Ilustración: Pablo Temes
La presidenta tiene mayor poder que ningún
gobernante democrático anterior en Argentina, y está claro que va a utilizarlo
El País / Internacionales / América Latina
Es difícil recordar un comienzo de legislatura tan urgente y decisiva como el de la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner.
Inaugurado su segundo mandato el pasado 10 de
diciembre, ha hecho aprobar, a favor de su mayoría absoluta en ambas Cámaras,
11 leyes, acogidas con diversidad de opiniones.
Casi unanimidad favorable de la menguada oposición
para el texto que limita la compra de tierras por parte de extranjeros.
La FAO calcula que un 10% del territorio nacional
está ya en manos de empresas foráneas, que buscan asegurarse, así, la
producción de alimentos en tierra tan fecunda como la argentina.
La nueva ley fija el límite en un 15%.
Y asimismo virtual unanimidad de la oposición, pero
para denunciar la ley que regula la fabricación, distribución e importación de
papel prensa.
El Estado posee ya un 27% de la única firma local de
esa materia prima, y el resto pertenece a los dos principales diarios del país,
Clarín y La Nación, que califican el nuevo control de arma para amedrentar a
los medios.
Y una tercera ley, contra el lavado de dinero y
financiamiento del terrorismo, que busca perseguir delitos cometidos para
"aterrorizar a la población", preocupa por lo vago y eminentemente
aplicable a lo que al poder se le antoje de su enunciado.
Tras
su extraordinaria victoria en las elecciones presidenciales y a las Cámaras, la
presidenta tiene mayor capacidad de acción que ningún gobernante democrático
anterior en Argentina, y está claro que va a utilizarlo.
Toda ley conoce un desarrollo práctico que determina
su verdadero alcance, pero a priori cabe decir que una excesiva concentración
de poder en un mandatario ha sido frecuentemente malo en cualquier país, aunque
sea formalmente democrático, como es el caso de un gran amigo de la señora
Fernández, el presidente venezolano Hugo Chávez.
La
minoría, aunque no tenga los votos, puede en ocasiones tener la razón…
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