió en el 2001, una opción política clandestina de izquierda para intentar abordar el poder en caso de que las conversaciones fracasaran, como en efecto ocurrió.
Al morir Tirofjio se preveía una disputa interna con Jojoy, pero este advirtió a sus seguidores de que el jefe era Cano. En septiembre de 2010, Jojoy, cabecilla de la infraestructura militar y de tráfico de drogas de la guerrilla, fue asesinado en un bombardeo y Cano prosiguió su lucha, que terminó este viernes. El futuro de las FARC, ahora sí, es incierto. El Gobierno, satisfecho, anunció ayer que el país respira desde ahora un aire más tranquilo
Boletín Info-RIES nº 1102
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