El delantero argentino del FC Barcelona Lionel Messi pronuncia unas palabras tras recibir el galardón de mejor jugador del 2011 durante la gala del Balón de Oro de la FIFA 2011 en el palacio de congresos de Zúrich, Suiza, este lunes 9 de enero de 2012. EFE/Steffen Schmidt
REPORTAJE Por
Sebastián Fest (dpa)
Zúrich, 10 ene (dpa) -
Las 12 horas de vuelo trasatlántico entre España y Argentina fueron, durante años, una sutil tortura para Leo Messi, que no podía entender las críticas y la frialdad que recibía en su país.
Pero eso se acabó, porque el mejor futbolista del planeta inició 2012 reconciliado con su país, feliz y "orgulloso" por sentirse querido al fin.
Si la tendencia se consolida, probablemente no pueda haber mejor noticia para la selección argentina.
"Hoy mi país se siente orgulloso de mí como nunca antes me lo habían hecho sentir y demostrado. Eso es para mí algo muy grande y lo agradezco", dijo Messi en Zúrich horas antes de recibir, a sus 24 años, su tercer Balón de Oro consecutivo.
La claridad y la contundencia de la frase sorprendieron, porque no son algo habitual en el "10" del Barcelona y de la selección albiceleste.
¿Estaba esa felicidad relacionada, acaso, con el premio al mejor deportista del año y el haber sido declarado "ciudadano de honor" de Rosario, su lugar de nacimiento?
Sí, dijo Messi posteriormente en un aparte.
"Los premios que me dieron, el reconocimiento en mi país, el cariño de mi gente... Todo eso fue algo muy especial"
Messi podrá hablar poco y parecer ajeno al resto del mundo por momentos, pero su mente registra todo. Le preguntan en catalán y responde en español, le mencionan un dato y tiene todas las cifras en su cabeza, desde el porcentaje de votos que recibió hace dos años para ganar su primer Balón de Oro, hasta los logros de sus más directos rivales.
Por eso al delantero del Barcelona no le pasó inadvertido lo que sucedió hace un año, cuando la capitana del seleccionado argentino de hockey sobre césped, Luciana Aymar, se llevó el premio a la deportista del año en su país, el "Olimpia de Oro".
Messi, quizás el deportista más conocido del planeta hoy por hoy, objeto de adoración en cualquier rincón del mundo, era considerado uno más en su país, blanco incluso de críticas que rozaban el absurdo.
Desde que sólo jugaba motivado por "los euros" del Barcelona hasta que era un "traidor" por haber anotado un gol en la final del Mundial de Clubes 2009 ante Estudiantes de La Plata.
"¿No podéis decirle a Maradona que lo trate mejor?", rogaban en aquellas épocas hombres del riñón del Barcelona cuando, tras cada regreso de las eliminatorias, se encontraban con un Messi triste, golpeado anímicamente por las incongruencias de las selecciones dirigidas por Alfio Basile y Diego Maradona.
Muchos, en su país, le negaban la "argentinidad", cuando probablemente Messi sea el futbolista más argentino de todos aquellos que juegan en el exterior, encerrado en una burbuja que le permite trasladar casi por completo su vida de Rosario a Barcelona.
Pero algo cambió en los días de diciembre que Messi pasó por Argentina.
En mucha gente pesó el recuerdo de su decisiva actuación ante Colombia para convertir en victoria como visitante lo que se perfilaba como derrota segura.
Y en Messi pesaron los premios y el afecto que recibió en Rosario, la ciudad que dejó a los 13 años buscando dar el salto futbolístico que no podía dar en Argentina.
"Leo está mucho mejor", confirmó Xavi Hernández a dpa tras quedar tercero en la elección al mejor futbolista del mundo.
Amigo y compañero de Messi en el Barcelona, Xavi cree que en los últimos tiempos Messi modificó la relación problemática que tenía con la selección argentina y los propios argentinos.
"El hecho de sentirse querido es importante. Se siente más querido por la afición en Argentina, y eso repercute en su juego"
Ganador de 13 de los últimos 16 títulos que disputó con el Barcelona, Messi tiene como gran asignatura pendiente darle a Argentina el Mundial que no gana desde 1986, con Maradona al mando.
"Falta mucho para Brasil 2014", dijo en un momento de su paso por Zúrich el argentino, que fue crudo en su descripción del presente de la Argentina que dirige Alejandro Sabella:
"Hoy la realidad es que estamos muy lejos de ser campeón del mundo, hay muchas selecciones por delante nuestro"
Pero eso no significa que Messi no tenga Brasil 2014 entre ceja y ceja.
Las ironías que le lanzó hace unos meses Pelé, el gran ídolo brasileño al que prácticamente ignoró en la noche de Zúrich, están en la memoria del argentino, al que la mirada se le pone soñadora cuando se le habla de consagrarse en ese Mundial tropical:
"Sería algo espectacular"
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