Riesgo para los depósitos en pesos (de la semana pasada).
CIUDAD DE BUENOS AIRES (InC.)
• El hecho de que la tasa pasiva que pagan los bancos haya sido mayor al
ritmo de devaluación —esto es, positiva en términos de dólar— permitió que en
los últimos años los depósitos en pesos crecieran.
• Las tasas pasivas negativas en términos reales —es decir, inferiores al
ritmo de inflación— son siempre un fuerte desaliento al ahorro.
• Pero como resultaban todavía muy superiores al ritmo de devaluación del
peso — es decir, eran fuertemente positivas en términos de dólares— arrojaban
una rentabilidad interesante para quienes midiesen sus ahorros en moneda dura
(que ha sido la norma, en una sociedad experta en tratar con una moneda nacional
desquiciada durante décadas).
• Ese diferencial ahora se ha revertido y significa una seria amenaza para
la evolución de los depósitos bancarios en pesos, que tienen ahora rendimiento
negativo tanto en términos de inflación como en dólares.
• El gobierno ha acelerado el ritmo de devaluación y ya equivale a
una depreciación del peso de entre 16% y 18% anual.
• Este rendimiento del dólar oficial se desprende de lo que el
Banco Central marca en los mercados futuros de dólar.
• La tasa implícita que arrojan los precios de los contratos
comparados con el valor spot del tipo de cambio mayorista oficial registraron
una significativa suba en los últimos dos meses.
> Hace dos meses para el contrato de fin de año, el Central
convalidaba una tasa implícita de 11%.
> Con la tasa implícita baja, la intención oficial era que los
inversores vendieran divisas en el spot y se cubrieran en el mercado de futuros
comprando a un tipo de cambio barato.
• Las razones de esta suba de la tasa son varias.
> Por un lado, debieron acelerar la depreciación del peso para no perder
competitividad, con una inflación alta, que no cede a pesar del enfriamiento
económico y con un real brasileño que ahora se devalúa.
> Por otra parte, al BCRA no le conviene continuar regalando dólares en
el mercado de futuros porque se deterioran los resultados de la entidad.
• En el mercado spot el BCRA también está acelerando la depreciación de la
moneda local.
• El mes pasado, por ejemplo, el dólar mayorista avanzó casi seis centavos,
lo que representó una tasa de 16% anual.
• Por un depósito a plazo, los ahorristas minoristas obtuvieron en promedio
apenas 11,1% anual, según datos del BCRA al 8 de junio.
• Los bancos del exterior esperan que el tipo de cambio oficial se
sitúe en no menos de $ 5,10 a fin de año, lo que aventajaría con claridad al
rendimiento de los depósitos a plazo fijo.
• Y están advirtiendo a sus clientes que la brecha entre el tipo
oficial y el marginal llegará a 50%.
• Esto ubica al dólar marginal en algo más de $ 7,50, lo que indica
una suba adicional de al menos 25 % para los próximos meses.
• Obviamente, el tipo contado con liquidación debiera correr
similar suerte.
• Es utópico pretender que la gente, en estas circunstancias y con el largo
historial de macrodevaluaciones y confiscaciones de la Argentina, pesifique
sumisamente sus ahorros.
• Con rendimientos negativos, sea ajustados por inflación o en términos de
dólares, los depósitos a plazo del sistema entran en zona de riesgo pues ya no
hay alicientes para constituirlos.
• Las últimas semanas han traído cierto deja vu para los
ahorristas e inversores,.
> Por un lado, el discurso del kirchnerismo pareciera hablarle al
corazón de los argentinos en un momento en que los oídos
están más atentos que nunca a lo que diga el bolsillo.
> Pero más temerario ha sido poner nuevamente en circulación la
palabra pesificación, a poco más de diez años de que
ese mismo neologismo le significara a millones de argentinos la más severa
detracción patrimonial de la historia.
• No se trata aquí de vislumbrar un ataque especulativo —como le gusta ver
al oficialismo— de los ahorristas; el lógico rechazo a perder plata podría
empujarlos a volcar sus fondos a bienes (precios) o dólares (tipo de
cambio).
• Previsoramente, las entidades están cuidando sus colchones de liquidez en
moneda local.
• Esa cautela se refleja en las licitaciones semanales de LEBAC y
NOBAC.
• La demanda de títulos del BCRA se ha reducido.
• Al mismo tiempo, las entidades comenzaron a concentrarse en letras de
menor
plazo, que representan más de la mitad de las compras.
CIUDAD DE BUENOS AIRES Riesgo para los depósitos en pesos (de la
semana pasada)
• El hecho de que la tasa pasiva que pagan los bancos haya sido mayor al
ritmo de devaluación —esto es, positiva en términos de dólar— permitió que en
los últimos años los depósitos en pesos crecieran.
• Las tasas pasivas negativas en términos reales —es decir, inferiores al
ritmo de inflación— son siempre un fuerte desaliento al ahorro.
• Pero como resultaban todavía muy superiores al ritmo de devaluación del
peso — es decir, eran fuertemente positivas en términos de dólares— arrojaban
una rentabilidad interesante para quienes midiesen sus ahorros en moneda dura
(que ha sido la norma, en una sociedad experta en tratar con una moneda nacional
desquiciada durante décadas).
• Ese diferencial ahora se ha revertido y significa una seria amenaza para
la evolución de los depósitos bancarios en pesos, que tienen ahora rendimiento
negativo tanto en términos de inflación como en dólares.
• El gobierno ha acelerado el ritmo de devaluación y ya equivale a
una depreciación del peso de entre 16% y 18% anual.
• Este rendimiento del dólar oficial se desprende de lo que el
Banco Central marca en los mercados futuros de dólar.
• La tasa implícita que arrojan los precios de los contratos
comparados con el valor spot del tipo de cambio mayorista oficial registraron
una significativa suba en los últimos dos meses.
> Hace dos meses para el contrato de fin de año, el Central
convalidaba una tasa implícita de 11%.
> Con la tasa implícita baja, la intención oficial era que los
inversores vendieran divisas en el spot y se cubrieran en el mercado de futuros
comprando a un tipo de cambio barato.
• Las razones de esta suba de la tasa son varias.
> Por un lado, debieron acelerar la depreciación del peso para no perder
competitividad, con una inflación alta, que no cede a pesar del enfriamiento
económico y con un real brasileño que ahora se devalúa.
> Por otra parte, al BCRA no le conviene continuar regalando dólares en
el mercado de futuros porque se deterioran los resultados de la entidad.
• En el mercado spot el BCRA también está acelerando la depreciación de la
moneda local.
• El mes pasado, por ejemplo, el dólar mayorista avanzó casi seis centavos,
lo que representó una tasa de 16% anual.
• Por un depósito a plazo, los ahorristas minoristas obtuvieron en promedio
apenas 11,1% anual, según datos del BCRA al 8 de junio.
• Los bancos del exterior esperan que el tipo de cambio oficial se
sitúe en no menos de $ 5,10 a fin de año, lo que aventajaría con claridad al
rendimiento de los depósitos a plazo fijo.
• Y están advirtiendo a sus clientes que la brecha entre el tipo
oficial y el marginal llegará a 50%.
• Esto ubica al dólar marginal en algo más de $ 7,50, lo que indica
una suba adicional de al menos 25 % para los próximos meses.
• Obviamente, el tipo contado con liquidación debiera correr
similar suerte.
• Es utópico pretender que la gente, en estas circunstancias y con el largo
historial de macrodevaluaciones y confiscaciones de la Argentina, pesifique
sumisamente sus ahorros.
• Con rendimientos negativos, sea ajustados por inflación o en términos de
dólares, los depósitos a plazo del sistema entran en zona de riesgo pues ya no
hay alicientes para constituirlos.
• Las últimas semanas han traído cierto deja vu para los
ahorristas e inversores,.
> Por un lado, el discurso del kirchnerismo pareciera hablarle al
corazón de los argentinos en un momento en que los oídos
están más atentos que nunca a lo que diga el bolsillo.
> Pero más temerario ha sido poner nuevamente en circulación la
palabra pesificación, a poco más de diez años de que
ese mismo neologismo le significara a millones de argentinos la más severa
detracción patrimonial de la historia.
• No se trata aquí de vislumbrar un ataque especulativo —como le gusta ver
al oficialismo— de los ahorristas; el lógico rechazo a perder plata podría
empujarlos a volcar sus fondos a bienes (precios) o dólares (tipo de
cambio).
• Previsoramente, las entidades están cuidando sus colchones de liquidez en
moneda local.
• Esa cautela se refleja en las licitaciones semanales de LEBAC y
NOBAC.
• La demanda de títulos del BCRA se ha reducido.
• Al mismo tiempo, las entidades comenzaron a concentrarse en letras de
menor
plazo, que representan más de la mitad de las compras.
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