UNA HISTORIA DE (T) ERROR
Al asumir el gobierno de Alfonsín es que se inició el vaciamiento y entrega de la soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur que luego se profundizaron con Menem, de la Rúa y Kirchner.
Los agentes del extranjero que comenzaron y operaron para ello fueron Dante Caputo, Domingo Caballo, Felipe Solá, Susana Ruiz Cerruti y Horacio García del Solar.
Sus gestiones favorecieron a que Inglaterra avanzara sobre su apoderamiento.
Les entregaron el mar argentino en perjuicio de la industria pesquera, y despreciando el talud continental con todas sus riquezas.
La siguiente cronología ilustra el descuido de la soberanía por quienes llegaron al poder legítimamente a partir de 1983.
Es evidente que se ha errado en la estrategia diplomática, ya que Gran Bretaña ha progresado a medida que los reclamos resultan solo discursivos.
En 1985 Inglaterra construye un aeropuerto en Malvinas para operar naves de gran porte a un coste de 400 millones de dólares. Nada impide que se malograra el proyecto. Inglaterra contaba con la anuencia de la ONU.
El 28 de agosto de 1986, el Poder Ejecutivo nacional firma los acuerdos marco pesqueros con la Unión Soviética y Bulgaria. El Senado avala al Ejecutivo el 23 de diciembre de 1986 mediante leyes 23.493 y 23.494.
Durante 1986, como replica a la firma de estos acuerdos marco firmados por Dante Caputo, Ricardo Jaimes, el gobernador inglés en Malvinas, notifica la Proclama: Nº 4 de 1986, que anuncia la creación de la zona de protección y administración pesquera FICZ (Falkland Islands Interim Conservation and Management Zone). Establece por primera vez 150 millas con prohibición de pesca a la flota argentina. De esta forma, se asegura para la Corona la explotación de un caladero riquísimo.
El estado argentino protesta duramente, pero la medida está en sintonía con el derecho internacional de protección de recursos. Hay que recordar que la flota que habilitan los representantes argentinos era altamente depredadora. Pescaban sin control del Estado y parte de su captura era descargada a buques nodrizas en alta mar.
Las relaciones diplomáticas entre las partes estaban congeladas para beneficio de Inglaterra en posesión de las islas y el mar circundante. El gobierno argentino busca acercar posiciones al amparo de resoluciones de la ONU. Comienzan las negociaciones con mediación de Estados Unidos y avances en detrimento de la soberanía. Estados Unidos proponía para la solución de la disputa por la pesca, la Comisión de Consulta de los Recursos Vivos Marítimos Antárticos (CCAMLR). El negocio millonario de la pesca se escondía en ese entonces a través de la Convención de Recursos Vivos Marinos Antárticos. La Argentina rechaza esta propuesta que, camuflada, es la que hoy prevalece.
Los esfuerzos argentinos de décadas ceden ante famoso “paraguas de soberanía” de Dante Caputo, que no prosperó en mejora alguna para la Patria. Es más, benefició a los kelpers, ya que Inglaterra envió tropas y efectuó millonarias inversiones de defensa en las Islas con el concepto deshonroso de Caputo. Al cambio de gobierno por el menemismo, Domingo Cavallo puso todo la cuestión sobre la cancillería, hasta los temas pesqueros y de plataforma.
En 1990, Gran Bretaña firma con Menem la rendición. La ventaja era que desaparecería la zona de protección militar de 150 millas tan hábilmente mutada en zona de protección y administración pesquera en 1986. De forma inmediata, Inglaterra comienza a instalar la idea de una zona económica exclusiva (ZEE) de 200 millas en derredor de Malvinas con el argumento de preservación de aéreas de pesca. Amplió en 50 millas más, y siguió avanzando. Los kelpers piden acordar límites oeste que se superponen con la ZEE local, recordando a la Argentina su “vecindad ribereña”. No hay que olvidar que Carlos Menem se había comprometido en una soberanía de tres banderas sobre las islas ante la ONU.
El 28 de noviembre de 1990, la Argentina e Inglaterra acuerdan una exploración conjunta de recursos pesqueros y marinos por debajo del paralelo 45º, desde Chubut hasta la Antártida. Este acuerdo se denominó “de la media luna” o “del gallinero”, consolidando así la postura británica sobre el Atlántico Sur.
Se otorga a Inglaterra la posibilidad de evaluar el potencial de la biomasa argentina y riquezas patagónicas del mar. Gran Bretaña evita con esta medida toda interferencia sobre los recursos que migran del continente a Malvinas, a toda vista descabellado.
Ya en esta fecha Inglaterra pretendía una zona determinada para anexar que no podía, por estar claramente fuera de sus pretensiones de territorio argentino. Esta zona le garantizaría un área riquísima en minerales y pesca: el Banco Namuncurá, Burdwood para Gran Bretaña.
En diciembre de 1991 se promulga la Ley 23.968 de líneas de base.
En abril de 1994, Domingo Cavallo y Felipe Solá cierran el acuerdo comunitario pesquero. Otra vez se permite el acceso al mar argentino de una flota altamente depredadora, prohibida por sus artes de pesca en el mundo. El Congreso, con la sanción de la Ley 24.315, aprueba otra entrega. La respuesta no se deja esperar. En agosto de 1994, la Corona establece la Zona de Conservación Externa de las Islas Malvinas, que se extiende hasta tomar un tercio del Banco Namuncurá.
En mayo de 1994, Inglaterra anuncia la aplicación unilateral de un espacio de 1400 km2 al noroeste de Malvinas, donde se establecían año a año capturas muy importantes de calamar.
En 1995 se promulgó la Ley 24.543, que ratifica la Convención de las Naciones Unidas sobre el derecho del mar. Felipe Solá y Domingo Caballo impulsaron estas medidas. Se redujeron de 200 millas a 12 millas el mar territorial argentino y limitaron a 350 millas la plataforma continental, debilitando todos los derechos territoriales sobre Antártida-Malvinas. Esto, a pesar de que la plataforma tiene aéreas que se adentra más de 800 millas.
Estos personajes iniciaron el camino legal del vaciamiento y entrega de las Islas del Atlántico Sur. El paraguas destrozó los reclamos. Abrió un camino para promulgar leyes que cercena derechos adquiridos y desvirtúa las reclamaciones. Unidos por negocios y convenios conservacionistas, se escudaeon en el derecho internacional para borrar un impecable pasado de defensa de soberanía sobre las islas del Atlántico Sur y Antártida.
Año 2000 a la fecha
En junio de 2001, De la Rua ordena a su canciller Rodríguez Giavarini a invitar a Gran Bretaña a coordinar una presentación conjunta ante la Comisión de límites de la Plataforma Continental (COPLA) y que se encuadre esta gestión dentro del “paraguas”, auto limitándose la misma cancillería y dando a Gran Bretaña un tema no incluido: la Antártida, que jamás formó parte del “paraguas” con Inglaterra.
¿Cómo la Argentina puede coordinar con Gran Bretaña que disputa límites y territorios una presentación conjunta? ¿Por cuánto fue esta nueva propuesta de claudicación que el Congreso avaló?
En abril de 2005 votan en Europa el texto de la Constitución Europea que incluía a las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y Antártida como territorio comunitario. Recuérdese que España voto a favor de la anexión del territorio argentino sobre los dichos de Cristina Fernández, de las maravillosas relaciones con la madre patria. Así, el canciller Rafael Bielsa decía “hemos actuado con firmeza y sin estridencias”.
En enero de 2007, Gran Bretaña anuncia la ampliación unilateral de 200 a 350 millas, unos 565 km2 más, con fundamento en normas internacionales.
En mayo de 2009, se anexan los 565 km2 basados en prescripciones de la CONVEMAR, a pesar de que la Argentina tiene aéreas donde la plataforma llega a 850 millas.
En septiembre de 2009. el canciller Taiana reclama y no se produce acción alguna. La razón, es que ya es irreversible la entrega si no existe decisión de tomar medidas legales contundentes en defensa de la soberanía, siguiendo el curso de leyes nacionales y acciones coherentes con los reclamos. Los tratados internacionales pueden denunciarse.
Hoy, que YPF no logra abastecer al país, lleva a recordar que en 1974 la Argentina abastecía a las Malvinas. Se obligó al gobierno de las Islas a comparar combustible y gas a YPF.
El gobierno argentino pudo promover enmiendas o no aceptar algunas normas de la CONVEMAR para mejorar la situación referida a pesca adyacente a la ZEE por sobre la plataforma continental de 350 millas en relaciona Malvinas. Sin embargo, no lo hizo. ¿Por qué? ¿Quiénes fueron los asesores? ¿Cómo se descuidan cuestiones soberanas para recursos de terceras generaciones que los otros y este Gobierno no controlan ex profeso? ¿Quiénes fueron los responsables técnicos de ese momento y qué cargos ocupan hoy? De Alfonsín a Kirchner, la política sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur fue de entrega, con muchos documentos secretos firmados. El ejecutivo trató los cobros independientes de regalías en la explotación Malvinas desde el nexo ENARSA-YPF-British Petroleum. Es lo que hoy está negociando. ¿Qué acuerdos secretos se firmaron con Gran Bretaña para la explotación petrolera? Es hora de que el Congreso los dé a conocer a la ciudanía, más allá de intereses partidarios o prebendistas de los legisladores.
ONU, FAO, UICN: estamentos internacionales ambientales de apoderamiento
Desde 1999, con la participación de organizaciones ambientalistas, entre ellas la prestigiosa RSPB, se preparaba un informe reservado sobre la estrategia de Gran Bretaña en relación con sus 14 territorios de ultramar, incluido Montserrat, las Bermudas, las Malvinas, Tristán da Cunha y los atolones de los territorios británicos del Océano Índico, así como un trozo de la Antártida. Formaría parte de un Libro Blanco que propondría cambios económicos y políticos en las estrategias para el funcionamiento de estas áreas, delineando la manera de utilizarlos más activamente para reforzar las defensas de Gran Bretaña. Véase lo consecuente de la política inglesa con los recientes dichos de David Cameron.
En enero de 2012, Cameron hizo público el tema del Libro Blanco para “reforzar el vínculo y la interacción entre el Reino Unido y los territorios”. El libro incluirá detalles sobre la política británica hacia las Malvinas y los otros 13 territorios bajo su dominio. El plan de Gran Bretaña avanza a través del tiempo, pues sí tienen políticas para los territorios de ultramar colonizados ayer por la fuerza desde leyes internacionales de medio ambiente.
La Argentina tiene políticas de ocasión manejadas bajo lineamientos de ONGs inglesas y una cantidad de ministerios y aéreas infiltradas por la billetera británica, como el Consejo Federal Pesquero, la Administración de Parques Nacionales, la Secretaria de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable y la corrupción imperante e impune de altos estamentos gubernamentales. Se mueven millones en presupuestos en desarrollos conservacionistas que forman hábiles difusores de discursos ambientalistas.
Ongs británicas, el Club de los 101. El G300, WWF, FAO, UICN, UNEP, UNESCO, ONU
La Sociedad Real para la Protección de las Aves (RSPB), es miembro de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) y está formalmente vinculada a las Naciones Unidas, fundada en 1948 por Sir Julián Huxley con una constitución redactada por el Ministerio de Relaciones Exteriores Británico (Foreign Office).
WWF (World Wildlife Fund) se fundó inicialmente para proveer la financiación del UICN y muchas de sus comisiones están controladas por WWF. La UICN considera que su misión principal es la conservación de la “biodiversidad”. Junto con el UNEP (Programa Ambiental de las Naciones Unidas) y el World Resources Institute, la IUCN emprendió una “estrategia global de la biodiversidad”, que inspira y dirige los planes de conservación y entorpecimiento del desarrollo de muchas naciones, e incluye pautas sobre Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y mayores apoderamientos.
La “Asamblea del Milenio” de la ONU en el 2000, exhortaba a adoptar las recomendaciones de la “Carta de la Tierra” (Earth´s Chart, de Mijaíl Gorbachov y Maurice Strong): “las naciones del mundo deberían adoptar como primer paso de una convención internacional que proporciona un marco jurídico integral para las políticas y leyes actuales y futuras sobre el medio ambiente y el desarrollo sostenible”. Esto es, por supuesto, un pase libre para la intervención permanente en asuntos internos de Estados independientes.
Un importantísimo papel en este aspecto lo juega el movimiento verde internacional, con organizaciones como Survival International, Greenpeace, y sobre todo el Worldwide Fund for Nature (WWF) con su proyecto de creación de Parques y Reservas Naturales.
La causa por la conservación del planeta según estos organismos, llevaría eventualmente a la paulatina rendición de las soberanías por parte de los países (en total consonancia con el proyecto de un gobierno Unimundial del G300 y el Club de los 101).
Malvinas, una pelea por algo más que petróleo. Lo no dicho: ¿Por qué?
Las “tierras raras” están compuestas por metales blandos de color gris y de brillo intenso. Son definidas como un grupo de elementos químicos conformados por el escandio, el itrio y los 15 lantánidos. Se utilizan para hacer de todo, desde equipos militares a teléfonos celulares. Malvinas poseen compuestos inorgánicos/orgánicos de metales de tierras raras como el itrio. Los metales raros pueden ser extraídos a partir de métodos de intercambio iónico. El escandio es utilizado en los aviones militares rusos Mig 21 y Mig 29 y en desarrollos Aeroespaciales Challenger. Las islas del Atlántico Sur implican mucho más que lo dicho.
Cada avance sobre el mar posiciona a Gran Bretaña favorablemente en sus reclamos por la Antártida, amenazada por el apoderamiento de los grandes yacimientos de petróleo, uranio, cobre, carbón y oro que existen en esta región. Además, en la Antártida se almacena el 70% del agua dulce del planeta. Este continente blanco, junto con el Polo Norte, son esenciales para mantener el equilibrio del clima a nivel mundial.
Estos temas no figuran en la agenda política ni mediática. El Parque acuático Namuncurá se impuso en silencio y aun se puede revertir solo con patriotismo no discursivo sino activo rechazando desde el congreso a esta entrega.
Quedó plenamente expuesto el vinculo “ambiental internacional” y la tribu de “cipayos” gobernantes que no dudaron en venderse entregando la soberanía calladamente.
En el futuro próximo, el mundo se debatirá por las proteínas (pescado) y el agua, que valdrá más que el oro.
Cristina ya puso un regimiento norteamericano en el Chaco a custodiar el acuífero Guaraní e instaló la tercera bandera en la cordillera: la de la Barril Gold. Almorzó con Peter Munk dueño de esa minera y delincuente internacional, traficante de drogas y armas, socio de Adnan Kassogi.
Se pueden volar todas las montañas que sean necesarias destruyendo el paisaje, los glaciares, contaminando el agua con cianuro, consumiendo millones de litros, mientras las ONG internacionales, y demás estamentos quieren hacer creer que el cianuro utilizado por la minería no daña.
Ahora, Cristina busca blanquear el discurso conservacionista sobre las riquezas del mar argentino. La política de la presidenta es la de Néstor, que en una reunión con empresarios de la pesca en Galicia dijo: “Ustedes júzguenme por lo que hago, no por lo que digo”. Por ello, Cristina enarbola Malvinas y azuza a las ONG’s ambientalistas a defender su causa soberana.
La mayoría de los representantes y funcionarios argentinos callan, pues son millonarios y parte de la entrega nacional de recursos naturales. Son ellos quienes seguirán robando el futuro, mientras puedan con total impunidad emitir billetes desde Ciccone para comprar votos de los más pobres, que ellos mismos crean.
Roberto Maturana
Oficial de Marina Mercante-Investigador
Fuente: Tribuna de Periodistas
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