El primer ministro griego logra los apoyos necesarios para seguir en el cargo.-
Hoy negociará con todos los partidos un nuevo Ejecutivo capaz de hacer frente a la crisis
AMANDA MARS Atenas 5 NOV 2011 - 02:05 CET51
El primer ministro griego, en el pleno del Parlamento. / EFE
Las canciones revolucionarias retumbaban ayer como truenos en la plaza Syntagma de Atenas, para siempre ya el epicentro de las protestas, de las revueltas, de la indignación.
Riadas de manifestantes del Partido Comunista, banderas rojas en ristre, a gritos contra el Gobierno y la plutocracia, emergían de distintos puntos de la ciudad para confluir en el centro, frente al Parlamento griego.
Allí, un primer ministro llamado Yorgos Papandreu ganó finalmente la moción de confianza a la que se había sometido, con 153 de los 300 votos, y ofreció un Gobierno de unidad nacional, sin especificar quién lo dirigiría, pero se resistió a convocar ya las elecciones.
Papandreu ha pactado, según circulaba por distintas fuentes, pasarle el testigo al ministro de Finanzas, Evánguelos Venizelos, para que lidere ese Ejecutivo de coalición.
Pero no confirmó nada de eso ante el Parlamento.
Y el gran partido de la oposición, Nueva Democracia, lo rechaza.
Así que Grecia acabó el día en el mismo limbo político en el que amaneció, y su rescate financiero sigue pendiente de un hilo.
“El enfado de la gente fluye como un río, ¿quién lo parará?”.
Así traducía al inglés uno de los manifestantes la letra de una canción que sonaba en Syntagma.
Iba a ser una noche wagneriana, dentro y fuera del Parlamento.
Se adivinaba por el fenomenal despliegue de la policía antidisturbios en el centro ateniense, protegiendo la Cámara helena.
Varias estaciones de metro se cerraron, las principales arterias se cortaron al tráfico, bares y hoteles bajaban las persianas y los blasones con la hoz y el martillo eran una marea.
El Gobierno griego confirmó pasada la medianoche que Papandreu, de 59 años, hijo y nieto de primeros ministros, como había prometido si superaba la votación, se reunirá hoy con el presidente de la República, Karolos Papoulias, para la formación de un Gobierno de unidad.
No habló de marcharse, aunque, con la boca pequeña, en un momento deslizó que no tendría problemas para dimitir si era bueno para el país.
El Ejecutivo interino tendría que negociar con Bruselas la aplicación del nuevo rescate financiero.
Y entonces se podría hablar de convocar elecciones.
Hacerlo ya dejaría al Parlamento “fuera de juego por unas semanas y no se podrían aprobar los presupuestos de 2012”, argumentó.
Venizelos, su tradicional rival en el Pasok, precisó que “el Gobierno interino debe trabajar hasta febrero y entonces convocar elecciones”.
Los representantes de la oposición de centro-derecha, Nueva Democracia, ni siquiera estaban presentes durante el discurso del primer ministro, como muestra de desacuerdo.
El líder, Antonis Samaras, no dio tregua: “Las máscaras han caído, no hay lugar para la cooperación, elecciones ya”.
Fuentes del partido añadieron más tardes en declaraciones al periódico degital Athens News que no pondrían en riesgo el rescate y lo apoyarían.
Eso sí, sin respaldar las medidas legislativas relacionadas, lo que significa que no se comprometen a aprobar los ajustes sociales que conlleva el plan europeo.
Así que Papandreu ofrece un Gobierno de unidad, pero no parece que el gran rival ni varios de los partidos pequeños vayan a querer participar.
Ahora tendrá que ganar adeptos.
El jueves el primer ministro retiró el referéndum sobre el segundo plan de rescate de Grecia, una consulta que rechazaba su propio partido, el socialista Pasok, para salvar la votación de ayer. Incluso prometió a los suyos dimitir tras el trance, si le apoyaban al menos durante un periodo transitorio.
“Sé que saldremos adelante juntos” dijo al concluir su discurso, y dio una palmada en el hombro de Venizelos, que precisamente lideró el rechazo al plebiscito. "No me importa si yo no salgo elegido", aseguró.
“Los griegos pueden lidiar con las situaciones difíciles y hacer lo que tienen que hacer en el último minuto”, dijo también en un mensaje dirigido al mundo.
Y otro: “El G-20 debe saber que las personas van antes que los mercados”.
Así es como recibió varias ovaciones tras días de chaparrones de críticas de los suyos.
De los 300 diputados, logró el apoyo de 153, lo que significa que votaron a su favor algunos socialistas que amagaban con el no.
La vida política es tan surrealista en Grecia que muchos diputados del Pasok se posicionaron a favor de su primer ministro precisamente para lograr que se vaya.
Papandreu se ha ido quedando solo en los despachos pero, sobre todo, en la calle.
Los sondeos otorgan una mayoría aplastante a Nueva Democracia si hoy se celebrasen los comicios.
El mandatario griego también se ha convertido en persona non grata en Bruselas.
Al poner sobre la mesa el referéndum, dejaba el rescate financiero de Grecia en manos de un pueblo que, según las encuestas, votaría no para evitar más recortes sociales.
José Manuel Durão Barroso, el presidente de la Comisión Europea, advertía ayer en una entrevista en televisión que el Estado heleno se encontraba “al borde de no poder pagar a los hospitales”.
Para arañar dinero, Grecia subastará letras de 1.000 millones de euros a dos años y dos meses para pagar una deuda de 2.000 millones que vence el próximo día 11, según Reuters.
Y es que el país afronta en diciembre varios vencimientos de deuda.
Si seguía adelante con la consulta, los 8.000 millones pendientes del sexto tramo de ayudas del plan de salvamento se congelaban.
Y el nuevo acuerdo, que prevé la inyección de 130.000 millones de euros hasta 2014 y una quita del 50% de la deuda con la banca, quedaba en el aire.
Muchos de los que Grecia había exigido más democracia directa, le enseñaron los dientes al conocer la idea del plebiscito.
Boletín Info-RIES nº 1102
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Estudio de las Sectas (RIES), Info-RIES**. En este caso les ofrecemos un
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