Tarde o temprano cada uno llegará a convencerse de
que ni la ciencia, ni una comunidad religiosa ni las muchas palabras de los
demás le ayudan a encontrar la Verdad.
Todos los esfuerzos externos pueden ser impulsos
para reflexionar, para que nosotros mismos encontremos el camino hacia la
Verdad.
Si seguimos las huellas de nuestros sentimientos,
sensaciones, pensamientos, palabras y actos, de nuestras inclinaciones,
reacciones, también de nuestro afán de pelea, hostilidad o cosas similares,
llegaremos a conocernos a nosotros mismos.
Esto es lo que tiene importancia.
Pues el camino hacia la verdad se recorre únicamente
a través de nosotros mismos y no a través de otros.
Tendremos que reconocer que las verdades que
aprendemos de los libros nos habrán ayudado, sin embargo un libro sobre la
Verdad nunca nos conducirá a encontrarla realmente.
Los libros y las palabras sobre la Verdad son de
gran ayuda e indicadores de camino, pero no nos proporcionan la certeza que
buscamos.
Esta la podemos alcanzar únicamente en nosotros
mismos sin que podamos aportar ninguna prueba externa para ello.
Cada uno de nosotros tiene que lograr la seguridad
de que esto es así.
Si nos esforzamos diariamente en cumplir las leyes
del amor desinteresado y del amor al prójimo, experimentaremos que nos
convertimos en personas distintas y que podemos superar cada vez más
positivamente los acontecimientos del día, porque afirmamos el núcleo positivo
en todo y recibimos solución y respuesta positivas, es decir, legítimas, a
todas las preguntas.


%2B(1).jpg)
No hay comentarios:
Publicar un comentario