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Caricatura de Alfredo Sabat

viernes, 18 de noviembre de 2011

El Gobierno de Rousseff suma un nuevo escándalo de corrupción

Carlos Lupi, titular de la cartera de Trabajo, ha sido fotografiado bajando del avión de un empresario que recibía dinero del ministerio
La corrupción acosa al Gobierno de Brasil
"El problema de la corrupción nunca ha sido tan serio como ahora"
JUAN ARIAS Rio de Janeiro

A la presidenta Dilma Rousseff le ha surgido otro caso de corrupción en su Gobierno.
Esta vez se trata de nuevo de un ministerio de gran relevancia: el de Trabajo.
Su titular, Carlos Lupi, del izquierdista Partido Democrático del Trabajo (PDT), tras haber negado públicamente que hubiese viajado en el avión particular del empresario Adair Meira, que recibía a través de una ONG dinero del Ministerio de Trabajo, ha aparecido hoy en todos los diarios fotografiado bajando de uno de esos aviones.

Lupi, acusado como le había sucedido a su colega del Ministerio de Deportes, el comunista Orlando Silva, de haber creado dentro del ministerio un esquema de corrupción para financiar a su partido, llegó a desafiar a la mismísima presidenta al afirmar: “Ni ella me saca del Gobierno”.
Antes ya había declarado que él sólo dejaría el Gobierno si lo abatían “a tiros”

Rousseff hubiese preferido, como afirmó uno de sus asesores a este diario, esperar a la remodelación que desea hacer en enero para sacar a Lupi.
Ahora tras haber sido descubierto mintiendo públicamente, no le será fácil esperar, como afirma hoy un editorial del diario O Globo titulado “Lupi, un fardo pesado para Dilma”.

El Partido de Lupi, (PDT) heredado de Leonel Brizola, que fue una de las figuras de la izquierda más destacadas y discutidas de la política nacional y que desde los gobiernos del ex presidente Lula da Silva apoya al gobierno, se encuentra también entre la espada y la pared y se ha dividido en el apoyo a su ministro.

Vivaldo Barbosa, ex diputado federal y una figura histórica del partido ha escrito un artículo contra el ministro Lupi, su compañero de partido, con un título teñido de tristeza: “Un partido que era limpio”.

Es el mismo drama que viven los activistas del partido comunista PCdoB (Partido Comunista de Brasil) cuyo ministro, Orlando Silva, tuvo que abandonar el Gobierno acusado también de corrupción.
Los tres partidos más importantes de la izquierda tradicional brasileña se ven zarandeados por un rosario de escándalos de corrupción política que contradice su pasado de reserva ética de la política del país.

La presidenta Rousseff, que pertenecía al partido del ahora cuestionado ministro Lupi y que abandonó hace diez años ingresando en el PT, se ha visto obligada en su primer año al frente del Gobierno, a tener que prescindir de varios ministros pertenecientes a dicha izquierda debido a acusaciones de corrupción. Con la salida, por todos ya anunciada y esperada de Lupi, serán ya siete los ministros alejados de su gabinete, seis por corrupción, de los cuales, tres proceden de los partidos más importantes de la izquierda (PT; PcdoB y PDT).
No es fácil para ella, porque además se ve aplaudida por la clase media, -que no la había votado- por su coraje en lo que ella llama “mi intransigencia ante la ilegalidad”

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