"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

sábado, 3 de diciembre de 2011

"El pájaro que fui"


El recuerdo privado de nuestros propios caídos, metáfora de los millones que murieron en todas partes

PILAR RAHOLA / La Vanguardia

"Ahora que de nuevo me mantengo firme en el suelo sobre ambas piernas, miro con nostalgia al pájaro que sobrevuela mi cabeza, el pájaro que yo mismo fui una vez"
Lo relata Han Nefkens en uno de esos fragmentos intensos que convierten su libro en una lectura maravillosa.
El título, Tiempo prestado, y la historia, la propia, un coleccionista de arte que un día descubrió que el VIH le había infectado el cerebro y le había producido afasia.
De un instante a otro olvidó cómo se hacía lo cotidiano, hablar, beber, caminar...
Y así, de la mano de ese territorio desconocido en el que se convirtió su propio cerebro, Han aprendió a reescribir su vida.

El jueves por la noche, en la brillante Gala contra el Sida organizada por la fundación que creó el doctor Bonaventura Clotet, el libro de Han nos acompañó a la salida, como si fuera una bella guía de la esperanza.
Uno de diciembre, día mundial de Lucha contra el Sida, un día intenso que empezó con un sentido acto en la Generalitat presidido por el conseller Boi Ruiz, y que tuvo la finalidad de homenajear a todos aquellos que durante treinta años han luchado contra la enfermedad.

Entre otros, ahí estaba Montserrat Pineda, del Comitè 1r de Desembre, una magnífica guerrera de la vida, que alzó la voz en nombre de todos, los caídos y los supervivientes. Después brillaron muchos actos más, entre otros la iluminación con luz roja de algunos de los edificios más emblemáticos de la ciudad, y el día acabó con la gala que el doctor Clotet ha conseguido consolidar y que recaudó casi 500.000 euros para investigación. 
Por el camino de ese día intenso, el recuerdo privado de nuestros propios caídos, metáfora de los millones que murieron en todas partes, víctimas de una enfermedad depredadora que apareció sin preguntar y convirtió a sus portadores en apestados de la sociedad.

Recuerdo los primeros años, cuando caían uno a uno, lentamente, inexorablemente, y los ojos de la gente se llenaron de prejuicios y de estigmas.
En aquellas épocas los enfermos de sida estuvieron muy solos, enfrentados a una enfermedad sin ningún tipo de piedad, que les iba comiendo el cuerpo en un proceso imparable hasta la nada.
Y a la vez, abandonados a su suerte de los amigos que los querían, los médicos que los atendían y los activistas que empezaron a construir un gran edificio de lucha y solidaridad. El resto del mundo se asustó y los despreció.
Tantos años y luchas después, ya no están solos, su enfermedad está bajo control y la esperanza forma parte de sus vidas.

La medicina y la solidaridad han cambiado el sida, y en días como el 1 de diciembre, lo más importante es recordar eso, la esperanza y la victoria.

Lo dice Han Nefkens en su libro:
"Ahora contemplo con cierta melancolía el pájaro libre que era entonces. Tal vez aquel pájaro haya volado, pero queda, con suerte enorme el otro que soy ahora"

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