El análisis
Por Fernando Laborda | LA NACION
Si la Presidenta se tomara el trabajo de desmenuzar la mayoría de las preguntas que le formularon en los últimos dos días los estudiantes de las universidades de Georgetown y Harvard, debería ensayar una fuerte autocrítica sobre la visión que se tiene de la Argentina y de su gobierno en el exterior.
Pero a partir de sus propias respuestas todo parece indicar que no se apartará de su costumbre de endilgarles la responsabilidad a los medios de comunicación.
Es probable que, con sus controvertidas expresiones en las dos universidades, Cristina Kirchner haya aportado algo más que un granito de arena para que los argentinos sigan siendo tristemente reconocidos en buena parte del mundo por su soberbia y exitismo.
Desde hace bastante tiempo, la Presidenta cultiva un mensaje corrosivo e hiriente, no exento de ironías dirigidas a quienes cuestionan sus políticas.
Pero en las últimas horas, el tradicional relato cristinista bordeó la sanata.
El nerviosismo presidencial quedó claramente de manifiesto anoche, en Boston, cuando la jefa del Estado no ocultó su fastidio por el hecho de que en una Escuela de Gobierno, como la de Harvard, se le hicieran más preguntas sobre su relación con la prensa y acerca de la libertad de expresión en la Argentina que sobre sus politicas de gobierno.
Más aún, deslizó una crítica a los estudiantes de Harvard al calificar como "poco académico" el tipo de interrogantes al que la estaban sometiendo.
Ese comentario parece suficiente como para reprobar a la Presidenta en su examen ante los alumnos.
La jefa del Estado argentino desconoció la importancia que para una democracia como la norteamericana y para una de las más prestigiosas universidades del mundo tiene el respeto por la prensa.
Prefirió ignorar que para cualquier estudiante norteamericano es inconcebible que un presidente no brinde conferencias de prensa, al tiempo que volvió a faltar a la verdad cuando reiteró que con la prensa habla "muchísimo".
En su exposición inicial en Harvard, la Presidenta arrancó diciendo que pretendía hablar más de "la crisis del mundo" que de la situación de su país.
Pero a los estudiantes presentes no pareció importarles su visión global:
todas las preguntas se refirieron a la Argentina y varias de ellas estuvieron precedidas por comentarios vinculados con el hecho de estar entre "los pocos privilegiados que pueden hacerle preguntas" a la presidenta argentina.
Tanto estos comentarios como las temáticas elegidas por los jóvenes pusieron de manifiesto cierta identificación entre las características del gobierno argentino con el régimen de Hugo Chávez.
Y las declaraciones presidenciales no permitieron vislumbrar un cambio de visión sobre un país que se percibe como cada vez más aislado, sin estadísticas oficiales transparentes ni confiables y con un gobierno proclive a los recurrentes manotazos frente a todo aquello que genere liquidez.
Una vez más, las preguntas fueron más relevantes que las respuestas.
No obstante, en materia económica la Presidenta dejó una definición, cuando pareció admitir que las restricciones cambiarias, como la prohibición de compra de moneda extranjera con fines de atesoramiento, obedecían a la necesidad de honrar las obligaciones de la deuda en dólares.
Pese a tal reconocimiento, insólitamente, afirmó que "no hay ningún cepo cambiario".
Insistió en que los países emergentes serán los que podrán volver a empujar la economía global, por lo que sostuvo que las medidas proteccionistas desde los países centrales constituyen un "grave error".
Nada dijo, sin embargo, sobre las fuertes restricciones a las importaciones por parte del gobierno argentino.
Sobre su potencial aspiración a ser reelegida en 2015, dio un doble mensaje.
Por un lado, admitió que la Constitución no permite la re-reelección y que no desea una reforma constitucional, pero al mismo tiempo señaló:
"No se trata de lo que yo quiero, sino de lo que puedo o debo".
De este modo, dejó abierta la posibilidad de que si existiera un consenso político pudiera habilitarse una nueva alternativa reeleccionaria.
En consonancia con esto último reconoció que, desde que sufrió la muerte de su esposo, se ha acostumbrado a "no tener planes" para su futuro.
Sorprendida por una pregunta de una estudiante acerca del fuerte incremento de su patrimonio en los últimos ocho años, la Presidenta se limitó a decir que la Justicia ya se pronunció sobre los cuestionamientos que se le efectuaron oportunamente y aportó un argumento novedoso, cuando se reconoció como "una exitosa abogada"(1) y dio a entender que su actual fortuna proviene de su trabajo en esa profesión.
El interrogante, que apuntaba a su crecimiento patrimonial durante su período como funcionaria, en el que obviamente no tuvo ingresos como abogada, quedó sin respuesta.
...
COMENTARIO
(1) De las dos entrevistas en las universidades de USA, la última fue lamentable...
Nuestra presidente (aunque no la hayamos votado) se reconoció como una exitosa abogada dejando en evidencia su mitomania:
En la mitomanía quien la sufre puede tener un carácter con rasgos paranoides.
Desfigura la idea que tienes sobre si mismo y la magnifica como en un delirio de grandeza o oculta datos con mentiras. Se diseña una historia y se la cree.
Para rematar con la DISCRIMINACIÓN a quienes estudian en la Universidad de La Matanza...
Actitudes semejantes no pueden ser evitadas por ningún asesor de imagen.
Surgen ESPONTÁNEAMENTE
Boletín Info-RIES nº 1102
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*Ya pueden disponer del último boletín de la **Red Iberoamericana de
Estudio de las Sectas (RIES), Info-RIES**. En este caso les ofrecemos un
monográfico ...
Hace 1 mes
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